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Corporación de Fomento de la Producción



La Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) es la agencia del Gobierno de Chile, organismo de ámbito multisectorial, encargado del fomento de la producción nacional y promotora del crecimiento económico regional.[2]

Actualmente Corfo cuenta con más de 50 programas que apoyan a 200 mil beneficiarios al año y que apuntan a convertir a Chile en un país más desarrollado hacia el fin de esta década.

Debido a los acontecimientos internacionales y nacionales ocurridos en el decenio de los años treinta, Chile se vio envuelto en una serie de cambios de variables de orden político, económico, social y de mentalidad que se ven plasmadas en la creación de la CORFO.

Esta fue fundada bajo el gobierno radical de Pedro Aguirre Cerda, el 29 de abril de 1939 junto a la Corporación de Reconstrucción y Auxilio para buscar la industrialización del país y coordinar la reconstrucción tras el terremoto de Chillán de 1939,[3]​ respectivamente.

A raíz de la Gran Depresión, el Estado inaugura una política activa de impulso a la industrialización y establece instituciones de regulación y planificación. Esto recurrió a la reducción forzada de importaciones, a la fijación del tipo de cambio, a la restricción del crédito y al establecimiento de tasas múltiples, todas ellas como medidas reaccionarias ante la caída de exportaciones en el país.[4]

Durante el segundo gobierno de Arturo Alessandri Palma (1932-1938) se inició el debate del desarrollo económico e industrial del país, que hasta ese momento se encontraba sumado en el subdesarrollo y estaba sometido a la importación de gran parte de sus recursos, en especial del acero, muy necesario para iniciar un futuro proceso de industrialización. Por ello en 1934 se revivió un organismo fundado en 1931, el Consejo de Economía Nacional, que tendría como secretario general a Pedro Aguirre Cerda, tomando las riendas de un necesario avance hacia el progreso y el desarrollo. Las elecciones presidenciales de 1938 estuvieron marcadas, entre otros temas, por la forma en que se debía abordar la disyuntiva.

Tras la elección del candidato radical vendría un factor decisivo para su creación: un mortífero terremoto grado 7,8 MW sacude el sur del país en enero de 1939, obligando a inyectar grandes cantidades de dinero provenientes del extranjero para la reconstrucción y el fomento de la producción nacional, como parte del "crecimiento hacia adentro" que proponían los radicales.

Ante la propuesta del gobierno, fue Roberto Wachholtz, en ese entonces ministro de Hacienda, el encargado de defender el proyecto de ley ante un poder parlamentario en manos de los conservadores y latifundistas de la época, que pedían una predominancia del interés económico por sobre el interés del estado.

El día 29 de abril de 1939, y después de un intenso debate legislativo, se promulga la "Ley N° 6.434 de Reconstrucción, Auxilio y Fomento de la Producción" que crea la Corporación de Fomento de la Producción y la Corporación de Reconstrucción y Auxilio.[3]​ Finalmente es la segunda la que se encargará de la tareas de reconstrucción.

Dentro de las primeras misiones de la Corfo está el reclutamiento de profesionales de primera línea, principalmente ingenieros y economistas como Guillermo del Pedregal, Raúl Zorrilla, Oscar Gajardo, Eduardo Figueroa Geisse, Mario Sarquis Yazigi, Guillermo Moore Montero, Germán Pico Cañas entre otros, para evaluar y hacer un catastro de los recursos de los que Chile disponía y buscar la mejor forma de explotarlos.

Los Planes de Acción Inmediata fueron la respuesta a la urgencia de contar con planes a corto plazo para mitigar los efectos del terremoto de 1939. Así hubo un primer Plan de Acción Inmediata para la Minería y luego vendrían otras áreas: El Plan de Fomento de la Producción de la Energía Eléctrica, El Plan de Acción Inmediata para la Agricultura y Explotaciones afines, El Plan de Fomento Industrial y El Plan de Acción Inmediata de Comercio y Transporte. Los Planes de Acción Inmediata marcaron la primera década de Corfo, donde su principal foco fue "el fomento a la industrialización y una política de incentivo a las exportaciones, especialmente agrícolas".

En 1940, La Corfo abre una oficina en Nueva York, Estados Unidos. Su misión tenía carácter comercial, financiero y técnico. La oficina realizaba las negociaciones y operaciones con el Eximbank (Export-Import Bank of the United States), particularmente gestionando planes de inversión y solicitudes de crédito.

Una de los primeras necesidades cubiertas por la Corporación fue la energía eléctrica y el acero, la primera ya era un eje fundamental de los países industrializados y el segundo era primordial para la construcción de todo tipo de maquinarias industriales. Por la primera nace la Empresa Nacional de Electricidad S.A. ENDESA, que desarrollaría una extensa red de plantas hidroeléctricas de pasada y la instalación de torres de transmisión que actualmente forma el SIC, en 1943. Por la segunda la Compañía de Aceros del Pacífico S.A. CAP, que controla hasta hoy la mayoría de la industria siderúrgica con plantas como Huachipato.

Luego vendría la exploración de pozos petrolíferos en la región patagónica de Magallanes, hasta que el 29 de diciembre de 1945 se realiza la primera perforación exitosa para formar en 1950 la Empresa Nacional del Petróleo ENAP que comandaría las exploraciones y posteriormente las refinerías.

Hasta 1970, la Corfo actuó en función del sector privado, desarrollando proyectos que este no podía llevar a cabo, todo esto en el margen de una economía mixta. La llegada de la unidad popular al poder, durante dicho año, significó el término del arreglo en la economía mixta, dado que el gobierno emprendió un amplio proyecto de estatización de la economía.[5]

La entidad experimentó muchas transformaciones a lo largo de los años. Pasó de ser una institución creadora de nuevas empresas y negocios, como sucedió hasta principios de los años '70, esto principalmente dado el contexto del gobierno del presidente Salvador Allende. A administrar empresas públicas y a ser una financiera "de primer piso" durante la segunda mitad de los setenta y hasta mediados de los ochenta. En la segunda mitad de los años ochenta redujo su operación de primer piso para abordar la de segundo piso, proceso que se acentuó hasta 1994.

Entre los años 1973-1989, la Corfo sufrió un proceso que desvirtuó el rol para el cual había sido fundada, Bajo dictadura militar y debido al régimen y tipo de políticas instauradas, se inició una política de privatización que culminó con el traspaso al sector privado de importantes empresas públicas. Pero al retorno a la democracia, una de sus principales tareas fue sanear el déficit financiero del proceso privatizador y la existencia de una cartera de créditos de alta morosidad.

El actuar de la Corfo se puede dividir en cinco períodos. El primero, trata sobre los planes de inversión en variados proyectos que realizó la Corporación, esto con el fin de realizar planes básicos y poder dotar a Chile de las principales industrias, como por ejemplo de la energía eléctrica. La segunda etapa, y una de las más importantes comienza con el periodo llamado “consolidación hacia adentro”. En este etapa se consolida la creación de empresas y la Corfo pasa de tener un  rol creador a uno planificador. El tercer periodo es el desarrollo de estas ideas para así en el cuarto período llegar a la consolidación del proyecto que se ve reflejado en la transferencia de propiedades de producción desde el sector privado al público. Finalmente la quinta etapa, que va desde los quince años posteriores a 1973, es la etapa en la que el proyecto decae pero sin perder su función de fomento de la actividad productiva del país.[6]

A principios de los años 90 surgen instrumentos de promoción de la asociatividad que se mantendrán por varios años. Entre ellos los Proyectos Asociativos de Fomento, los Fondos de Asistencia Técnica, y una década después el Programa de Desarrollo de Proveedores, los Programas Territoriales Integrados, las Agencias Regionales de Desarrollo Productivo y los Clusters.

Pero el nuevo milenio había llegado con repercusiones económicas provocadas por la crisis asiática de 1998. Las empresas de menor tamaño se transformaron en el foco de la Corfo. Primero su acción se concentró en elevar la competitividad individual de las empresas; luego de las cadenas productivas y más tarde la del entorno empresarial, entendiendo que todos forman redes que influyentes entre sí. Además, dispuso iniciativas tendientes a atraer a Chile inversión extranjera, al tiempo que trabajó por captar inversiones que se localizaran en las distintas regiones del país.

Conjuntamente con la creación de líneas tan exitosas como Capital Semilla o las Incubadoras de Negocios, Corfo irrumpe de manera contundente en sectores que lo requerían y donde no había experimentado, como el cine y la televisión.

En 2010, el terremoto de febrero es una nueva catástrofe que marca el rumbo de la institución. Corfo reacciona poniendo a disposición de las micro, pequeñas y medianas empresas fondos para facilitarles el acceso a financiamiento para la reconstrucción. Al mismo tiempo se compromete a respaldar créditos para inversión, capital de trabajo y reprogramación, sin descuidar los diferentes Programas de que dispone.

Es así como el año 2014 marca un nuevo ciclo, caracterizado por la necesidad evidente de un cambio de la estrategia de desarrollo productivo. La estrategia basada en la explotación de los recursos naturales ya no está rindiendo como en el pasado. Se requiere avanzar fuertemente en una política que promueva la productividad, la sofisticación del aparato productivo y la diversificación de la matriz exportadora. La oferta de valor de Corfo se diseña en función de esos objetivos.

Entonces se define que su misión será mejorar la competitividad y la diversificación productiva del país, fomentando la inversión, la innovación y el emprendimiento, y fortaleciendo, además, el capital humano y las capacidades tecnológicas para alcanzar el desarrollo sostenible y territorialmente equilibrado.

Lo anterior, con la visión de ser una agencia de clase mundial que logra los propósitos establecidos en su misión, articulando en forma colaborativa ecosistemas productivos y sectores con alto potencial para proyectar a Chile hacia la nueva economía del conocimiento, en el siglo XXI.

En ese contexto, la Corfo define que entre sus roles fundamentales estarán:

El nuevo rol de Corfo consiste en conducir activamente el proceso de reorganización de su administración y capital humano, para afrontar los nuevos desafíos cada vez más exigentes. En este sentido, debe permitir a los distintos elementos del sistema – empresas, instituciones, profesionales – anclar a las propias pautas económicas de un país desarrollado, en la cual su impelente es la innovación y el conocimiento. La Corporación, en consecuencia, ha ido adaptando a las empresas chilenas en función de esa lógica a partir del mejoramiento de la productividad interior, el emprendimiento, la atracción de inversiones en rubros relacionados al conocimiento y el financiamiento para el sector empresarial.[7]

El cargo de presidente no existe, por esto el vicepresidente ejecutivo representa el cargo más alto al interior de la institución, por él cual han pasado diversas personalidades políticas y económicas que han sido nombradas por el Presidente de la República de Chile:[8]

Los Comités Corfo son entidades creadas con fines específicos, en ellos se reúnen representantes tanto del sector privado como público, con la intención de desarrollar estrategias favorables para el crecimiento del país. Actualmente existen seis comités CORFO en funcionamiento.[9]

CORFO, a través de su comité SEP participa de las siguiente empresas:



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