En la dermatología, el término equimosis alude a un signo clínico; define una lesión subcutánea caracterizada por depósitos de sangre extravasada debajo de la piel intacta. Se clasifica como contusión simple y es un signo inequívoco de vitalidad. Su tamaño puede variar. Se puede localizar en la piel o en la membrana mucosa.
Después de un trauma local, los eritrocitos o células sanguíneas son fagocitados y degradados por los macrófagos. El color rojo-azulado es producido por una enzima que convierte la hemoglobina en bilirrubina, la cual es de color azul-verdoso. La bilirrubina se convierte en hemosiderina, que tiene un color entre dorado y café, lo que genera el cambio de colores. La equimosis es el sangrado interno de la piel provocado por la ruptura de algún vaso sanguíneo.
Cuando la equimosis ocasiona una elevación palpable de la piel sobre la misma se le llama hematoma o, comúnmente, moretón. Si su tamaño es muy pequeño, se le llama petequias.
Los hematomas se pueden dividir en tamaños. Por definición, una equimosis oscila entre 1 y 2 centímetros de largo, y son más largas que las petequias (1-2 mm) o pigmentos púrpuras que son mayores a 3 mm. Los hematomas también tienen bordes difusos de color púrpura azulado.
Los dermatólogos prefieren diferenciar púrpura, petequia y equimosis por sus nombres descriptivos. Otros especialistas, como los internistas, frecuentemente los denominan equimosis, porque la distinción no es relevante en un caso particular.
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