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Ferrari F1-2000



El Ferrari F1-2000 fue un monoplaza de Fórmula 1 creado por la Scuderia Ferrari. El monoplaza fue diseñado por el ingeniero Rory Byrne sobre la base de sus modelos antecesores, el Ferrari F300 de 1998 y el Ferrari F399 de 1999. Este vehículo fue nada más ni nada menos que un reseteo practicado por los ingenieros de Ferrari, con Byrne y Ross Brawn a la cabeza, al monoplaza F399 que obtuviera el Campeonato de Constructores en 1999, al que se le aplicó un cambio de motorización, reemplazando el motor Ferrari 048 de diez cilindros en V con apertura de 75º, por el nuevo impulsor Ferrari 049 de igual disposición, pero con apertura en V a 90º. Sobre el resto de su mecánica, el vehículo conservó el mismo chasis de fibra de carbono con forma de panal de abejas. Su motor continuaba acoplado a una caja semiautomática secuencial de siete marchas hacia delante y reversa.

El F1-2000 significó, tanto para la historia de Ferrari como para la de sus fanáticos, un prototipo más que emblemático, ya que con él y bajo la conducción del alemán Michael Schumacher, la casa de Maranello volvería a llevarse el cetro mundial de pilotos de Fórmula 1, dejando atrás una dura sequía de 21 temporadas sin conocer la gloria, desde que el sudafricano Jody Scheckter obtuviera el cetro de 1979. Para este logro, Ferrari contaría en sus filas ese año con el mencionado Schumacher y la incorporación del brasileño Rubens Barrichello, en reemplazo de Eddie Irvine, piloto de Ferrari desde 1996 que obtuvo el subcampeonato de 1999 y que dejó la casa italiana para correr en Jaguar Racing.

Con el objetivo de cortar definitivamente la enorme sequía de títulos de pilotos que aquejaba a Ferrari desde 1979, el equipo de ingenieros de la escudería decidió poner manos a la obra en el armado de un nuevo monoplaza con el cual tratar de buscar el ansiado cetro. Tras el último título obtenido en 1979 con el sudafricano Jody Scheckter, Ferrari buscaba contra viento y marea dejar definitivamente atrás una sequía que ya se prolongaba 21 años en 2000 y durante la cual los fanáticos de la "Squadra Rossa" vivirían diferentes frustraciones, desde la muerte de Gilles Villeneuve en 1982 y el accidente que incapacitó a Didier Pironi ese mismo año, hasta el sucesivo desfile de grandes pilotos que dejaban la escuadra sin poder darle el anhelado triunfo. A todo esto, hasta se tuvo que soportar el calificativo que Alain Prost le diera al bólido rojo en 1991, al compararlo con un camión.

Con el recuerdo fresco de la obtención del Campeonato de Constructores de 1999 (con el cual también se cortó la sequía de 16 años sin títulos en ese rubro), Brawn y compañía comenzaron a trabajar en el reseteo de la unidad Ferrari F399, que había quedado a las puertas de llevarse el título de 1999, para "aggiornarla" con el fin de crear el nuevo prototipo de carreras. El cambio llegaría en la sala de máquinas del coche, al ser implementado un nuevo concepto en motorización con el motor Ferrari 049 V10, desarrollado por Ross Brawn y que presentaría una apertura de 90º grados, más amplia que los 75º de apertura de su antecesor, el Ferrari 048 V10. Por su parte, Rory Byrne ratificaría el uso del diseño del año anterior, con algunas modificaciones en materia aerodinámica. De esta forma, saldría a la luz el nuevo bólido rojo, que fue bautizado Ferrari F1-2000.

A todo esto el equipo también sufriría modificaciones en su plantilla de pilotos, ya que tras haber obtenido el subcampeonato luego de cuatro temporadas, Eddie Irvine diría adiós a la escuadra italiana yéndose a formar parte del nuevo equipo Jaguar Racing, fundado sobre la base del exequipo Stewart Grand Prix. Por ese motivo, su lugar sería ocupado por el brasileño Rubens Barrichello, justamente expiloto de Stewart, concretando de alguna forma el enrosque de butacas con Irvine. Por su parte, Michael Schumacher se mantendría inamovible en su butaca de primer piloto de la escuadra, más allá de aquel reemplazo que había sufrido el año anterior por un accidente que le arruinaría sus opciones de campeonato. El nuevo equipo Ferrari se preparaba para dar batalla.

Por su parte, la competencia preparaba sus armas para hacerle la competencia lo más dura posible. El fantasma del McLaren continuaba rondando, después del bicampeonato logrado por el finlandés Mika Häkkinen en 1998 y 1999. La escudería británica presentaba su nueva arma denominada McLaren MP4/15 y, junto a Häkkinen, David Coulthard sería reconfirmado en su puesto. A su vez, tras dos años de ostracismo, el equipo Williams presentaría el modelo Williams FW22 motorizado por BMW, con el claro objetivo de retornar a los primeros planos de la categoría. Para ello, su plantel se renovaba con el debut absoluto de Jenson Button acompañando a Ralf Schumacher, quien renovaría con la escuadra inglesa un año más. Otra escuadra que presentó sus visas de candidata ese año fue Benetton, que poniendo en pista a su modelo Benetton B200-Playlife repetiría su plantel de 1998 con Giancarlo Fisichella y Alexander Wurz al volante de sus unidades.

El arranque del campeonato comenzaría de una forma muy promisoria para Ferrari. Schumacher capitalizaría un abandono de Mika Häkkinen para llevarse el primer triunfo del año en Australia, el cual a su vez sería también el primer 1-2 del año con Barrichello subiendo al segundo escalón del podio. En las fechas siguientes, vendría un contundente triplete de Schumacher al sumarse Brasil y San Marino al triunfo en Australia. La nota negativa vendría de la mano de Barrichello con su abandono en Brasil, siendo este el primero del modelo F1-2000. En Imola, el paulista arribaría en cuarto lugar.

Tras el contundente triplete de Schumacher, Ferrari cedería terreno en Silverstone y Barcelona, donde el germano arribaría en tercer y quinto lugar respectivamente, mientras que Barrichello volvería a desertar en tierras anglicanas, pero subiría al podio en tierra ibérica. Tras esta cesión de terreno, Schumacher volvería a poner las cosas en su lugar nada más ni nada menos que en su país, al ganar el Gran Premio de Europa, corrido en Nürburgring. Nuevamente Barrichello arribaría al cuarto puesto. A la fecha siguiente, en el Gran Premio de Mónaco, el modelo F1-2000 sumaría otro abandono, pero en este caso de la mano de Schumacher. Barrichello salvaría las ropas llevando al bólido rojo al segundo escalón del podio.

Tras este abandono, Ferrari respondería a la competencia imponiendo un contundente 1-2 en el Gran Premio de Canadá, con Schumacher al frente de las acciones. Este resultado terminaría de definir las funciones dentro del equipo, apostando todo a Schumacher como candidato a la corona y dejando a Barrichello como su escudero. Pero tras esta contundente muestra de Ferrari vendría una seguidilla de abandonos por parte del alemán que harían tambalear el hasta ahí trabajado liderato de la casa italiana. El primero de ellos vendría en el Gran Premio de Francia, cuando tras venir liderando la competencia y en una polémica lucha con David Coulthard (gesto obsceno de por medio, de parte del escocés al alemán por una maniobra defensiva), el motor de su Ferrari diría basta dejando al alemán a pie. En el Gran Premio de Austria, cita siguiente a Francia, Schumacher no conseguiría dar ni una vuelta, al quedar envuelto en un accidente con el brasileño Ricardo Zonta. Mientras que en el Gran Premio de Alemania, cuando se presumía una revancha de Schumacher como local, terminó en un polémico accidente con Giancarlo Fisichella, estando también involucrados los pilotos de McLaren, quienes causaron el incidente al cerrarle el paso al Ferrari número 3. A pesar de ello, el Ferrari número 4 de Barrichello subiría al tercer escalón del podio en Francia y Austria, y se terminaría llevando un inesperado triunfo en Hockenheim, al pilotar durante 19 vueltas bajo la lluvia con neumáticos para piso seco. Fue la primera victoria del brasileño en la Fórmula 1, con dedicatoria especial para el desaparecido Ayrton Senna.

Finalmente, los fantasmas volverían a aparecer en los grandes premios de Hungría y Bélgica, cuando por primera vez en el torneo Ferrari cedía en la vanguardia. En Hungría, Ferrari perdería definitivamente el liderazgo que venia resistiendo tras los tres abandonos consecutivos de Schumacher, tras la victoria sin apelantes de Mika Häkkinen. La situación se agravó tras el Gran Premio de Bélgica, donde a pesar del favoritismo de Schumacher, nuevamente Häkkinen se llevaría el triunfo, protagonizando una importante escalada tras un despiste y viéndose favorecido por una maniobra confusa entre Ricardo Zonta y Schumacher que le dio pie a la maniobra de sobrepaso del finés al alemán.

A partir de ese entonces, Ferrari ya no tenía margen de error, por lo que debía ir en búsqueda de lo perdido. De esta forma llegaba Monza, donde el equipo oficiaba de local. Aquí Ferrari no podía seguir perdiendo terreno y menos ante su gente. Fue así que la respuesta de la casa de Maranello vendría con una contundente victoria de Schumacher, y sus lágrimas de emoción al conocer que batió de esa forma el récord de victorias de Ayrton Senna.

Tras los festejos de Monza llegaría el Gran Premio de los Estados Unidos en el mítico circuito de Indianápolis. Cuando todo parecía a pedir de McLaren, la rotura de la unidad comandada por Mika Häkkinen le allanó el camino a Michael Schumacher, quien se encaminó sin objeciones a la victoria, preparando la antesala de lo que estaba por venir en Japón. Ferrari estaba cada vez más cerca de romper el maleficio.

Concluido el Gran Premio de los Estados Unidos y concretado el regreso al triunfo de Michael Schumacher, Ferrari nuevamente se ponía a la vanguardia del campeonato de pilotos. El abandono de Mika Häkkinen en el último Gran Premio permitió al alemán superar al finés y establecer una ventaja de ocho puntos al frente del torneo, lo que le permitía llegar a la siguiente cita con importantes posibilidades de proclamarse campeón.

Para el Gran Premio de Japón, a Schumacher solo le bastaba ganar la competencia para poder recuperar el cetro que logró en 1994 y 1995 con Benetton, independientemente de lo que lograran sus adversarios. Cabe destacar que debido a los ocho puntos de ventaja obtenidos, sumado a los diez puntos repartidos por cada victoria y seis puntos por cada segundo puesto, una hipotética victoria de Schumacher y un hipotético segundo puesto de Häkkinen ampliarían la ventaja del alemán a doce puntos, lo que le permitiría consagrarse campeón con una fecha de anticipación, ya que solo quedarían diez puntos en juego y el alemán contaría con dos de margen.

Por su parte, Mika Häkkinen debía obtener urgentemente la victoria y esperar que el alemán no sumara o sumara un punto para poder recuperar el liderazgo y estirar la definición hacia la fecha siguiente. Otros resultados como una victoria del finlandés, con Schumacher cerrando entre los puntos o el abandono de ambos, estiraban la definición, pero con Schumacher al frente de las acciones.

Finalmente, la hora de la verdad llegaría en el Circuito de Suzuka, donde nuevamente Ferrari y McLaren volverían a verse las caras. La definición finalmente llegó con el banderazo final, recibiendo como ganador de la competencia a un Michael Schumacher que ingresaba de esta forma a la historia de F1 y de la Scuderia Ferrari, al quebrar definitivamente la enorme sequía de la casa italiana, de 21 años sin tener un piloto campeón. La alegría y el festejo contenido de los fanáticos italianos se sintieron en todos los rincones del planeta donde la marca Ferrari es seguida por sus adeptos.

Al final de la temporada y ya con el título bajo el brazo, Ferrari llegaría al Gran Premio de Malasia con el fin de cumplimentar el trámite de participar en todas las fechas del calendario, llevándose un nuevo triunfo por parte de Michael Schumacher, completando los festejos con un tercer puesto en el podio alcanzado por Rubens Barrichello, quien terminaría cerrando el campeonato en la cuarta ubicación. Como frutilla de postre, estos resultados también le permitirían a la Scuderia Ferrari retener el título de constructores alcanzado el año anterior.[1]

Para el año 2001, Ferrari presentaría una renovada unidad con el fin de poder revalidar el campeonato obtenido el año anterior, al estrenar la nueva Ferrari F2001, con la cual el equipo intentaría reverdecer los laureles del año 2000, confiando nuevamente en el dueto Schumacher-Barrichello para la defensa del cetro. Finalmente, el sucesor saldría con una cuota de efectividad más alta, reteniendo exitosamente la corona, consagrándose nuevamente Schumacher con cuatro carreras de antelación. Asmimismo, por tercera vez consecutiva la Scuderia Ferrari se llevaría el campeonato mundial de constructores, afianzando su posición como la escuadra con más títulos en esta especialidad.

(Clave) (negrita indica pole position) (cursiva indica vuelta rápida)



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