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Enfermedad de La Peyronie



La enfermedad de La Peyronie, también llamada induración plástica del pene o IPP, es una enfermedad de causa desconocida, que se caracteriza por la formación de una banda fibrosa en la túnica albugínea de los cuerpos cavernosos del pene que provoca la desviación o curvatura del pene durante la erección.[1]​ Dependiendo de la extensión de la banda fibrosa, el proceso puede imposibilitar la penetración o hacer que la erección resulte dolorosa.

Su nombre se debe al médico francés Francois Gigot de La Peyronie, cirujano del rey Luis XV de Francia, que en 1743 la describió como “la aparición en el pene de un lecho arrosariado de tejido fibroso que origina una incurvación apical durante la erección”.[2]

Su prevalencia es aproximadamente de un 1 % en la raza blanca, rara vez entre la raza negra y no ha habido casos descritos entre personas de origen oriental. Aparece en varones de edad media y en aproximadamente un 10 % de los casos se asocia con la Enfermedad de Dupuytren o contractura de la aponeurosis palmar. Menos frecuentes son las asociaciones con la enfermedad de Ledderhose o fibromatosis de la aponeurosis plantar y la existencia de tejido fibroso en el lóbulo de la oreja. Un 75 % de los casos se presenta entre los 45 a 60 años, aunque puede producirse a edades anteriores o más tardías.[3]

El proceso comienza como una reacción inflamatoria entre la túnica albugínea y los cuerpos cavernosos, que finalmente evoluciona hasta que las fibras de colágeno son sustituidas por tejido fibroso no elástico, que constituye la placa característica de la enfermedad.

Aunque su causa continúa siendo desconocida, las hipótesis existentes llevan a creer que se trata de un proceso inflamatorio de etiología multifactorial que afecta a individuos genéticamente predispuestos. La aparición de anticuerpos antinucleares en un 24 % de los pacientes con esta patología, la hipergammaglobulinemia y la asociación con otras enfermedades fibroplásticas sugieren una base autoinmune.

Dentro de los factores precipitantes que desencadenarían la enfermedad, la teoría más aceptada es que los múltiples microtraumas que sufre el pene durante la actividad sexual provocarían una respuesta inflamatoria en individuos predispuestos que finalmente evolucionaría hacia la fibrosis.

Los principales factores de riesgo son antecedentes de procedimientos invasivos en el pene, trauma en pene flácido o erecto durante el acto sexual, obesidad y tabaquismo. También se ha relacionado con patologías como hipertensión arterial, diabetes mellitus y dislipidemia.[4]

Algunos estudios sugieren que son estos factores los que debilitan los vasos sangúineos y producen su ruptura durante el coito. Esto lleva a la formación de un hematoma y su subsecuente organización como placa fibrosa en individuos predispuestos, por lo que el tratamiento de dichos factores podría prevenir el desarrollo de la enfermedad.[5]

Las personas circuncidadas parecen tener un mayor riesgo de padecer la enfermedad de Peyronie, se especula que esto es debido a las funciones mecánicas del prepucio, el cual absorbe muchas de las tensiones que se producen durante el acto sexual, cuando el prepucio ha sido eliminado por la circuncisión el pene es sometido a fuerzas significativamente más violentas que podrían causar traumas y favorecer la aparición de la enfermedad. Por otro lado los hombres circuncidados al no tener tanta sensibilidad podrían efectuar movimientos más bruscos para tratar de experimentar placer, lo cual también podría causar daños.[cita requerida]

Los síntomas más habituales de consulta son: la deformidad del pene y dolor durante la erección, así como la disfunción eréctil. El dolor aparece durante la fase inflamatoria de la enfermedad, generalmente es leve y se presenta durante la erección. La incurvación del pene puede ser hacia su cara dorsal, ventral o lateral, produciendo acortamiento de este.[6]

El síntoma principal de la enfermedad de Peyronie es un endurecimiento en el pene, denominado placa, que con el pene en estado de erección causa una retracción del tejido del pene, provocando el encurvamiento. La placa se expande en forma de circunferencia que observada en dirección vertical, ofrece como resultado una constricción en forma de cuello de botella, adoptando una forma cónica o de reloj de arena.

Dependiendo de la extensión de la zona afectada, estos síntomas también pueden aparecer en combinación. En ocasiones puede dar lugar a dolor durante la erección.

El IPP es causa directa de disfunción eréctil, por provocar falta de sensibilidad en el glande. Esto es así, porque la placa progresa entre los tejidos próximos, desplazando nervios y vasos sanguíneos. En casos avanzados, esto tiene como efecto, graves casos de incapacidad para realizar el acto sexual. Por ello la enfermedad puede favorecer la aparición de problemas psicológicos asociados, como disminución de autoestima, depresión e irritabilidad. Lo usual es que la evolución sea progresiva, aunque en ocasiones, alrededor del 20 % de los casos, y en fases incipiente en su desarrollo del mal, pueden producirse mejoras espontáneas sin ningún tratamiento.

Se diagnostica mediante inspección y palpación.

El tratamiento mediante cirugía está indicado cuando la enfermedad causa incapacidad para mantener relaciones sexuales satisfactorias, debido a que la incurvación del pene es severa impidiendo la penetración y causando dolor tanto al paciente como a su pareja. Previamente a realizar la intervención es preciso comprobar la estabilización de la enfermedad, un paciente cuya enfermedad se encuentra en evolución no debe ser intervenido, por la posibilidad de que exista una recidiva posterior que precisaría una segunda intervención. Por tanto es preciso aguardar a la estabilización de la enfermedad que tiene lugar por término medio entre un año y año y medio tras el inicio de los síntomas.[7]

La cirugía tiene como objetivo enderezar el pene. La técnica más empleada es la plicatura de los cuerpos cavernosos, procedimiento que no actúa sobre la placa de fibrosis, sino sobre la convexidad del pene, rectificándola. Aunque el porcentaje de corrección de la curvatura es elevado, su principal inconveniente es el acortamiento peneano y la disfunción eréctil que aparece en un porcentaje de estos individuos.[8]

Existen diversas técnicas quirúrgicas:

Las complicaciones más frecuentes debidas a la cirugía son aumento de la disfunción eréctil, corrección parcial del problemas, recurrencia de la enfermedad y aparición de nuevas placas, flacidez del glande por lesiones nerviosas, hidrocele, rechazo del injerto e infección de la herida.[10]

Hay personas que afirman que se han curado completamente de esta enfermedad tomando diversos preparados realizados con agua, clara de huevo, cloruro de magnesio disuelto y otras muchas sustancias, o realizando diferentes prácticas físicas. Tales remedios son ineficaces, no existe ninguna evidencia científica para su utilización, y en muchas ocasiones son perjudiciales y peligrosos para la salud. En cambio se sabe que con relativa frecuencia la enfermedad se resuelve espontáneamente sin ningún tipo de tratamiento.[11]​ Sin embargo, esta posibilidad de una curación espontánea solo existe, según las pautas de la EAU (Asociación Europea de Urología) y las publicaciones de expertos en esta campo, mientras no se ha formado una placa apreciable al tacto.[12]




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