Ficción histórica es un concepto que aplica en cualquiera de las artes de la historia como tema artístico. Este tipo de obras no se sujeta estrictamente a las reglas científicas de la historiografía como una ciencia, y por tanto puede prescindir del respeto a los acontecimientos, hechos e introducir elementos de ficción. Tal cosa no se hace con el propósito de engañar como ocurre en las falsificaciones o en otro tipo de alteraciones del pasado sino con el propósito de ser estético, didáctico o informativo.
La recreación de sucesos históricos ha sido un tema recurrente en todas las artes, desde el origen del propio arte: las primeras representaciones pictóricas y escultóricas tenían como finalidad la fijación en la memoria histórica de distintos acontecimientos (batallas o sucesos de un reinado) bien de la historia contemporánea de los que los representaban, bien de su pasado real o mítico. Los mitos y las leyendas fijados literariamente en la época es en sí misma una ficción histórica (poemas homéricos).
El academicismo fijó como principal género pictórico la pintura de historia. El romanticismo encontró su principal mecanismo de expresión en la novela histórica. Ya en el siglo XX, la ficción histórica conquistó nuevos medios de expresión con el cine histórico o el cómic (historieta histórica).
En literatura, la novela histórica es un género literario propio de la novela en el cual la acción se desarrolla en un contexto histórico verídico, a partir del cual el autor cuenta su propia versión de la época, generalmente tratando acontecimientos destacables y conocidos.
Cuando el libro en su conjunto trata de modificar hechos históricamente comprobables ya no hablamos de ficción histórica sino otro tipo de ejercicio intelectual: las ucronías (como las utopías) se caracterizan por su propósito de denuncia o reivindicación. Si la alteración de los hechos históricos se ha producido siguiendo ciertos mecanismos metodológicos propios de la ciencia histórica, como un ejercicio de esta, se habla de historia contrafactual. Se denomina historia alternativa a muy distintas producciones, tanto historiográficas como pseudohistoriográficas, que siguen otros mecanismos y propósitos.la
Algún autor interpreta que a finales de los años 1970, se empezaría a manifestar un súbito interés por el pasado en ciertas artes: en literatura Robert Graves, Marguerite Yourcenar o Gore Vidal; en cómic François Bourgeon o Patrick Cothias, etc. Se llega a afirmar incluso que la historia es un tema tan prolijo que sólo la puede abarcar con garantías un medio con la densidad de la literatura.
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