Gonzalo Arango Arias (Andes, 18 de enero de 1931 - Gachancipá, 25 de septiembre de 1976) fue un escritor, poeta, periodista, prosista y dramaturgo colombiano. En 1958 fundó el nadaísmo, movimiento artístico y literario de vanguardia, de repercusión nacional y continental, que, influido por el existencialismo francés, el surrealismo, el dadaísmo, la generación Beat, y otras de las principales vanguardias artísticas, intentó romper con la literatura, la cultura y la moral tradicional. Al grupo de artistas y escritores se unieron muchos jóvenes, que fueron inspirados a su vez por el muy singular Fernando González Ochoa, "filósofo de Otraparte".
Gonzalo Arango encontró además en la música norteamericana y del Caribe de la década de 1960, un léxico renovado, el humor agudo, la penetrante ironía, y el escenario urbano para situar la obra literaria, y la crítica a la sociedad.
Su vida está llena de contrastes y contradicciones que pasan de un abierto y claro ateísmo a un religioso íntimismo espiritual,
y de un espíritu crítico de la sociedad de su tiempo, expresado desde el Primer manifiesto nadaísta (1958) y Prosas para leer en la silla eléctrica (1965), hasta las posiciones místicas del último período en la isla de Providencia. Arango murió en un accidente automovilístico en la población de Gachancipá, en 1976.
Gonzalo Arango fue el último de los 12 hijos de Francisco Arango, conocido como don Paco, y de Magdalena Arias. Francisco era el telegrafista del pueblo, y la esposa, ama de casa.
Durante su adolescencia, el país se precipitó en la violencia bipartidista. La suya fue también una época profundamente influida por la Iglesia católica, la cual tendría la hegemonía de la educación en Colombia, a partir de la Constitución de 1886, y una gran autoridad política, cultural y social. En sus manos estaba la revisión y censura del material intelectual. En 1929, por ejemplo, el Arzobispo de Medellín había prohibido la lectura de Viaje a pie , obra destacada de Fernando González Ochoa, bajo pena de pecado capital. Estas circunstancias influirían en la vida y obra de Gonzalo Arango, quien crecería con un gran deseo de conocimiento y libertad, un fuerte espíritu de rebeldía, interés por la lectura y la escritura, y al mismo tiempo, un profundo amor por su país.
En 1949 comienza sus estudios de derecho en la Universidad de Antioquia. Se retira para dedicarse de lleno a la literatura, porque "estaba convencido del poder de las palabras para cambiar el mundo, -dirá el poeta Eduardo Escobar en su prólogo para la reedición del libro de Prosas para leer en la silla eléctrica-, convencido de que cumplía una misión con cada golpe de tecla". Así inaugura el camino con su primera novela. Al respecto dice E. Escobar: " don Paco Arango, su padre, fue a visitarlo, preocupado. Y no le gustó ni cinco lo que vio: el joven poeta macilento y amarillo, el amasijo de huesos ácidos amargamente despelambrado, se entregaba a escribir una novela. El título decía todo. Se llamaba Después del hombre."
El 13 de junio de 1953 el general del ejército Gustavo Rojas Pinilla dio un golpe de estado al presidente Laureano Gómez, en un evento sin derramamiento de sangre. La Asamblea que reemplazaba al Congreso avala al golpista y cede el título presidencial a Rojas Pinilla. En los tres meses siguientes a la toma del poder, los liberales firman un armisticio. El 3 de agosto de 1954 logran que la Asamblea Constituyente, compuesta en su mayoría de conservadores liderados por Mariano Ospina Pérez, lo reelijan presidente hasta 1958. El golpe de Rojas Pinilla constituyó a los ojos de muchos una manera de solucionar las crisis políticas del país, y su propuesta se consideró, como una opción al tradicional bipartidismo conservador-liberal. Rojas representó en su momento una gran esperanza, con sus procesos de paz, y obligando a descansar a los politiqueros de entonces, que estaban desangrando al país. El joven Arango fue uno de los que vio con buenos ojos el gobierno del general Rojas y se unió al Movimiento Amplio Nacional (MAN), con un grupo de artistas y jóvenes intelectuales que respaldaron el gobierno del militar.
Arango se dedica al mismo tiempo a la escritura y el periodismo.
Pero bien pronto liberales y conservadores reaccionan decepcionados, y se unen contra Rojas Pinilla para causar su caída, el 10 de mayo de 1957. El exilio del general en España, significó el refugio obligado de Gonzalo Arango en el Chocó, al ser buscado en Medellín por las turbas que lo señalaban como cabeza visible del rojismo.
El nadaísmo constituyó una auténtica revolución literaria e intelectual en Colombia, a mediados del siglo XX.Amílcar Osorio, Alberto Escobar Ángel, Eduardo Escobar, Humberto Navarro y Darío Lemos. Se unirían poco a poco escritores de todo el país, y bien pronto se extendió a nivel nacional y continental.
Fue antes que nada obra e inspiración de Gonzalo Arango, cuyo objetivo era, como él mismo lo define en el Primer manifiesto nadaísta de 1958: "No dejar una fe intacta ni un ídolo en su sitio". El movimiento reunió jóvenes escritores cuyo talento crearía una verdadera escuela de literatura nacional, y un movimiento vanguardista clave para la modernización de la literatura colombiana. Los primeros nadaístas que acompañaron a Gonzalo Arango fueron antioqueños:Los nadaístas manifestaron su inconformidad con el orden social reinante, el bipartidismo político, las tradiciones antioqueñas, mercantiles y productivas, que eliminan y asfixian la vida del espíritu, el conservadurismo social, los valores y costumbres de la burguesía, el matrimonio tradicional, la literatura comprometida y militante, y las revoluciones de masas con fines totalitarios. Fue un movimiento de artistas librepensadores, dedicado a la poesía, la pintura, el periodismo, la cultura, y las artes, continuado por muchos de sus seguidores hasta principios del siglo XXI.
El Primer manifiesto se publica en 1958 en Medellín. Los primeros nadaístas protagonizan en la Plazuela de San Ignacio en Medellín el que sería el primer escándalo : la quema de lo que consideraban la más anacrónica literatura colombiana, en la cual arde también la primera novela de Arango, "Después del hombre". Al año siguiente, 1959, los nadaístas antioqueños sabotean el Primer Congreso de Intelectuales Católicos, razón por la cual Gonzalo Arango fue detenido, y es visitado por Fernando González Ochoa, el escritor y filósofo de Otraparte, uno de sus grandes inspiradores.
Prosas para leer en la silla eléctrica es un libro de memoria y ficción. Incluye cuentos, perfiles, e historias. Gonzalo Arango se aproxima al milagro y al misterio y pronostica la cercanía entre la nueva poesía y la ciencia. Contiene los mejores y reconocidos manifiestos nadaístas: el Manifiesto poético, el Terrible 13 manifiesto nadaísta, el Manifiesto nadaísta al Homo sapiens. Textos de amplio valor analítico y reflexivo y de gran diversidad. Junto a las singulares diatribas, o el perfil de un asesino, se encuentra la poética conversación de intimidad con la bella Medellín.
El 13 manifiesto y el Manifiesto poético adornan las Prosas para leer en la silla eléctrica. El 13 Manifiesto es una valerosa afirmación de los logros de los nadaístas. Distintos de los establecidos como éxitos tradicionales. Muy lúcido en la comprensión de otro tipo de triunfos, más válidos y verdaderos. Posee alta calidad humorística. Y es un pregón avanzado de independencia de los dioses. Reniega de "las tradiciones, los santos y los héroes". Y asume una postura de comprensión intelectual y dignidad. Es un manifiesto-camino que delimita credos e incredulidades.
El manifiesto poético es un texto singular. Visualiza y plantea las contradicciones entre la ciencia y el misterio. Posee gran humor. Invita muchas veces a la risa, y a la carcajada...Notifica la decadencia del prestigio de los cielos, y la ausencia de dioses en el más allá. Escribe el poeta ateo, sin remordimientos ni culpas. Y anuncia la función del poeta en los siglos venideros: " el poeta fundirá en su canto la ciencia del cosmos y la poesía cósmica". Es un manifiesto visionario, fresco y anticipatorio.
En 1968 Gonzalo Arango escribió un elogio entusiasta del presidente Carlos LLeras Restrepo, que causó la desaprobación de sus compañeros nadaístas. Para sorpresa de sus seguidores, el extrovertido escritor, poeta, narrador, dramaturgo, cronista y periodista, declara, en 1970, que abandonará el nadaísmo, acto que fue considerado por sus compañeros como una "traición" a los ideales del movimiento.
Comienza así la separación entre el fundador y lo fundado, hasta su muerte prematura. Quien había escrito importantes diatribas, y manifiestos en contra del catolicismo y sus escribidores, quien había declarado su ateísmo en la correspondencia con Alberto Aguirre o en las Prosas, comienza una nueva etapa de escritura, bajo la influencia de su última mujer, la inglesa Ángela Mary Hickie, "una especie de hippie trasplantada" dirá Alberto Aguirre, que lo lleva de regreso a posiciones religiosas y místicas.
Para algunos escritores, el nadaísmo continúa vivo en los jóvenes inconformes y en muchos nuevos lectores y escritores. La nueva Biblioteca Gonzalo Arango, a cargo de la Editorial Eafit y la Corporación Otraparte de la ciudad de Medellín, es una prueba de su continua difusión y del alto interés nacional en algunos de los más singulares textos del nadaísmo, que tardíamente se han editado y divulgado, y que cobran cada día más importancia en el panorama de la literatura y el pensamiento colombianos.
Gonzalo Arango incursiona en distintos géneros literarios: autobiografía, prosa de ideas, crítica literaria, comentarios, ensayos, prólogos, cartas, periodismo, poesía, narración, teatro, crónicas, memorias, cuentos, perfiles, semblanzas, cuadernos de soledad, confesiones, testimonios, figuraciones, introspecciones, fragmentos, notas, y reportajes, entre otros. En sus trabajos coexisten simultáneamente varios géneros. En palabras de Felipe Restrepo David, -un estudioso de su obra-, Arango sobresale por una literatura de ideas, por una narración de pensamiento. Su legado es una obra importante, "hecha de metáforas y pensamientos", de "gran fuerza reflexiva y poesía ".
Arango tuvo una participación activa en varios diarios, principalmente en El Tiempo, El Espectador', y El Siglo, y en numerosas revistas nacionales. Entre 1963 y 1964 colaboró con la Nueva Prensa y Contrapunto;entre 1966 y 1967 en la revista Cromos; publicó la revista Nadaísmo 70 (1970-1971),y escribió para las revistas Arco y Sábado, Corno Emplumado de México,y Zona Franca de Venezuela.
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