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El secreto de la flor de oro



El secreto de la flor de oro es una obra taoísta china sobre meditación, fue traducida por Richard Wilhelm (también traductor, en los años veinte, del clásico doctrinal chino I ching). Wilhelm, amigo de Carl Gustav Jung, era alemán, y sus traducciones del chino al alemán fueron más tarde traducidas al inglés por Cary F. Baynes. De acuerdo a Wilhelm, Lü Dongbin fue el principal origen del material presentado en el libro. Recientemente (1991), la misma obra ha sido traducida por Thomas Cleary, un erudito sobre estudios orientales.

En chino, el libro se llama Tai Yi Jin Hua Zong Zhi (太乙金華宗旨).

Existen diferencias significativas entre las traducciones de Wilhelm y Cleary. Wilhelm fue introducido en la obra a partir de su maestro chino,[1]​ mientras Cleary, como erudito dotado, llegó a su propia traducción e interpretación.

Los trabajos clásicos de filosofía china conservan un espectro de ciencia premoderna, procedentes de un tiempo en donde filosofía y ciencia todavía no se hallaban tan diferenciadas.[2]

La fundación de sus enseñanzas a menudo no se corresponde a la ciencia moderna, incluso las enseñanzas son de una eficacia significativa a la hora de suministrar un grado de conciencia que de otra manera podría permanecer oscurecido por la atención de la sociedad moderna a las normas más rigurosas de pensamiento racional (para una discusión más amplia sobre posibles beneficios, ver Meditación). En términos chinos, estos trabajos doctrinales incluyen pensamiento yin con pensamiento yang, es decir, reflejan tanto percepción intuitiva como racional. La percepción intuitiva se acumula y se mejora con la práctica y el tiempo. El pensamiento racional se beneficia de una mayor agudeza de la percepción intuitiva.

La traducción de Wilhelm fue el resultado de su presencia en China, donde aprendió doctrina china clásica de un maestro chino. En el sentido de transmitir las impresiones recibidas de su maestro, el trabajo de Wilhelm tiende a retratar el aspecto más yin (sensitiva) de El Secreto de la flor de oro, mientras que la de Cleary es una traducción más académica, más yang (intelectual). Jung proporciona comentarios para sendas traducciones principales chinas de Wilhelm, incluyendo (en 1949) las diecinueve páginas (pp. xxi-xxxix) del prefacio sobre la traducción de Wilhelm/Baynes del I ching, aumentando su aspecto «filosófico». Cleary se toma varias oportunidades a la hora de criticar la validez de la traducción de Wilhelm.

Al igual que la historia de los ciegos describiendo un elefante, parece que el aspecto poético de la doctrina china comunica una imaginería que sirve para informar y confirmar a los practicantes de acuerdo a sus propias predisposiciones. La imaginería poética transmite esencialmente ideas y percepciones más adecuadas a la imaginación que al razonamiento, con la esperanza de que con el tiempo una convergencia de imaginería y razón llegue a ocurrir de un modo que sea informativo.

A pesar de la diversidad de impresiones, interpretación y opinión expresadas por Wilhelm, Jung y Cleary, la técnica de meditación descrita en El secreto de la flor de oro es una técnica sencilla, silenciosa (la descripción del libro de meditación ha sido caracterizada como Zen con detalles). La técnica de meditación, enunciada en lenguaje poético, se reduce a una fórmula sobre la postura, la respiración y la contemplación. La postura principalmente se relaciona con una posición recta. La respiración es descrita detalladamente, principalmente en términos de la fisiología esotérica del camino del qi (también conocido como chi o ki), o energía vital.

El camino de la energía asociado con la respiración ha sido descrito como semejante a una rueda interna alineada verticalmente con la columna vertebral. Cuando la respiración es constante, la rueda gira hacia adelante, con la energía vital aumentando en la espalda y descendiendo en el frente. Malos hábitos de respiración (o mala postura, o incluso malos pensamientos) pueden ocasionar que la rueda no gire, o retroceda, inhibiendo la circulación de la energía vital esencial. En contemplación, se observan los pensamientos como van surgiendo y retrocediendo.

Se recomienda un mínimo de quince minutos de práctica de meditación al día. Después de cien días, habría que comenzar a conseguir un sentido para el método. La técnica de meditación es complementada con las descripciones de las afirmaciones de progreso en el curso de una práctica diaria, sugiriéndose las etapas que podrían ser alcanzadas y aquel fenómeno que puede ser aprehendido como una sensación de ligereza, como flotar hacia arriba. Tales beneficios son atribuidos a la mejora energética interna asociada con la circulación energética respiratoria, mejoras que alivian impedimentos previamente existentes. Varios dibujos retratan imágenes relevantes para la evolución personal del practicante en meditación, imágenes que pueden ser algo confusas en términos de un análisis puramente racional:

Entonces, condiciones variadas son retratadas como percibidas separadamente, incluso cuando cada percepción separada forme parte de una conciencia total.

Basándose en los contenidos de este libro, taoístas chinos creen que esta obra fue escrita por Wang Chongyang, que fue estudiante de Lü Dongbin. Su enfoque se dirigió más a las técnicas de práctica alquímica interior que a la teoría.

En la traducción de Wilhelm, su maestro chino le enseñó la siguiente explicación: el practicante verá una imagen brillante enfrente del punto medio de sus dos ojos. Esta imagen fue denominada mandala (o dkyil-vkhorin en el budismo tibetano). En varias tradiciones espirituales, tales como el tantra maja-vairochana del budismo tibetano, los mandalas son una parte clave en la práctica meditativa.

Taoístas chinos creen que esta imagen brillante tiene una estrecha relación con la esencia original, la flor de oro, y la luz original. Si el practicante ve el mandala, significa que él o ella ve parte de la esencia original, y el o ella están entrando en el nivel inicial de la esencia inmortal. La traducción de Wilhelm describe algunas de las imágenes del mandala.

En septiembre de 2007, cien años después de que Wilhelm conociese a su maestro chino, el 18º transmisor de la Dragon Gate Taoism, Taoist Wang Liping entrenó a ocho europeos basándose en las técnicas de El secreto de la flor de oro. Al sexto día del curso de entrenamiento, seis de los ocho afirmaron que veían el mandala y dibujaron las imágenes (todas diferentes...). Los resultados fueron publicados en la revista pseudocientífica Investigación Académica Contemporánea.[3]

Presumiblemente, lo mismo es cierto en el caso de la doctrina de El secreto de la flor de oro. Aunque la edición original de Wilhelm apareció por primera vez en el otoño de 1929, pocos meses antes de morir (según el Prefacio de Baynes), Jung indica en su prólogo a El secreto de la flor de oro que Wilhelm le había enviado el texto con anterioridad, y también indica que fue a iniciativa de Jung que la obra fuera publicada.



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