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El vicario



El vicario en alemán su idioma de origen: Der Stellvertreter. Ein christliches Trauerspiel y en inglés The Deputy, a Christian tragedy o The Representative, es un controversial drama de 1963 de Rolf Hochhuth que imputa al Papa Pío XII no haber adoptado medidas ni haber expresado una clara posición contra el Holocausto. Ha sido traducida a más de veinte idiomas[1]​ y una versión en inglés del texto completo realizada por Richard y Clara Winston fue publicada como The Deputy: A Play, por Grove Press en 1964, con una carta del Dr. Albert Schweitzer al editor alemán de Hochhuth como prólogo. La versión del texto en español, publicada por Grijalbo con traducción de Agustín Gil en 1964, tuvo ocho reimpresiones hasta 1977.

La pieza se estrenó en Berlín el 20 de febrero de 1963 bajo la dirección de Erwin Piscator. Su debut en inglés se produjo en el en el teatro Aldwych en 1963 representada por la Royal Shakespeare Company en una traducción de Robert David MacDonald, dirigida por Clifford Williams. Actuaron Alan Webb/Eric Porter como Pío XII, Alec McCowen como el Padre Fontana e Ian Richardson. Posteriormente fue repuesta en el teatro Citizens de Glasgow en 1986 y en el teatro Finborough de Londres en 2006. Una versión abreviada que fue dada en Broadway el 26 de febrero de 1964 en el teatro Brooks Atkinson con Emlyn Williams como Pío XII y Jeremy Brett como el Padre Fontana llegó a las 316 representaciones.

En 2002 se estrenó Amen., la versión fílmica de El vicario, una coproducción franco-rumana-alemana dirigida por Costa Gavras y protagonizada por Ulrich Tukur, Mathieu Kassovitz y Sebastian Koch. El punto forma parte del título original, para enfatizar la conocida expresión hebrea que suele traducirse en español como "así sea".

La obra se inicia en Berlín con un debate entre Gerstein y el Nuncio apostólico acerca de si el Papa Pío XII debería haber derogado el Reichskonkordat firmado entre la Santa Sede y Alemania, para protestar por las acciones del gobierno nazi. Luego el padre Ricardo Fontana, el sacerdote protagonista y Gerstein se encuentran por primera vez en tanto un conjunto de aristócratas, industriales y funcionarios oficiales (incluyendo Adolf Eichman) pasan una velada en un salón subterráneo. La escena es más bien macabra, con diálogos que oscilan entre comentarios amables y debates sobre el tratamiento a dar a los judíos. Un frío industrial católico protagonizado por el mismo actor que hace de Pío XII defiende la utilización de mano de obra esclava. La última escena finaliza con el padre Fontana encontrando a Gerstein en su departamento y accediendo, a ruegos de éste, a intercambiar documentos y ropas con un judío de nombre Jacobson, que Gerstein había mantenido escondido para ayudarle a escapar.

Los diálogos ponen el énfasis en aseverar que Hitler temía a Pío XII más que a cualquiera de sus contemporáneos y que los intereses comerciales del Papa le impedían condenar a Hitler. Uno de los cardenales argumenta que los nazis son la última barrera que queda contra la dominación soviética de Europa.

Mientras los judíos son detenidos para su deportación "bajo las narices del Papa", el padre Fontana declara que "hacer nada es peor que tomar partido … Dios puede perdonar un verdugo por su tarea pero no a un sacerdote, menos a un Papa" y un oficial alemán comenta que el Papa dio "audiencias amistosas a miles de miembros del ejército alemán.[2]​ El sacerdote expone la idea de seguir el ejemplo de Bernhard Lichtenberg y seguir a los judíos a los campos de la muerte en el Este y posiblemente compartir con ellos su destino.

Pío XII con una "helada sonrisa", "frialdad aristocrática" y un "brillo helado" en sus ojos[3]​ expone su preocupación respecto de los activos financieros del Vaticano y el bombardeo aliado de las fábricas en Italia. Pío XII reitera sus instrucciones de ayudar a los judíos pero afirma que debe mantener silencio ad maioram mala vitanda (para evitar males mayores).[4]​ Cuando es cuestionado por un enojado Fontana, Pío XII pontifica sobre la importancia geopolítica de una Alemania fuerte vis-a-vis contra la amenaza soviética.[5]​ Finalmente el padre Fontana obliga a que el Papa por vergüenza dicte una declaración para su difusión pública pero, sin embargo, su terminología es tan vaga que todos están seguros de que será ignorada por los alemanes.

El padre Fontana se coloca la estrella de David y se une a los deportados para morir en Auschwitz, donde tiene lugar el resto del acto. Aunque Gerstein concurre al campo en un intento de rescatarlo pero finalmente son descubiertos, el sacerdote es muerto a tiros en tanto Gerstein es detenido. La pieza concluye con una cita del embajador alemán Weizsäcker: "Dado que una futura acción respecto del problema judío no es esperable aquí, en Roma, debe considerarse que este problema, tan perturbador en las relaciones de Alemania con el Vaticano, ha sido superado"[6]

El vicario recibió los premios Gerhart Hauptmann (1962) y Berliner Kunstpreis (1963).



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