Eusebio Francisco Kino cumple los años el 10 de agosto.
Eusebio Francisco Kino nació el día 10 de agosto de 1645.
La edad actual es 379 años. Eusebio Francisco Kino cumplió 379 años el 10 de agosto de este año.
Eusebio Francisco Kino es del signo de Leo.
Eusebio Francisco Kino nació en Segno.
Eusebio Chini Lucci o Eusebius Franz Kühn transliterable igualmente como Kuehn (Segno, Principado-Obispado de Trento, 10 de agosto de 1645 – Santa María Magdalena, Nueva España, 15 de marzo de 1711), también llamado Padre Kino por transliteración fonética aproximativa de su apellido al español, fue un misionero, explorador, cartógrafo, geógrafo y astrónomo jesuita austriaco-italiano, distinguido entre los indígenas de lo que hoy es el noroeste de México y el Suroeste de Estados Unidos por sus métodos de evangelización, fundador de 20 misiones o visitas y conocido por su capacidad para entablar relaciones entre los indígenas y las instituciones religiosas que representaba.
La epopeya del Padre Kino (Kuehn) comenzó en Segno, actualmente perteneciente al municipio de Predaia, una pequeña población de las montañas del Tirol italiano, no lejos de la histórica ciudad de Trento. Allí nació el 10 de agosto de 1645 en una típica habitación de piedra y madera.
El joven Eusebio Francisco, habiendo mostrado muy pronto dotes de inteligencia excepcional, fue enviado por sus padres al colegio de los jesuitas en Trento, donde fue iniciado en el conocimiento de las letras y las ciencias. De allí continuó al colegio jesuita de Hall, cerca de Innsbruck, Austria, para seguir cultivando su interés por las ciencias y las matemáticas. A los veinte años de edad, Kino inició el largo camino de la típica formación de los miembros de la Compañía de Jesús.
Al concluir sus estudios teológicos, el duque de Baviera le invitó a desempeñar las cátedras de ciencias y matemáticas en la Universidad de Ingolstadt. Sin embargo, Kino había solicitado años antes ser enviado a China cuando concluyera sus estudios. Tocó en suerte que solo había dos misiones disponibles, una para Filipinas y la otra para México. A fin de decidirse quién iría a Asia y quién se quedaba en América se efectuó un sorteo, y al Padre Kino le tocó esta última.
A mediados de junio de 1678, con otros dieciocho compañeros se embarcó en el puerto de Génova rumbo a Cádiz. Esperaban abordar la flota que, por verano, salía para el Nuevo Mundo. Niebla, corrientes y vientos al acercarse a Gibraltar indujeron a error al piloto italiano, que solo pudo llegar a la costa cercana a Ceuta. El error les hizo perder un tiempo precioso, pues al acercarse a la bahía de Cádiz el 13 de julio, la flota imperial española acababa de zarpar rumbo a la Nueva España.
El Padre Kino y sus compañeros tuvieron que esperar dos años para poder obtener un nuevo pasaje. Sin embargo, aprovecharon el tiempo en el aprendizaje del idioma español y en otros preparativos.
Por fin, los misioneros jesuitas pudieron obtener lugar en el Nazareno, galeón en el que embarcaron en julio de 1680. La flota levó anclas rumbo a la Nueva España, pero esta vez el buque encalló en el banco de arena del «Gran Diamante», a la salida de la bahía de Cádiz. La embarcación pronto fue batida y destrozada por la furia del viento y de las olas. Completamente desanimado y sin equipaje, Kino esperó otros seis meses en Cádiz, que aprovechó en estudiar el gran cometa de 1680, sobre el cual escribió y publicó luego un famoso opúsculo, hasta que por fin pudo surcar el dilatado Atlántico y llegar a su destino.
La península de Baja California constituyó el primer territorio misionero de Kino. Aunque la colonización del territorio se había intentado varias veces desde los días memorables de Hernán Cortés, ninguna expedición española a la inasequible península había tenido éxito hasta entonces. Pero esta vez, por fin la expedición —al mando del Almirante Isidro de Atondo y Antillón— desembarcó en 1683 en La Paz. Como ya se había previsto, la península resultó hostil a los colonizadores, quienes se vieron obligados a retornar a Sinaloa, de donde habían partido. Kino se encontraba profundamente disgustado por la exasperada conducta de los soldados hacia los indios, así como por la decisión de los colonos de abandonar la ciudad de La Paz, decisión motivada por el hostigamiento de los nativos.
En el otoño del mismo año (1683) regresó la expedición a la península californiana. Esta vez erigieron su primera misión, San Bruno, cerca de la actual Loreto. Desde la nueva estación la expedición se abrió paso poco a poco a través de la rocosa sierra de la Giganta. A los cuatro meses de iniciada la exploración el Padre Kino alcanzó finalmente las costas del Mar del Sur (Océano Pacífico). Esta vez se logró la amistad de los nativos: sus lenguajes serían objeto de estudio y se administraba el bautismo a los pequeños y a los moribundos. Tras un año de esfuerzos parecía consolidada la misión en la Baja California.
Pero en San Bruno, una aciaga sequía en 1685 destruyó las cosechas. Con ello, el gran sueño también se agotó. El Almirante Antillón sometió entonces a votación el abandono de aquella real empresa, con órdenes de salvar a bordo de los navíos cuanto se pudiera. Los tibios vientos alejaron las embarcaciones de la inhóspita península, quedando atrás el sueño de Kino de crear un rosario de misiones en la Baja California. Otros misioneros, años más tarde, serían quienes con la cruz en la mano colonizarían la península.
El interés del Padre Kino en la evangelización de la Baja no fue vano. Sus informes dieron lugar a que el virrey Conde de Paredes constituyera, a principios de 1686, una junta que estudiara la colonización de aquella tierra, solo nominalmente española. Dicha junta estaba integrada por el Almirante Antillón, el propio Padre Kino y el fiscal de la Real Audiencia. Acordaron solicitar a la Compañía de Jesús que se hiciera cargo del proyecto, ofreciéndosele la suma de treinta mil pesos anuales. Con todo, la Compañía de Jesús rechazó la invitación de manejar bienes temporales, si bien se mostró dispuesta a cooperar en lo espiritual y enviar los sacerdotes que fueran necesarios. Ante la negativa de su Orden, el Padre Kino emprendería el viaje rumbo a la Pimería Alta, donde comenzó sus trabajos apostólicos.
Kino ya no volvería a la Baja California, aun cuando se dispusiera por tercera vez a formar parte de una expedición hacia tal destino. En efecto, se dispuso que Kino, acompañado del Padre Juan María de Salvatierra, encabezara la expedición. Mas ya prestos a zarpar, el otoño de 1697 estallaría una rebelión nativa en el norte de Sonora, lo que impidió a Kino emprender el viaje, pues prefirió permanecer in situ para contribuir a la pacificación. La expedición, tras surcar el alongado golfo conocido como Mar de Cortés, desembarcó y fundó la Misión de Nuestra Señora de Loreto en la población hoy homónima. Esta Misión, fundada por el Padre Juan María de Salvatierra, sería llamada «Cabeza y Madre de las Misiones de la Alta y Baja California», y desde allí se iniciaría en firme la colonización de dichas regiones.
El Padre Kino, entonces un misionero sin misión, sugirió a su jefe provincial que le enviara a trabajar entre las tribus seris de Sonora, así al menos estaría cerca de la península de Baja California. El provincial estuvo de acuerdo y el Padre Kino cabalgó hacia la que sería la misión de su vida.
El padre Manuel González, visitador de las misiones del noroeste, había oído hablar del misionero italiano, reconocía en él un talento privilegiado y pensó que había un lugar que convenía al espíritu de Kino, la Pimería Alta, es decir, la parte norte de Sonora y sus inexplorados desiertos ubicados al noroeste de la Nueva España.
El Padre Kino llegó a Sonora en 1687 y hasta su muerte en 1711 cabalgó fundando misiones por todo el norte del actual estado mexicano de Sonora y sur del actual estado de Arizona, Estados Unidos. Durante su epopeya atravesó el gran desierto de Sonora hasta topar con el río Colorado en la confluencia con el río Gila (Arizona), trató de encontrar una ruta terrestre para viajar hacia la península de Baja California y atender a los nativos de aquella zona. Asimismo, recorrió gran parte de lo que hoy se conoce como el estado de Arizona, evangelizando, explorando y tomando apuntes.
Empezó a explorar esta región entrando en el valle del río Alisos, donde empezó a congregar a los indígenas en las misiones de San Ignacio de Cabórica, San José de Imuris, Nuestra Señora del Pilar, Santiago de Cocóspera y Santa María de Magdalena. También estableció la misión de Nuestra Señora de los Remedios, al norte de Dolores, sobre el curso del río San Miguel, un río de los Estados Unidos, afluente del río Dolores y éste del río Colorado. El apoyo del padre Antonio de Rojas fue muy importante para llevar a cabo este trabajo, ya que donó granos y ganado y también facilitó la colaboración de indígenas cristianos para auxiliar a Kino en la labor de catequistas. El trabajo del padre Kino causó controversia entre los españoles hacendados y otros religiosos de la región, puesto que se mostraban escépticos acerca de la posibilidad de civilizar a los Pimas. Esto causó que el padre Juan María Salvatierra fuera enviado a Sonora desde la Nueva España para observar la situación. El reporte resultó favorable al padre Kino, y se alió con Salvatierra con el fin de colonizar California, quien partió a la Nueva España para promover la idea, mientras que Kino se comprometió a buscar rutas por mar y tierra para llevar a cabo dicha misión.
En 1691, fundó el pueblo de Bisanig, al igual que la misión de Guevavi en el río Santa Cruz. El siguiente año continuó recorriendo este río hacia el norte, estableciendo las misiones San Javier del Bac, con su pueblo de visita, San Cosme del Tucsón, hoy Tucson, Arizona. La labor de Kino se dificultaba por la falta de misioneros que pudieran ayudarle; en 1689, por ejemplo, recibió 4 auxiliares que pronto le abandonaron. En 1693 llegó el padre Agustín de Campos, quien le ayudaría bastante, convirtiéndose en su amigo. Para el año de 1694 el padre Kino inició la exploración de las "tierras incógnitas", donde logró ver, junto con su acompañante el capitán Juan Mateo Manje (quien le llamaría así a dichas tierras), la costa de California desde la cima del monte Nazareno, donde desemboca el río Magdalena. Con el fin de cruzar el brazo de mar que le separaba de California, comenzó la construcción de un barco en la misión de Caborca. Ese mismo año viajó a las riveras del río Gila.
En 1695 las misiones de la Pimería Alta se independizaron de la autoridad del rector de las misiones del río Sonora y río San Miguel. Con esta acción, Kino logró mejorar la administración de este distrito de misiones, el cual se nombró Nuestra Señora de los Dolores. Ese mismo año se registró la primera rebelión de indígenas. El movimiento empezó en Tubutama y se extendió hasta Caborca. Tuvo como consecuencia el asesinato del jesuita Francisco Javier Saeta y sus dos ayudantes ópatas. En respuesta, el alcalde mayor de Sonora, el capitán Domingo Gironza Petrís de Cruzat, reprimió fuertemente a los rebeldes. Hechos de este tipo dificultaban el trabajo del padre Kino, ya que tenía que ganar de nuevo la confianza de los indígenas.
Entre 1697 y 1702 Kino realizó muchas expediciones en la región en búsqueda de rutas para llegar a California (lo que hoy conocemos como Baja California). A él se le atribuye haber descubierto que California estaba unida por tierra con el resto del continente, gracias a una expedición realizada en la sierra del Álamo, cercana Caborca. Durante este tiempo, fundó las misiones de San Marcelo de Sonoyta en 1698, en lo que hoy se conoce como Sonoyta; ese mismo año creó las misiones de San Ambrosio del Búsanic y Tucubavia en el río Altar. Fue en 1702, durante su último viaje al río Colorado, cuando Kino quedó convencido de que había encontrado un camino por tierra para llegar a California; así lo informó a sus superiores, quienes lo pusieron en conocimiento del rey Felipe V.
El Padre Kino construyó misiones en Sonora y Arizona, introdujo la ganadería y los métodos de cultivo modernos; exploró una región vastísima, comprobó que la Baja California es una península y no una isla como pensaban algunos en esa época, bautizó a millares de nativos (gentiles), desbarató intrigas, obtuvo privilegios para sus queridos indios, predicó el evangelio, fue un diplomático prudente, realizó observaciones astronómicas (había sido nombrado cosmógrafo real), aprendió las lenguas nativas, enseñó a leer y a escribir a miles de personas; amansó espíritus, tierras y caballos, y también supo hallar tiempo para escribir. En su libro Favores celestiales narra las aventuras y desventuras de su vida desde 1687 hasta 1706, cinco años antes de su muerte.
En su prolífica vida de misionero el Padre Kino fundó:
El Padre Kino murió casi a la medianoche del 15 de marzo de 1711 en el pueblo de Santa María Magdalena, la actual Magdalena de Kino, Sonora. Había ido al pueblo a la dedicación de una capilla en honor a San Francisco Javier, que su amigo el padre Campos había construido. Durante la celebración se sintió enfermo y falleció durante la noche; allí fue sepultado. Durante casi 250 años, se desconocía el lugar exacto de su sepulcro, durante muchos años del siglo pasado sus restos fueron infructuosamente buscados por antropólogos e historiadores mexicanos y estadounidenses.
El 19 de mayo de 1966, sus restos fueron encontrados bajo la plaza de armas de Magdalena de Kino, gracias a las investigaciones que mandara hacer el entonces Gobernador de Sonora, Luis Encinas Johnson, y el entonces Alcalde de Magdalena Sonora, Gerardo Nava García. Sus restos descansan hoy en el mismo lugar en que fue sepultado, bajo un Mausoleo que se le dedicó.
El estado de Sonora ha honrado su memoria de muchas maneras: nombró a la bahía en la cual un lejano día desembarcó el Padre Kino, como Bahía de Kino y a la población en donde falleció como Magdalena de Kino, en tanto que el estado de Arizona en 1961 decidió honrar la memoria del Padre Kino pidiendo al Congreso de los Estados Unidos que aceptara la estatua de Kino como la segunda escultura representativa del estado de Arizona en el National Statuary Hall del Capitolio de los Estados Unidos, lugar en el que cada estado de la Unión Americana puede colocar las estatuas de dos de sus ciudadanos distinguidos (prominent citizens).
Su proceso de beatificación ha estado abierto desde mayo de 2006, siendo declarado venerable desde ese mismo año.
La biblioteca de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús lleva su nombre.
Se dice que, dentro del periodo en que Kino habitó Europa (es decir, antes de viajar para evangelizar América) oró a San Francisco Javier para que le librara de una enfermedad mortal. Después de un tiempo, se curó de la enfermedad y añadió "Fransisco" a su nombre, entre su nombre de nacimiento (Eusebio) y sus apellidos.
Además de esto, se evidencía en numerosas obras y trabajos la admiración que Kino sentía por este mismo santo.
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