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Escuela de Alcalá de Guadaira



Escuela de Alcalá de Guadaíra o escuela de paisajes de Alcalá de Guadaíra se llamó al círculo de pintores inicialmente convocados por Manuel Ussel de Guimbarda que, a partir de 1890 y en torno a la figura de Emilio Sánchez Perrier, se reunieron y pintaron con espíritu plenairista en las riberas del río Guadaíra, cercanas a dicha localidad sevillana.

Experiencias similares en la España de finales del siglo XIX fueron también: la escuela paisajística de Olot en Cataluña; la Colonia artística de Muros de Nalón, en Asturias; o, posteriormente, la escuela del Bidasoa, en el País Vasco.[1]

En todas ellas, con mayor o menor voluntad y conciencia de grupo, se desarrollaron tímidas escuelas paisajistas, a imagen y semejanza de otras que en la época se estaban creando en Europa y América. Todas ellas seguían el ejemplo de la escuela de Barbizon, en los bosques de Fontainebleau próximos a París, cuna de la pintura impresionista y el pleanirismo militante.[nota 1]

A finales del siglo XVIII y a lo largo del XIX, la afluencia de viajeros europeos a España, y en especial por la exótica Andalucía, atrajo a escritores, geógrafos, dibujantes y pintores. De los últimos ha quedado una rica documentación gráfica. En ella pueden encontrarse ejemplos de inopinados pioneros de la escuela paisajística alcalareña, como David Roberts (1796-1864).

Antes de que el Parque de María Luisa fuese donado a la capital sevillana en 1893, el campo de recreo de sus habitantes era la ribera del Guadaíra y especialmente Alcalá. La construcción de la vía férrea que unía al pueblo con la capital en 1873 había fomentado el excursionismo, que antes se realizaba preferentemente en barca a lo largo del río. Entre los más asiduos paseantes al aire libre habían estado los pintores realistas de mediados del siglo XIX. La concentración de paisajistas ávidos de emociones au plein air en el último cuarto del siglo XIX, daría como fruto una rica galería de temas fluviales.

Uno de los aspectos distintivos (y en cierto modo sorprendente) de la producción paisajística de la escuela del Guadaíra es el desequilibrio entre la abundante obra pintada y la escasez de parajes pictóricos disponibles, lo que redunda en la representación del mismo motivo infinitas veces por distintos pintores (y en ocasiones por uno solo de ellos).

Los principales entornos y temas representados fueron:

Curiosamente, su obra no tenía salida en la rancia sociedad sevillana andaluza de la época, más apegada al género costumbrista en lo popular y al histórico en lo oficial.[nota 2]​ El pintor José Pinelo, colega y discípulo de Sánchez Perrier, fue a menudo marchante del círculo alcalareño, organizando exposiciones en Argentina, México, Uruguay, Brasil y EE. UU. Muchos de aquellos cuadros han sido reimportados luego por coleccionistas españoles, como Mariano Bellver.

En 2002, organizada por la Diputación de Sevilla y coordinada por Fernández Lacomba se presentó la muestra retrospectiva "La Escuela de Alcalá de Guadaíra y el paisajismo sevillano. 1800-1936".[3]

Algunas fuentes incluyen en esta escuela a algunos pintores cuya participación fue esporádica, marginal o breve, entre ellos a su supuesto inspirador, Manuel Ussel de Guimbarda (1833-1907), o a representantes de la pintura regionalista andaluza como Gonzalo Bilbao (Molino de Alcalá -1885- M.B.A.Sevilla), José García Ramos (Lavanderas en un tramo tranquilo del río (Molino de Benarosa) -1885- (Christie's, 8 de julio de 2011; Londres), Fernando Tirado o Francisco Hohenleiter.



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