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Federico Cantero Villamil



Federico Cantero Villamil (Madrid, 22 de junio de 1874-22 de diciembre de 1946) fue un ingeniero de caminos, canales y puertos español conocido por las presas y saltos de agua para la producción de electricidad que planeó y construyó a lo largo del río Duero y algunos de sus ríos tributarios a lo largo de la provincia de Zamora,[1]​ y por sus investigaciones en el campo de la aeronáutica, sobre todo en lo relacionado con las alas rotatorias, donde destaca la fabricación en los años 1920 de la Libélula española o Libélula Viblandi, el primer helicóptero español,[2]​ y uno de los primeros de la historia,[3]​ años antes de que el ingeniero ucraniano Igor Sikorsky se atribuyera la invención del helicóptero tal y como actualmente se conoce.

Sus padres fueron Federico Cantero Seirullo, ingeniero industrial que trabajó en el desarrollo de ferrocarriles,[3]​ e Isabel Villamil Olivares. Tuvo ocho hijos, dos con Tránsito Cid Ruiz-Zorrilla, hija de una conocida familia zamorana, con la que se casó en 1905 y de la que enviudó en 1909 teniendo 35 años, y seis con Concepción García-Arenal Winter, nieta de la escritora española Concepción Arenal.[3][4]

Tras estudiar bachillerato e ingeniería en Madrid, se convirtió en ingeniero de caminos, canales y puertos el 30 de septiembre de 1896, siendo el primero de su promoción,[3]​ y realizando prácticas laborales durante 1897 en Zamora. En 1900 comienza a trabajar en la Jefatura de Obras Públicas de Zamora, y en mayo de ese mismo año obtiene la licencia para trabajar en obras hidráulicas, justo cuando en esos momentos, los gobiernos de España y Portugal planificaban como explotar el potencial hidroeléctrico del río Duero.

Acudió a la Exposición Universal de París de 1900 acompañado por el catedrático de física Eugenio Cuadrado Benéitez (Carbellino de Sayago, 1855-Zamora, 1914), quien fue galardonado con una Medalla de Oro. A su regreso de París acordaron la creación de un taller de experimentación en materia de electricidad y aerodinámica. Dicha sociedad ubicada en la ciudad de Zamora fue deshecha un año más tarde por encontrarse en esos momentos inmerso en proyectos de mayor envergadura.

En 1899 funda la sociedad El Porvenir de Zamora, con la intención de explotar la presa de San Román, cerca de Zamora, con la construcción de un salto de agua que se prolonga hasta 1903, y que se convierte en el primero de España.[5]​ También diseñó y proyectó lo que pasaría a llamarse la Solución Ugarte o Solución Española de los Saltos del Duero, un proyecto de construcción de presas a lo largo del Duero en territorio español.

Finalmente, proyectó la construcción de algunas de esas presas, y también de otras en Burgomillodo, el río Duratón, Esla y el Eresma.

Patentó en 1945 un nuevo tipo de esclusas hidráulicas accionadas por el agua del canal o presa donde estuvieran instaladas.

En el año 1913 propuso un proyecto para unir con ferrocarril las ciudades de Zamora y Orense a través de Puebla de Sanabria.[3]​ Fue uno de los proyectos de ingeniería más complicados de su tiempo, ya que implicaba la construcción de más de cien túneles, en particular el túnel de Padornelo, de seis kilómetros de longitud. Los trabajos se realizaron entre los años 1921 y 1957 con la construcción de una única vía, aunque el diseño estaba pensado para una vía doble.

Además de esto, en 1913 también realiza el proyecto de la nueva estación de ferrocarril para la ciudad de Zamora.[6]

Aunque los principales trabajos de Cantero se centraban en la construcción de presas y saltos de agua, desde el año 1908 fue patentando otras invenciones relacionadas con la aeronáutica, donde su principal interés se centraba en el problema del vuelo. En 1910 patenta una «idea para mantener cuerpos en el aire, y, si se necesita, propulsión», y hasta 1946 llega a registrar 23 patentes relacionadas con la aeronáutica.

En 1923, Cantero editó su libro Aviación y relatividad: problemas del vuelo sin motor (exposición elemental).

A finales de 1935, fundó la Sociedad de Vuelos Planeados y a Vela de La Granja de San Ildefonso (Segovia).

Su última patente fue la del helicóptero que construyó, la Libélula española o Libélula Viblandi, abreviatura de Villamil, Blanco y Díaz —apellidos de sus ayudantes—.[3]​ Usando el conocimiento que adquirió durante treinta años de trabajo, Cantero comenzó a construir su helicóptero en 1935, pero por desgracia la Guerra civil española comenzó ese mismo año, y el proyecto estaba en Madrid —zona republicana—, mientras que Cantero permanecía en Zamora —zona nacional—. En 1941 el helicóptero estaba preparado para realizar pruebas de vuelo, pero finalmente quedó en el olvido después de las exitosas pruebas de vuelo realizadas por Ígor Sikorski en 1939.

Durante años, los trabajos de Cantero permanecieron en el olvido, hasta que recientemente han vuelto a salir a la luz de la mano de Isabel Díaz de Aguilar y Federico Suárez Caballero.[7][1]



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