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Graneros (Chile)



Graneros es una comuna y ciudad de Chile, ubicada en la Región del Libertador General Bernardo O'Higgins, específicamente en la Provincia de Cachapoal. Está distante a 74,36 km de Santiago y a 11,97 km de Rancagua.

La comuna de Graneros tiene una superficie de 113 km² y una población de 31.051 habitantes (Censo Año 2012), correspondientes a 15.719 hombres y 15.332 mujeres.

Graneros pertenece al Distrito Electoral nº 15 y a la 9ª Circunscripción Senatorial (O'Higgins). Es representada en la Cámara de Diputados del Congreso Nacional por los diputados Juan Luis Castro del PS, Raúl Soto Independiente, Javier Macaya de la UDI, Issa Kort de la UDI y Diego Schalper de la UDI. A su vez, es representada en el Senado por los senadores Juan Pablo Letelier Morel del PS y Alejandro García-Huidobro Sanfuentes de la UDI.

La Ilustre Municipalidad de Graneros es dirigida por el alcalde Claudio Segovia Cofré (independiente), el cual es asesorado por los concejales:

Existen vestigios de ocupación en la zona por el Imperio Inca, asociado al Pucará de La Compañía. Seguramente servía al comercio y dominio que este imperio sustentaba con los habitantes de más al sur.

Los indígenas del Valle del Cachapoal corresponde a los Picunches que se asocian con el lonco Cachapoal, y se autodenominaban Cachapoales. Su asentamiento se ubicó principalmente en los alrededores de lo que hoy es la ciudad de Rancagua, a orillas del río que lleva el mismo nombre del pueblo, por un grupo de aproximadamente 400 personas.

En ese entonces el área de Graneros era un paso hacia el norte a través del Paso de Angostura, al norte de Mostazal. Y el Cerro de La Compañía fue un punto estratégico del control de ese paso, existiendo una comunicación entre los pueblos regidos por los Caciques de cada sector.

En la época de la Conquista, los Picunches de cada aillarehue se rindieron si oponer resistencia, ya que culturalmente siempre se mostraron indiferentes a otros pueblos que los dominaron. Y a la caída del Imperio Inca, pasaron años hasta que llegaron españoles a esas tierras. En esa época, los conquistadores se encuentran con espacios cultivados de maíz, o con ganado compuesto por llamas. En cuanto a la minería, existe información referente a la extracción de cobre en el sector del interior de Codegua.

Los españoles que se avecinan, primero ocupan lo que hoy es Rancagua, refundando la aldea existente.

Uno de los primeros encomenderos del actual cono norte de la región que se menciona a través del "Libro Becerro" es don Gonzalo de los Rios y Ávila, quien llegó como uno de los soldados que arribo al territorio junto a don Pedro de Valdivia. Junto a una estancia en el valle de Codegua, por sus servicios en la conquista, se le entregó otra estancia en La Ligua y la administración de los lavaderos de oro del Marga Marga. Luego se traspaso su encomienda a su hijo Gonzalo de los Rios y Encio. Con la muerte de los Rios y Encio, la propiedad fue entregada vía encomienda o merced de tierras a otros soldados y un sacerdote, dentro de los que es posible mencionar a don Alonso de Toledo y a su hermano Luis de Toledo, quienes fueron dueños de la Estancia "Punta de las Cabras" y "Queyemavida" respectivamente, que corresponden a los actuales terrenos donde se ubica el cerro que todos conocemos como "Pan de Azúcar". Posteriormente a los hermanos Toledo se les entregaría otra estancia al oriente, en territorios que eran conocidos como Tunca Alto. Algo más al sur se ubicaba don Alonso de Córdova, quien era propietario del sur del actual Graneros y una parte importante del norte de Rancagua.

A la muerte de los hermanos Toledo, en 1615 la Compañía de Jesús adquiria ambas propiedades, una por cesión y la otra por compra, para ir incrementando poco a poco aún más la propiedad, con otras adquisiciones. En septiembre del año 1663, después que una expedición militar visitó la cordillera arriba de Rancagua, los jesuitas compraron la hacienda de la familia Barahona que incluía la quebrada de Codegua y todas las tierras cordilleranas entre los ríos Codegua y Coya. Los Jesuitas ya arrendaban las tierras hacia años, pero su compra cerró una gran parte de la cordillera a los ganados de la familia Córdova. Después, en 1665, compraron la estancia del teniente Juan Fernández de Porras que colindaba con las tierras del capitán Francisco Caviedes, el asiento de Machalí y las tierras de Rancagua.

En los tres años siguientes la familia Córdova demandó al teniente Juan Fernández de Porras y a los jesuitas, indicando que existía previa a la venta del año 1665 una promesa de venta de parte del teniente para venderles a ellos su estancia y la de los dominicos. En 1667 los jesuitas negociaron un deslinde entre sus tierras y las del capitán Francisco Caviedes, quien había utilizado parte del potrero de Coya por años, además de su estancia en Machalí. En 1668 la Real Audiencia falló a favor de los jesuitas y confirmaron la compra de la hacienda de la familia Fernández de Porras.

En 1672 los Jesuitas nuevamente ampliaron sus propiedades al comprar la estancia abandonada del convento de Santo Domingo en la zona de Machalí (que llegaba hasta la actual Villa de La Compañía). Las compras de los jesuitas encerraron a la familia Córdova, quienes vieron como su estancia se había reducido en tamaño por las pretensiones de los Jesuitas. En parte esta fue porque las tierras cercanas al asiento de Machalí, compradas por los jesuitas, fueron reclamadas por los Córdova como parte del título de merced del año 1579. Para aumentar la presión sobre los jesuitas, Alonso de Córdova les informó que su hermano Juan de Córdova le había cedido un título de tierras del capitán Juan de Tapia del año 1585 del valle de Codegua, donde los Jesuitas tenían sus instalaciones. Él les indicó que él se consideraba dueño de las tierras en las cercanías del cerro de Tuniche.

Esta nueva realidad judicial y su edad avanzada cambiaron la actitud del general Alonso de Córdova, quien en febrero del año 1675 decidió comprar las tierras de la zona de Machalí por 3000 pesos y el canje de algunas de sus tierras como parte de pago. Por lo cual Alonso de Córdova entregó a los jesuitas los potreros de Pangal, Totoral y todas las tierras cordilleranas relacionadas con dichos ríos. Por medio de esta compra los jesuitas llegaron a ser dueños de todas las tierras exploradas en la cordillera de Cachapoal por parte del teniente Nicolás Santos, en los años 1662 y 1663.

El conflicto sobre la ubicación del resto del deslinde entre las dos estancias se mantuvo a nivel local hasta el 29 de enero del año 1685, cuando el general Alonso de Córdova y el padre provincial de los jesuitas Francisco Tereira llegaron a un acuerdo sobre el deslinde en la zona de Tuniche. Como parte clave en el acuerdo subieron el cerro de Tuniche que separaba las Rinconadas de Codegua (Graneros) y Chacón (Rancagua) para definir una línea de deslinde entre las dos haciendas.

En primer lugar, aceptaron que la barranca del estero de Machalí serviría como deslinde principal, para lo cual mediaron tres líneas desde diferentes puntos del cerro de Tuniche hasta donde el camino real cruzaba el estero de Machalí. La primera línea, la más al norte, seguía la palizada que los Toledo habían construido para proteger sus ganados, mientras que las dos siguientes intentaron hacer una línea recta entre el cerro de Tuniche, la barranca del estero de Machalí y la Peña Naranjado que se veía en la cordillera adelante. Decidieron que la línea del medio representaba el deslinde más justo y así lo indicaron ante el notario.

El nuevo deslinde seguía el estero de Machalí, sin cruzarlo, hasta llegar al deslinde previamente fijado con la estancia de Francisco Caviedes. Para compensar a los Jesuitas por la pérdida de una parte de sus tierras, porque el estero de Machalí no corría en línea recta, el general Alonso de Córdova pagó a los Jesuitas unos 230 pesos al contado. Dos años después en 1687 los herederos del general Alonso de Córdova pidieron una mensura de su estancia para definir ahora las tierras pertenecientes al pueblo de indios de Rancagua, y a la vez judicializar el deslinde que previamente habían establecido frente al notario. Los nuevos dueños de la estancia de Rancagua intentaron varias veces reconsiderar la ubicación del deslinde de Tuniche; sin embargo, la voluntad escrita del general Alonso de Córdova superaba sus quejas. El deslinde definido hace tantos años, es lo que hoy separa las comunas de Graneros, Rancagua y Machalí.

En 1767, los Jesuitas son expulsados de todos los reinos de la Corona española, lo que genera la salida de ellos desde la Hacienda. Esta pasa a manos de la Corona y se procede a su remate, adjudicándosela el Conde de la Conquista, Mateo de Toro y Zambrano, en 1771. La Hacienda continua su producción agrícola, tal como la dejaron los misioneros, y surte a todo el Reino de Chile.

Don Mateo de Toro y Zambrano, ya de cierta edad, pasa el verano en la Hacienda, y el invierno en la Casa Colorada. A la muerte del Conde, su hijo José Gregorio, que vuelve de España luego de realizar sus estudios de Leyes, hereda las propiedades junto a su esposa, Josefa Dumont de Holdre. El matrimonio tiene tres hijos, Manuel María (fallecido defendiendo los intereses de la monarquía en la batalla de Maipú), José y María Nicolasa.

El padre muere joven, dejando a la condesa Josefa a cargo de una Hacienda en medio de una Guerra de Independencia que le es totalmente contraria. Ella, una realista beligerante y antagonista a la visión independista de gran parte de los Toro-Zambrano, envía a sus hijos de quince años a "defender los intereses de la Corona". Los muchachos mueren en batalla, quedando ella viuda y sin heredero varón.

Al perder España la guerra, Bernardo O'Higgins elimina todas las encomiendas y títulos, quedando entonces sin su Casa Colorada ni su Hacienda. Por esto, acude a hablar con el Director Supremo, y ofrece la mano de su hija María Nicolasa de Toro-Zambrano y Dumont de Holdre, a cambio de conservar la Hacienda. Entregando la Casa Colorada al futuro marido designado por O'Higgins mismo.

Bernardo O'Higgins elige a Ramón Freire, ya que no se podía comenzar un nuevo país sin tener un sustento asegurado, como era el proporcionado por la Hacienda. Pero Nicolasa de Toro-Zambrano se enamora del administrador de la Hacienda, Juan de Dios Correa de Saa y Martínez, con quien se casa a complacencia de la madre, quien logra mantener para la familia la Hacienda, y deja a su hija casada con un patriota.

Nicolasa de Toro-Zambrano y Dumont de Holdre, casada con Juan de Dios Correa de Saa y Martínez, quien fuera Presidente del Senado de la República en 1861, toma un real protagonismo en los quehaceres de la Hacienda, y logra que el trazado del tren al sur, tenga una estación en el cruce con el camino que une los dos caminos reales. De esta forma, la Hacienda surte de sus productos a través del ferrocarril, y se genera un poblado alrededor de la estación y graneros de acopio, que se convertiría en la actual ciudad de Graneros.

Graneros fue una localidad fundada en 1899 por don José Manuel Irrarázabal Correa, siendo su primer alcalde don Francisco Correa y Toro, fundador material de Graneros. Se caracterizaba por ser un pueblo pequeño, es decir una villa donde vivían tan solo 325 habitantes aproximadamente.

Recién creada la comuna de Graneros, su territorio abarcaba desde el territorio actual y el de Codegua, incluyendo la localidad de La Compañía.

Un acontecimiento muy importante fue en 1901, cuando el ingeniero William Hodgkinson arma el primer automóvil de Chile, lo que se realizó en una casona que actualmente se encuentra entre las avenidas La Compañía y Bernardo O'Higgins, la Casa Hodgkinson(lamentablemente esta añosa casa ya no existe debido a que en 2013 un incendio destruyó casi su totalidad y hoy están solo sus cimientos). Este carro recorrió las calles granerinas de la época. William Hodgkinson, un ingeniero de origen inglés, llega a residir a Graneros luego de contraer nupcias con la sobrina de Rafael Ovalle Correa. En el primer piso de su casa, este ingeniero, junto con Ovalle Correa, fundan la Maestranza Ovalle-Hodgkinson. Donde se fabricaron piezas para ferrocarriles, y luego, al conocer a William Braden, las primeras locomotoras de trocha angosta que llegarían a la actual mina de cobre, El Teniente.

La fundación de El Teniente, comienza en esa casa. Ya que Graneros, al tener la conexión de Ferrocarriles, y al estar muy cerca de la ubicación de la mina, se transforma en el centro de operaciones de Braden. Y desde allí se montan expediciones de exploración de vetas y caminos para su desarrollo y explotación.

Pero, dado que don Raul Irarrázabal Correa, quien era dueño de los faldeo de Codegua, no quiso ceder los derechos de paso, Braden y Cia. se trasladaron a Rancagua, e inició la ruta por donde hoy está trazada.

A mediados del siglo XX, la Corfo (Corporación de Fomento de la Producción) impulsa la formación de la industria Fiat, la que da un gran impulso al desarrollo industrial de la región. La fábrica de autos fue cerrada a principios de los años 80.

La zona se caracteriza por la producción agrícola el folklore integrado por varios conjuntos. y la industria del café, debido a la ubicación de una planta de Nestlé en el centro de la localidad. También posee un fiel apego a la tierra y las tradiciones patrias.

Desde Santiago, se puede llegar en bus, lo que demora aproximadamente una hora y quince minutos, o en Metrotrén desde Estación Central, que demora una hora a la Estación Graneros.[2]​ Desde Graneros se puede llegar fácilmente en automóvil, colectivo o micros, a las localidades de San Francisco de Mostazal, La Compañía, Codegua, Rancagua, entre otros.

La comuna de Graneros ha tenido a un club participando en los Campeonatos Nacionales de Fútbol en Chile.



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