Adelaida Emma Guillermina Teresa de Waldeck y Pyrmont (en alemán: Adelheid Emma Wilhelmina Theresia; Arolsen, Waldeck, 2 de agosto de 1858 - La Haya, 20 de marzo de 1934) fue reina consorte de los Países Bajos por su matrimonio con el rey Guillermo III, también Gran Duque de Luxemburgo, entre 1879 y 1890. Tras la muerte del rey, fue reina regente hasta la mayoría de edad de su hija Guillermina en 1898 y reina madre hasta su fallecimiento, siendo un miembro muy popular de la familia real holandesa. Muy aficionada a la talla de madera, poseyó un taller en Utrecht.
Nacida en Arolsen, capital del pequeño principado alemán de Waldeck-Pyrmont, el 2 de agosto de 1858, era hija del príncipe Jorge Víctor de Waldeck-Pyrmont y de su esposa, la princesa Elena Guillermina Enriqueta de Nassau. Era la cuarta hija de cinco hermanas y un hermano.
Su hermano Federico de Waldeck-Pyrmont, fue el último gobernante del principado. Su hermana María se casó en 1877 con el futuro rey Guillermo II de Wurtemberg. Otra de sus hermanas, Elena Federica, se casó con el príncipe Leopoldo, Duque de Albany, hijo de la Reina Victoria del Reino Unido y del príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, quien murió prematuramente después de dos años de matrimonio.
La princesa creció en el palacio de Arolsen, recibiendo una completa educación cristiana y se la instruyó en costura, dibujo y literatura francesa. Su hija Guillermina escrió en su autobiografía sobre los orígenes de su madre: "Su hogar paterno era culto. Especialmente cuando se tiene en cuenta el hecho de que las pequeñas cortes alemanas tenían por entonces medio siglo o más de retraso con respecto a la sociedad ordinaria". Emma dijo en una entrevista en 1929 que su madre era el eje de todo y que su educación recayó en ella.
La madre de Emma murió en 1888, tras lo cual su padre se volvió a casar en 1891 con Luisa de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, que era solo siete meses mayor que Emma. Jorge Víctor de Waldeck-Pyrmont tuvo un hijo más con ella.
Guillermo III tenía la edad suficiente para ser el padre de Emma o incluso su abuelo. En su fiesta de compromiso el 29 de septiembre de 1878 en Arolsen, Emma tenía veinte años y Willem, sesenta y un años. Se casaron el 7 de enero de 1879 en el palacio de Arolsen. Emma era una pariente lejana de su esposo, su tatarabuela Carolina de Orange-Nassau era hermana del bisabuelo de su marido, Guillermo V de Orange-Nassau. El tatarabuelo de Emma, Federico I de Wurtemberg, también era hermano de la abuela de Guillermo, la zarina Sofía Dorotea de Wurtemberg.
Este viejo soberano tenía una reputación desastrosa: licencioso, disoluto, de mal carácter, incluso violento, considerado el "más decadente de la época". El matrimonio con su prima Sofía de Wurtemberg había sido un rotundo fracaso contaminado por numerosos escándalos. Viudo desde 1877 se vio obligado a contraer matrimonio por segunda vez para salvar a la Casa de Orange de la extinción. Aunque tenía dos hijos que aun vivían, los príncipes Guillermo y Alejandro, el primero había roto relaciones con su padre y no parecía querer casarse, y el segundo mostraba una constitución enfermiza y depresiva.
La elección de Emma se produjo después de que los ministros de Guillermo III rechazaron un matrimonio con la cantante de ópera Émilie Ambre, a la que él había ennoblecido deliberadamente para casarse con ella. Decide casarse con una mujer de su rango, pero la princesa Thyra de Dinamarca, hermana de la princesa de Gales y de la zarina, lo rechaza. El rey luego se vuelve hacia su familia y pide la mano de su sobrina Isabel de Sajonia-Weimar-Eisenach. Sin embargo, la Gran Duquesa Sofía de Sajonia-Weimar, hermana del rey y madre de la niña, se negó debido a la mala fama de su hermano. Ella fue quien lo alentó a que contactara con los príncipes de Waldeck-Pymont, que tenían varias hijas casaderas. Allí conoció a Emma y a su hermana Paulina. El rey primero se interesó por Paulina, quien se negó a casarse con este rey sexagenario perseguido por una vida escandalosa. En cambio, Emma aceptó este matrimonio, a pesar de todo, muy brillante para la princesa de un pequeño estado alemán.
Al establecer las condiciones del matrimonio, Emma recibió como dote de sus padres 40,000 florines. Recibiría la misma cantidad de su esposo cada año. Por cada hijo que naciera del matrimonio, Guillermo le daría 50,000 florines en valores de la deuda nacional holandesa, que recibirían a los dieciocho años. Hasta entonces, Emma recibiría el interés anualmente.
Con el rey Guillermo, Emma sólo tuvo una hija, la futura reina Guillermina de los Países Bajos, el 31 de agosto de 1880, que nació en ese momento como princesa. Pero la situación había de cambiar. En junio de 1879, poco después de la boda de su padre, murió el príncipe heredero Guillermo, y en 1884 murió el príncipe Alejandro. También habían muerto el hermano de Guillermo, el príncipe Enrique y su tío Federico. Como ninguno de estos príncipes tuvo descendencia masculina, Guillermo III derogó la ley Sálica en 1884 y proclamó a su hija, Guillermina, de 4 años, heredera del trono.
En ese momento el rey tenía sesenta y cinco años, por lo que se considera necesario designar un regente que se haga cargo de la autoridad real en nombre de la princesa hasta que fuera mayor de edad. El 29 de julio de 1884, la Asamblea conjunta de las dos Cámaras de los Estados Generales aprobó el nombramiento de la reina Emma como regente.
Sin embargo, ese mismo año, un nuevo tratado entre los Países Bajos y Luxemburgo confirma que solo un descendiente masculino podría ser el Gran Duque de Luxemburgo. Guillermo quiso modificar el tratado para que Guillermina pudiera heredar el Gran Ducado, y así ambos estados permanecieron unidos, pero Emma lo convenció de mantener el antiguo acuerdo. Como resultado, después de la muerte de Guillermo, un tío de Emma, el duque Adolfo, perteneciente a la casa de Nassau-Weilburg, se convirtió en el nuevo Gran Duque.
En 1888, Emma también sería nombrada guardiana de la heredera al trono, cuando la salud del rey se deterioró bruscamente. En mayo de ese año, la familia real dejó atrás el ajetreo y el bullicio de La Haya y se retiró a Het Loo. El rey ya no podía gobernar; por lo tanto, el 14 de noviembre de 1890, la reina Emma fue nombrada por unanimidad de los Estados Generales como regente de su esposo. Pero el 23 de noviembre de 1890, el monarca murió a los setenta y tres años, y la corona fue entregada a la princesa Guillermina, de diez años. Emma actuó como regente de su hija, que jurando su cargo el 8 de diciembre de 1890, hasta el decimoctavo cumpleaños de Guillermina.
A diferencia de su difunto esposo, siguió de cerca las reglas constitucionales. Se reunía con cada ministro cada catorce días, aceptaba audiencias de cualquiera que quisiera hablar con ella e insistió en manejar personalmente la mayor cantidad de correspondencia posible, incluso si se encontraba en Het Loo o en Soestdijk. Durante la regencia, la reina Emma se enfrentó tres veces a un cambio de gabinete.
Además de sus deberes administrativos, la reina Emma dedicó considerable atención a la educación de su hija. A sus ojos, la juventud de la nueva reina terminó cuando cumplió los dieciséis años, y a partir de entonces tuvo que "prepararse" durante otros dos años para su papel como reina. Hasta 1896 Guillermina estuvo rodeada solo de profesores y ancianos, miembros de la casa real.
Emma fue una anciana prematura, pues a los 30 años parecía mucho mayor de lo que en realidad era y su salud era frágil.
El 31 de agosto de 1898, Guillermina alcanzó la mayoría de edad y fue jurada como reina. La joven monarca pronto buscó su propio camino, tratando de eludir la presión de su madre, pero a menudo tuvo que acudir ante la gran experiencia de Emma sobre cuestiones de gobierno. Inicialmente las dos reinas vivían juntas en el palacio Noordeinde, pero en 1901, cuando Guillermina se casó, Emma se retiró al palacio Lange Voorhout. Por entonces huía de los actos sociedales de la corte, sin embargo, tenía grandes ingresos y también recibía en audiencia. A pesar de que vivía retirada, como viuda de rey, mantuvo un importante estatus.
La reina Emma estuvo muy comprometida con la lucha contra la tuberculosis, que en ese momento era una enfermedad muy temida. En 1869 había perdido por esta enfermedad, a una de sus hermanas, Sofía, de quince años.
Cuando nació su primera nieta, la princesa Juliana en 1909, se estudió la posibilidad de que fuera necesaria una nueva regencia durante la minoría de Juliana. El gobierno consideraba que el esposo de Guilermina, el príncipe Enrique, no era adecuado, mientras que los políticos holandeses guardaban buenos recuerdos de la regencia de Emma. Guillermina estuvo de acuerdo y se aceptó que Emma volviese a ser la regente en caso de la necesidad.
Emma murió el 20 de marzo de 1934 a la edad de 75 años a causa de los efectos de la neumonía. Primero cogió un resfriado y debido a que todavía no había antibióticos, la enfermedad empeoró a bronquitis y finalmente a la neumonía mortal. Sus restos fueron enterrados el 27 de marzo en la cripta de los Orange en la Nieuwe Kerk en Delft.
Tras su muerte, se emitieron dos billetes de banco holandeses e indios de 10 y 20 florines con la imagen de la reina Emma, siguiendo las instrucciones de la reina Guillermina.
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