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Exorcismo



En la creencia religiosa, el exorcismo (del griego antiguo: ἐξορκισμός, romanización: exorkismos, literalmente: «obligar mediante juramento, conjurar»)[1][2]​ es la práctica religiosa o espiritual realizada contra una fuerza maligna, utilizando diversos métodos cuyo fin es expulsar, sacar o apartar a dicho ente de la persona, objeto o área que se encuentra poseída por la entidad maligna (ver, como ejemplo, posesión demoníaca) quien somete y controla al poseído.[3]​ Estos entes, dependiendo de las creencias de los implicados, pueden ser demonios, espíritus, brujos, etc. El objeto de la posesión puede ser una persona o animal, objetos e incluso lugares como pueblos o casas (poltergeist).

El origen de la palabra exorcismo deriva del latín exorcismus, que a su vez deriva del griego exorkismos, que significa estar sujeto a un juramento.

El ritual de exorcismo consiste en la repetición continua de oraciones y órdenes de expulsión. Y el uso de objetos que pueden repeler al espíritu inmundo, tales como crucifijos, agua bendita, reliquias, entre otros. El exorcismo en la teología católica halla su base en los textos evangélicos donde se narran las liberaciones y expulsiones de demonios que realizó Jesús como con los endemoniados de Gadara (Mt. 8,28 ss) a un joven (Mc. 9,21) mencionando por ejemplo que para vencer a algunos demonios se requería la práctica de ayuno y oración (Mt. 17,19) un poder que incluso tenían sus discípulos (Lc. 10,17), y que inclusive los primeros cristianos usaban objetos personales de los apóstoles a manera de reliquias para expulsar demonios (Hechos 19, 11-12.) Siete casos específicos de posesión se relatan en los evangelios.

En los primeros siglos no existían fórmulas precisas para exorcizar, aunque sí el carisma de expulsar demonios, el cual era usado por los apologistas cristianos para mostrar la divinidad del cristianismo, por ejemplo Tertuliano (Apología. 23) o Minucio Félix (Octavio 27).

El primer libro con fórmulas de exorcismo es el Statua Ecclesiæ Latinæ a fines del año 500, surge así una literatura exorcista con libros como el Malleus Maleficarum de 1494 (J. Sprengurus) el Flagellum Dæmonum de 1606 (V. Polidorus), Manuale Exorcistarum (C. Brognolus) 1720.

Según el Catecismo de la Iglesia Católica #1673:

Además, son signos de posesión:

Para la práctica del exorcismo es necesaria:

Entre los exorcistas más famosos destaca el Padre José Antonio Fortea.

Los sacerdotes de la Iglesia católica para la realización del exorcismo lo hacen bajo lo estipulado en el Ritual romano. Algunos religiosos exorcistas como el sacerdote Gabriele Amorth, y Monseñor Carlos Alberto Mancuso; desaconsejan el nuevo ritual aprobado por el sumo pontífice en enero de 1999, aduciendo que el antiguo ritual tiene siglos de comprobada eficacia.

‘De las señales y efectos, de que se conoce, que alguno está poseído por el demonio, o hechizado’, por Benito Remigio Noydens, Pbro, de la sagrada religión de los clérigos regulares menores: ‘Práctica de exorcistas, y ministros de la Iglesia’; Antwerp, primera impresión en Madrid en 1660.

Parte primera, documento segundo. ‘Muchas señales de los energúmenos, y hechizados, simbolizan con las enfermedades naturales; y así el demonio muchas veces se aprovecha de ellas, para mejor encubrir su maldad, y para que las criaturas, por el grande trabajo, y dolor, caigan en algún despecho, y aborrecimiento de Dios: y así el exorcista, no debe dar luego crédito, a lo que le dicta su juicio; ni tampoco a lo que dice el enfermo: sino que debe tantear bien este negocio, y consultarle con los sabios, así médicos como teólogos: y si hallare, que la enfermedad se origina de humores pecantes, y que solamente procede de causa natural, le remita a las reglas de la medicina’. Edición Facsímil de la del librero Pascual Capdevila; Valencia, 1711. Librerías París-Valencia, 2002: ISBN 84-8339-219-4

La Iglesia católica y otras comunidades cristianas en su postura oficial prohíbe expresamente hacer actos de güija, espiritismo, adivinación, hechicería, pues en algunos casos puede atraer al maligno y poseer a algunos de los participantes.

El exorcismo se ha llevado al cine, en películas como El exorcista, que retrata un caso de posesión demoníaca en el siglo XX. La cinta muestra todas las características que debe reunir una persona para determinar que está poseída: hablar un idioma que desconozca, odiar los símbolos sagrados cristianos, blasfemar, practicar la telequinesis y demostrar una fuerza superior a sus capacidades físicas. Cabe mencionar que el sacerdote, quien además es psiquiatra, es el personaje más escéptico y racional de la película y durante una buena parte, se niega a admitir la posibilidad de una posesión diabólica.

El exorcismo de Emily Rose ―dirigida por Scott Derrickson en 2005― se basó en el caso real de la joven alemana Anneliese Michel, que murió por desnutrición y deshidratación el 1 de julio de 1976 después de haber sido sometida a varios exorcismos, siendo sus padres y sacerdotes participantes juzgados y condenados por negligencia médica.[5]

El rito, película estrenada a principios del 2011. Basada en hechos reales sucedidos de un exorcismo realizado en la ciudad de Roma.



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