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Gran Mogol de la India



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Bandera de Imperio mogol

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El Imperio mogol, Imperio mogol de la India o Gran Mogol (en turco: Babür İmparatorluğu, en persa: شاهان مغول Shāhān-e Moġul; en urdú: مغل باد شاہ Mughal Baadshah) fue un poderoso estado túrquico islámico del subcontinente indio, que existió entre los siglos XVI y XIX.[1]​ Abarcó en su período de apogeo la mayor parte de los territorios actualmente correspondientes a la India, Pakistán y Bangladés, llegando a poseer zonas de Afganistán, Nepal, Bután y este del Irán.

El nombre Mogol, a veces también Mogul, deriva del persa y es una corrupción del término mongol, en alusión al origen de la dinastía timúrida de Babur. Este origen mongol no era evidente en estos soberanos, cuya cultura estaba fuertemente influida por Persia.

Generalmente no era usado por los propios soberanos, que preferian lllamarlo Imperio de Babur o Gurkani (del persa: گورکانیان‎, Gūrkāniyān, "yernos") si se referían a la dinastía.

A partir del siglo XVIII y en Occidente, sin embargo, el nombre Mogol fue prevaleciendo; al principio como designación de su soberano: El Gran Mogol y por extensión, del Imperio. Desde el siglo XIX es usado en las obras históricas.[2]

El Ain-i-Akbari, documento que registra las características de la administración de Akbar, usa Hindustán como nombre del estado.

El Imperio mogol recibió tal nombre porque sus soberanos pertenecían por la línea materna de su fundador, es decir, a descendientes del jan turco[3][4]Tamerlán (o Timur Lang).

Los inicios del Imperio mogol se remontan a un periodo de debilidad del poder timúrida. Los uzbecos en 1507 prácticamente aniquilaron a los mogoles timuríes en el área que había sido el centro de su poderío: la Transoxiana y el Jurasán. Perseguidas, las tropas mogolas se retiraron al sur de la cordillera del Hindu Kush, y desde esta zona en el centro del actual Afganistán. Uno de los descendientes de Tamerlán, llamado Zahir al-Din Muhammad, más conocido como Babar o Baber aprovechó las discordias existentes en el Subcontinente Indio para invadirlo tiempo después.

En 1526, Babur derrotó al último de los sultanes de Delhi, Ibrahim Lodi, en la batalla de Panipat.

El imperio fue prácticamente conquistado durante el reinado de Humayun por el líder afgano Sher Shah Suri que estableció la dinastía Suri, aunque Humayun acabó recobrando el poder. Más tarde, con Akbar en el poder, el imperio creció de forma considerable y siguió creciendo hasta el final del reinado de Aurangzeb. A la muerte de Aurangzeb en 1707, el imperio inició un lento pero imparable declive, aunque mantuvo el poder en el subcontinente indio durante 150 años más. El Imperio británico terminó con el mogol en 1857.

Este Imperio mogol (que dominó la India entre principios del siglo XVI a mediados del siglo XIX) no se debe confundir con el Imperio mongol (que dominó gran parte de Asia entre el siglo XIII y el XIV).

A principios del siglo XVI, descendientes de los mongoles, turcos, persas y afganos invadieron la India bajo el liderazgo de Zahir-ud-Din Babur. Babur era el bisnieto de Tamerlán quién había invadido la India en 1398 y que fue también durante un breve período líder de un imperio con capital en Samarcanda. Babur estableció en un inicio su gobierno en Kabul, en 1504; más tarde (1526-1530) se convirtió en el primer gobernante mogol.[5]​ Su intención era la de extender su poder más allá del Punyab donde ya había realizado un importante número de incursiones. La invitación por parte de un líder afgano en el Punyab le dio la oportunidad de llegar hasta el corazón del sultanato de Delhi, gobernado por Ibrahim Lodi.

Babur entró en la India en 1526 junto a un ejército de veteranos compuesto por 12 000 hombres. Se enfrentaron al ejército del sultán, 100 000 hombres con poca experiencia y mucha desunión. Babur venció al sultán en la batalla de Panipat, a unos 90 kilómetros al norte de Delhi. Un año más tarde derrotó a una confederación rashput dirigida por Rana Sangha. Babur murió en 1530 antes de poder consolidar sus triunfos militares. Dejó escrito un libro de memorias, conocido como Babur-nama, diversos jardines en Kabul y Lajore y unos descendientes que culminarían su deseo de establecer un imperio en la zona.[5]

Babur fue sucedido por su hijo Jumaiún que tuvo que enfrentarse con numerosos problemas. Sufrió el ataque por parte de las tropas afganas lideradas por Sher Shah Suri (que fundó la dinastía Suri) y tuvo que exiliarse a Persia, país en el que pasó casi 10 años. En 1545 consiguió conquistar Kabul y reanudó las reivindicaciones sobre la India; tarea que resultó más fácil con el debilitamiento del poder afgano en la zona tras la muerte de Sher Shah Suri en mayo de 1545. Humayun retomó el control de Delhi en 1555.[5]

Jumaiún murió en 1556, dejando el trabajo de consolidar el imperio a su hijo de trece años Akbar. Tras la decisiva victoria en la segunda batalla de Panipat en 1556, el regente Bayram Khan siguió una vigorosa política de expansión. Tan pronto como Akbar alcanzó la mayoría de edad empezó a liberarse de las influencias de los ministros y la corte y demostró su propia capacidad de liderazgo. Era un adicto al trabajo y no dormía más de tres horas al día. Supervisaba personalmente la implementación de sus políticas administrativas, espina dorsal del Imperio mogol durante más de 200 años. Siguió conquistando, anexionando consolidando un territorio que se extendía desde Kabul al noroeste, Cachemira al norte, Bengala al este y más allá del río Narmada en la zona central de India. Su imperio era solo comparable al que 1800 años atrás había consolidado el Imperio mauria.

Los métodos de administración de Akbar afianzaron su poder sobre la aristocracia afgana y turca y sobre los intérpretes de la ley islámica, la Ulama. Creó un servicio imperial el cual se basaba en habilidad y no en clase social.[6]​ Sus servidores eran remunerados en dinero y no en tierras y no tenían derecho de herencia, de forma que se centralizaba el poder en el estado y aseguraba su supremacía. Las funciones políticas y militares estaban separadas de las de cobro de impuestos, las cuales recaían bajo los funcionarios del tesoro del imperio. Este sistema administrativo, llamado mansabdari, se basaba en la lealtad y el pago en dinero, lo cual era la base del Imperio mogol.

Akbar inició en 1571 la construcción de una ciudad amurallada cerca de Agra llamada Fatehpur Sikri. Se construyeron palacios para cada una de las reinas, un extenso lago artificial y suntuosas fuentes de agua. Sin embargo, la ciudad tuvo una vida muy corta y la capital se trasladó a Lahore en 1585. La razón de este cambio fue la falta de agua en Fatehpur. En 1599 Akbar devolvió la capitalidad a Agra, ciudad desde la que gobernó hasta su muerte.

Siendo un astuto gobernante, Akbar apreciaba los desafíos que suponían administrar un imperio tan extenso. Introdujo una política de asimilación de los hindúes que representaban la mayoría de la población. Reclutó a diversos jefes hindúes y les premió con altos cargos en el gobierno; fomentó los matrimonios entre los mogoles y la aristocracia rashput; permitió la construcción de nuevos templos; participó personalmente en festivales hinduistas; y abolió la yizia o impuesto de capitación que se aplicaba a los no musulmanes. Por otra parte se declaró juez supremo de todas las disputas derivadas de la interpretación del Corán y la ley sharia.

Akbar fundó una nueva religión, llamada din-i-ilahi (‘fe divina’) que fusionaba parte de los principios del hinduismo, el islamismo y otras religiones. La nueva religión era compatible con otras en la medida que se demostrara lealtad al emperador. En el fondo, sin embargo, esta nueva religión ofendió profundamente a los musulmanes ortodoxos. El principio de que el islamismo era la religión suprema se vio comprometido. La ulama perdió influencia. La conciliación entre las religiones y la tolerancia hacia los hindúes y musulmanes no ortodoxos causó una reacción entre los musulmanes suníes. Por otra parte, Akbar introdujo otros cambios. Animó a las viudas a casarse de nuevo, fue contrario a los matrimonios entre niños y persuadió a los comerciantes de Delhi de dedicar días especiales de los mercados para las mujeres, hasta entonces recluidas en sus hogares. Al final del reinado de Akbar, el Imperio mogol se extendía por la mayor parte de la India.

La tolerancia religiosa ocasionó un movimiento de rebeldía por parte de los musulmanes suníes. En la lucha fratricida que precipitó la caída del reinado del nieto de Akbar, Sha Jahan, en 1658, la aristocracia respaldó al militar islamista Aurangzeb en la pugna contra su hermano, el poeta y escritor, Dara Shikoh, al cual venció y mandó decapitar en 1662.

El Imperio mogol bajo los gobiernos de Jahangir y Sha Jahan se caracterizó por la estabilidad política, una fuerte actividad económica, hermosas pinturas y edificios monumentales. Jahangir se casó con una princesa persa de nombre Nur Yeján (luz del mundo) que se convirtió en el personaje más importante de la corte después del emperador. Como resultado de ello, poetas, artistas y oficiales persas encontraron asilo en la corte mogol. El número de oficiales improductivos, la corrupción y la excesiva representación persa terminaron con la imparcialidad de la corte. Jahangir promovió las conversiones al islamismo; persiguió a los seguidores del jainismo y ejecutó al gurú Áryuna Dev, líder de los sijes. El interés de la emperatriz en asegurar el trono a un príncipe de su elección hizo que Sha Jahan se rebelara en 1622. Ese mismo año los persas tomaron Kandahar en el sur de Afganistán lo que significó un revés en el prestigio del Imperio mogol.

Entre 1636 y 1646, Sha Jahan envió los ejércitos mogoles a conquistar Decán y otras zonas al noroeste del imperio. Aunque sirvieron para demostrar la capacidad militar, estas campañas drenaron la economía del imperio. El estado se convertía cada vez más en una máquina militar y los nobles se multiplicaban lo que aumentaba la demanda de ingresos. La unificación política y el mantenimiento de la ley y el orden en un territorio tan extenso fomentó la aparición de grandes centros del comercio y la artesanía como Agra, Lahore, Delhi y Ahmadabad. Estos centros estaban conectados por carreteras y caminos fluviales hasta otros puertos o lugares más lejanos. El mundialmente famoso Taj Mahal se construyó en Agra durante el reinado de Sha Jahan como tumba para su amada esposa Mumtaz Mahal. Este monumento simboliza tanto la arquitectura mogol como los excesivos gastos que se producían en un momento en el que la economía estaba en recesión. La posición económica de campesinos y artesanos siguió sin mejorar, ya que la administración fue incapaz de conseguir cambios en la estructura social.

El último de los grandes emperadores mogoles fue Aurangzeb que llegó al trono tras asesinar a todos sus hermanos y meter en prisión a su padre, Sha Jahan. Durante los 50 años que duró su reinado el imperio alcanzó su máxima extensión territorial, alcanzando a dominar casi todo el territorio de la India actual, unificando el Indostán y el Decán, pero mostró también inevitables síntomas de declive.

La burocracia creció de forma desmesurada y corrupta y el ejército quedó atrasado en armamento y tácticas militares. Aurangzeb restableció la ortodoxia musulmana y adoptó duras políticas contra los musulmanes que no demostraban plenamente su fe.

El emperador se vio envuelto en una serie de guerras: se enfrentó contra los pastunes (en Afganistán); los sultanes de Bijapur (en Decán); los marathas (en Majarastra) y los ahoms (en Assam). Las revueltas de los campesinos contra los líderes locales se hicieron habituales. La mayor integración de sus gobiernos con la fe islámica hizo que el pueblo, mayoritariamente hinduista, se sintiera cada vez más lejos del emperador.

Aurangzeb no solo prohibió la construcción de nuevos templos hinduistas, sino que destruyó un gran número de los existentes. Como fundamentalista islámico prohibió la música en la corte, abolió las ceremonias y persiguió a los sijes en Punyab; las guerras continuas contra las federaciones marathas no debilitaron a éstas, sino que las feroces represalias de Aurangzeb provocaron que numerosos clanes leales al Imperio mogol se unieran paulatinamente a los marathas. Las guerras mismas lanzadas por Aurangzeb causaron un incremento en la extensión territorial del imperio, pero resultaron a la larga excesivamente costosas en recursos, ya que los mogoles gastaban grandes cantidades de hombres y soldados en estos conflictos para obtener a cambio territorios devastados y casi despoblados. Inclusive, hacia 1700 los fracasos de Aurangzeb para conquistar y controlar la totalidad del Decán hicieron que las federaciones marathas se constituyeran en el Imperio maratha que a lo largo del siglo XVIII desafiaría en un mismo plano a los mogoles.

La crisis económica causada por las guerras de Aurangzeb se manifestaron en el costo excesivo de mantener su maquinaria militar y su burocracia, mientras la recaudación de tributos y el comercio empezaba a decaer por las políticas restrictivas y fundamentalistas del emperador. Inclusive aún antes de la muerte de Aurangzeb en 1707, quedara en evidencia que el poder iba pronto a cambiar de manos.

En 1709 subió al trono Bahadur Shah I, que no pudo revertir la decadencia que había empezado en los últimos años de Aurangzeb, y solo reinó hasta 1712. Sus descendientes tuvieron muy cortos reinados, sucediéndose hasta seis emperadores entre 1712 y 1720. En 1720 subió al trono mogol el emperador Muhammad Shah, que pese a sus habilidades gubernativas no pudo impedir la creciente decadencia marcada por los ataques del Imperio maratha, las revueltas de afganos y pashtunes en el norte, y la corrupción de sus cortesanos. De hecho en el reinado de Muhammad Shah los persas y afganos de Nadir Sah invadieron y saquearon Delhi en 1739, llevándose consigo numerosos tesoros, incluido el Trono del Pavo real.

Tras este terrible acontecimiento el poder del Imperio mogol se debilitó más aceleradamente, siendo llenado ese vacío por los marathas, el Imperio sij y los nizam de Hyderabad, mientras los mogoles veían reducido su poder efectivo al área más septentrional del Indostán, perdiendo toda presencia en el Decán. Inclusive cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales empezó su predominio en India tras la batalla de Plassey en 1757, los británicos denominaban al monarca mogol como "rey de Delhi" y ya no como "emperador".

El debilitamiento de la Confederación Maratha tras la tercera batalla de Panipat en 1761 no significó alivio para el Imperio mogol pues ahora la Compañía Británica de las Indias Orientales era el poder mayor en la India. Inclusive en 1803, tras fallidos intentos de asegurar la autoridad de los mogoles sobre su reducido territorio, el emperador Shah Alam II debió aceptar la protección de Gran Bretaña (lo cual equivalía a sujetarse al poder británico), siendo que su dominio ahora se reducía a los actuales estados de Punyab, Haryana, y el norte de Uttar Pradesh. Los británicos no asumieron el gobierno directo sobre el Imperio mogol, pero sí ejercieron su control indirecto y mantuvieron a los emperadores mogoles como simples símbolos sin poder efectivo; esta situación terminó cuando en la rebelión de 1857 los soldados cipayos sublevados invocaron el liderazgo del último emperador mogol, Bahadur Shah II. Vencida la sublevación, el Raj británico asumió el gobierno directo sobre toda la India y se abolió formalmente el Imperio mogol.

Babur, quien fundó el imperio mogol (1526) procedente del valle de Ferganá, escribió extensas memorias acerca de sus viajes y experiencias. Jumaiún durante su exilio mantuvo contacto con algunos de los mejores pintores de la corte safaví de Persia, como amante de las artes Jumaiún contrato a algunos de los pintores recién despedidos del prestigioso taller por el shah quien se había convertido a una estricta versión del islamismo que prohibía que se pintaran figuras. A pesar de que Babur y Jumaiún sentaron precedentes de aprecio por el arte y la literatura, fue hasta el gobierno de Akbar que ocurrió un importante cambio de la historia del arte indio. Así Akbar convirtiéndose en emperador prematuramente a los 14 años después de que su padre Jumaiún muriera al caer por las escaleras de su biblioteca guiado por un claro gusto personal fundió elementos de las prácticas artísticas de Persia, India y Europa innovando la pintura con una nueva forma.

Debido al interés de Akbar en los relatos de acción e intriga ilustrados contrató a un centenar de artistas para que trabajaran en el taller imperial bajo la dirección de siete pintores de la corte de Irán, las obras que realizaron en conjunto artistas iraníes e indios bajo el realismo petición de Akbar revelan un estilo claramente nuevo dotado de vitalidad, esas obras incluyen:

Sha Jahan transformó la pintura a una manifestación de las enormes riquezas que poseía, en los retratos cada vez más formalizados donde lucía los mejores textiles y joyas que sustituyeron las escenas narrativas que había introducido Akbar.

Un siglo después Muhammad Shah resucitó un interés por esas lujosas obras que se postergaron durante reinados como el de Aurangzeb (prefería la caligrafía a la pintura.

En 1739 la corte de Muhammad Shah fue saqueada por un caudillo de Irán el tesoro imperial fue robado y la biblioteca y las pinturas destruidas y dispersas.



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