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El prendimiento de Cristo



Prendimiento de Jesús es la denominación habitual de un episodio clave de los Evangelios Canónicos, dentro del ciclo de la Pasión de Cristo (que se inicia con la Última Cena y lleva, en última instancia, a su crucifixión).

Jesús, que se encontraba con sus discípulos en el huerto de los olivos (Getsemaní), es identificado al recibir el Beso de Judas (una señal convenida, y símbolo de su traición), y arrestado por el Ejército del Sanedrín, que le conducirá ante distintas instancias que debatirán su enjuiciamiento.

Según los Evangelios Canónicos, tras la Última Cena, Jesús y sus discípulos fueron a Getsemaní, un jardín situado al borde del valle de Cedrón, que probablemente era un huerto de olivos. Una vez allí se describe como Jesús abandona al grupo y se retira para rezar en privado. Los Evangelios sinópticos mencionan que Jesús le pide a Dios que lo libere de su pesada carga, y le solicita que no haya necesidad de llevar a cabo los eventos que sabía debían ocurrir, sin embargo dejando la decisión final en Dios.[1]

Lucas menciona que entonces un ángel apareció y le dio fortaleza a Jesús.,[2]​ en cambio los otros sinópticos solo mencionan su regresó después de la oración. Los sinópticos mencionan que los tres discípulos que acompañaban a Jesús estaban dormidos a su regreso, y que Jesús los criticó por haber fallado en permanecer despiertos tan solo por una hora, sugiriéndoles que debían rezar para poder evitar la tentación.[3]​ Los sinópticos mencionan que Jesús se fue y oró nuevamente, y nuevamente encontró a los discípulos durmiendo a su regreso, y que después de regañarlos por segunda vez los dejó nuevamente para orar por tercera vez.[4]

En este punto Judas aparece en escena, y los sinópticos agregan que Jesús alerta a sus discípulos acerca de esto antes de que Judas se acerque. Judas es acompañado por una multitud que los sinópticos reconocen como gente enviada por los sacerdotes principales, los escribas y los ancianos. Juan agrega que la multitud incluía a algunos soldados y oficiales de los sacerdotes principales y a fariseos. Es posible que Juan se refiera a la policía del Sanedrín.[5]​ Indiferente, ante la entrada del grupo de hombres al jardín, Jesús salió a su paso y les preguntó, "¿A quién buscan?". Ellos contestaron que estaban en busca de Jesús de Nazaret y Judas se encontraba entre ellos. Jesús les contestó, "Soy yo", en este punto todos los miembros del grupo que venía a arrestarlo cayeron al suelo.[6]

Los relatos tradicionales mencionan que Judas da un beso a Jesús, como señal preestablecida para señalar quién era Jesús a aquellos que acompañaban a Judas. Es poco claro el por qué la muchedumbre no sabría quién era Jesús, siendo que los líderes de los fariseos y saduceos habían dialogado con él previamente, pero un beso era un saludo judío tradicional dado a un maestro, lo cual puede indicar la razón real del acto.[7]​ La Versión de los Estudiosos hace notar acerca del versículo de Mateo 26:48 que "el hecho de que Judas necesitara usar un signo para señalarlo indica que Jesús no era reconocido en Jerusalén por su cara". Siendo identificado, la multitud arresta a Jesús, aunque uno de los discípulos de Jesús intenta detenerlos usando una espada mediante la cual corta la oreja de uno de los hombres de la multitud. El evangelio de Juan especifica que fue Simón Pedro quién cortó la oreja de Malco, un sirviente de Caifás, el sumo sacerdote. Lucas agrega que Jesús curó la herida. Juan, Mateo y Lucas mencionan que Jesús criticó el acto de violencia, insistiendo en que no debían resistirse al arresto de Jesús, Marcos sólo cita el acto.

En el evangelio de Mateo, Jesús dice todos los que toman la espada perecerán por la espada, expresión que se ha convertido en un tópico muy usado. Después del juicio de Jesús llevado a cabo por el Sanedrín, de acuerdo con el evangelio de Mateo, Judas se llena de remordimiento y trata de devolverles a los fariseos las treinta piezas de plata, diciendo que había "traicionado a sangre inocente". Cuando los sacerdotes rehúsan, diciéndole que su moral es asunto suyo, Judas, enojado, arroja el dinero en el templo, huye y se ahorca. En Hechos de los Apóstoles se menciona que Judas usó el dinero para comprar un campo, en el cual cayó de cabeza, "su cuerpo reventó y sus intestinos se desparramaron". El campo es conocido específicamente como Aceldama, o "Campo de Sangre". Los escépticos citan estos relatos como mutuamente excluyentes. Los apologistas armonizan estos eventos diciendo que Judas compró el campo y se colgó el mismo en él y algún tiempo después su cadáver descompuesto estalló.[8]​ En el recientemente reconstruido Evangelio de Judas, Judas es representado como el discípulo más apreciado por Jesús, uno al cual él enseñó muchas verdades ocultas. Las acciones de Judas no representan una traición en este relato, sino un acto de amistad, y Judas actúa según las instrucciones explícitas de Jesús.

El Prendimiento es un tema iconográfico muy tratado en el arte cristiano, desde la pintura a la imaginería propia de Semana Santa.



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