El Fuero de Logroño es la Carta Puebla concedida por el rey Alfonso VI de León a Logroño en el año 1095 por consejo del conde García Ordóñez a instancias de Ximeno Fortunión, Señor de Cameros.
Sirvió de base para su concesión a otras villas como Ermua, Plencia, Bilbao Fuero Miranda de Ebro, Castro Urdiales, Bermeo o Valmaseda.
Adaptación del fuero de Logroño al castellano moderno:
A todos los ahora y en el futuro reunidos en el nombre de dios bajo la potestad de mi reino e imperio, paz y felicidad por siempre.
Hacemos saber como el muy fiel conde don García y su esposa doña Urraca, que para gloria de nuestro reino estuvieron al frente del gobierno de los najerillenses y calagurritanos, previendo la utilidad de nuestro palacio decidieron con nuestro consejo y consentimiento poblar la villa llamada Logroño, que engrandecieron sus pobladores y aconsejaron dar ley y fuero a los que allí quisieran establecerse a fin de que pudieran vivir sin verse sometidos a la grave opresión de la servidumbre y para que, evitada así la ocasión de abandonar el lugar, nuestra acción no resultara inútil y no recayera infamia sobre la gloria de nuestro reino. Y siguiendo su consejo con todo fervor, decidimos darles suero en el que deberán vivir todos los que ahora pueblan el sobredicho lugar y los que, Dios mediante, lo hagan por siempre, así franceses como españoles, como cualesquiera otras gentes y mantenerse conforme al fuero de francos por la buena fe y autoridad de esta escritura y considerándolo de real conformidad ordenamos:
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