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Granma (yate)



¿Dónde nació Granma (yate)?

Granma (yate) nació en Veracruz.


Granma es el nombre de una embarcación adquirida en Tuxpan (Veracruz) de forma clandestina por un grupo de exiliados cubanos en Abasolo (Tamaulipas) México, liderado por Fidel Castro, que conformaban el Movimiento 26 de Julio. El barco fue comprado a una empresa estadounidense, y el nombre Granma proviene de un apodo común en inglés para una abuela (abreviatura de "grandmother"). Este barco fue posteriormente usado por 82 expedicionarios de dicho movimiento en el desembarco con fines revolucionarios que encabezó Fidel Castro y entre los que participaron el Che Guevara, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Juan Almeida Bosque y Ramiro Valdés, entre otros.[1][2][3]

En la madrugada del 25 de noviembre de 1956, bajo la lluvia el yate Granma comenzó a navegar por las quietas aguas del río Tuxpan, México. El barco llegó a las costas orientales de Cuba el 2 de diciembre de 1956 cerca de la playa Las Coloradas en el municipio de Niquero y marcó el inicio de las luchas guerrilleras, que culminaran con el triunfo de la Revolución Cubana, el 1 de enero de 1959.

En la actualidad el barco se exhibe en el Memorial Granma adjunto al Museo de la Revolución en La Habana.[4]

Tras el fracaso del asalto al Cuartel Moncada (26 de julio de 1953), Fidel Castro y sus compañeros supervivientes fueron condenados a varios años de prisión. Sin embargo, la presión popular y el esfuerzo de sus familiares, hizo que tras veintidós meses presos en isla de Pinos, fuesen amnistiados. Fidel Castro se dirige a México desde donde prepara una expedición a Cuba para comenzar una insurrección armada contra la dictadura batistiana.

Para la travesía se necesitaba una embarcación cuya compra estuvo a cargo de el Cuate, apodo de un mexicano llamado Antonio del Conde. Este personaje conserva consigo una copia de la escritura de compra y venta original de la embarcación. Según ella el yate fue construido en 1943, hecho de madera y motor de aceite con una sola cubierta, sin mástil, proa inclinada y popa recta.

La embarcación estaba matriculada en el Puerto de Tuxpan, con el objetivo de realizar navegación de altura y viajes de recreo o para pasar fines de semana en el mar.

Su señal directiva era X.C.G.E , el casco es de madera, su eslora mide 13,25 metros, la manga 4,76 metros y posee un puntal de 2,40 metros. Su tonelaje bruto es de 54,88 ton (neto 39,23 tn), y estaba impulsado por dos motores Gray GM con una potencia de 225 cc, que le permitían desarrollar una velocidad máxima de 17 km/hr.

Cuando se produce la compra del mismo el propietario era Schuylkill Products Company Inc., la empresa que lo vendió declaró que desde el 10 de octubre de 1956 quedó clara la venta a Antonio del Conde por 50.000 pesos mexicanos. Esta empresa tuvo interés en que quedara explícito que ella no tenía ninguna responsabilidad con el posterior uso del barco Granma. Tal vez pudiese estar claro del objetivo final del yate. La escritura se hace legal el 30 de mayo de 1957, es decir, cuando ya los revolucionarios se encontraban en las montañas de la Sierra Maestra, combatiendo por la toma de Cuba.

La embarcación fue adquirida un mes y medio antes de salir del puerto de Tuxpan, y es probable que por ello los vendedores exponen que desde que “el Cuate” tomó posesión del mismo la ha usado y usufructuado a su entera satisfacción y por su exclusiva cuenta y riesgo, sin ninguna responsabilidad para la compañía vendedora.

Ha contado el Cuate que cuando fue con Fidel Castro a ver el yate Granma al puerto Tuxpan, inmediatamente lo inspeccionó y en ese momento quedó decidido que en el Granma harían su viaje los revolucionarios cubanos.

Pasados unos minutos de la primera hora del 25 de noviembre de 1956, bajo la lluvia fría, el yate Granma, comenzó a navegar sigilosamente de Santiago de la Peña, por las aguas del río Tuxpan; debía burlar la vigilancia del faro y un puesto naval de la marina mexicana existente en la salida al mar abierto. Ya allí, comenzaron los vientos fuertes y el batir de las olas, originando bandazos en la embarcación que provocaron mareos y vómitos en muchos de los expedicionarios.[5]

Alejados de la costa mexicanas y burlando la guardia fronteriza, encendieron las luces y cantaron el Himno Nacional de Cuba y la Marcha del 26 de julio, concluyeron pronunciando consignas revolucionarias. Fidel Castro que iba al mando, ordenó armar a varios compañeros, por si los guardafronteras mexicanos trataban de detenerlos. Entre el 25 y el 27 de noviembre los expedicionarios navegaron por el Golfo de México.[6]

En la madrugada del 28 se adentraban en el Mar Caribe y el 29 por la madrugada se ordenó prepararse para el combate, pues se acercaban dos naves sospechosas; sin embargo, eran dos pesqueros que pasaron de largo. Durante el 30 de noviembre, el yate mantuvo el rumbo hacia la Isla; ese día la radio del Granma captó las noticias en las que se hablaba del levantamiento en Santiago de Cuba.[7]

Había fallado una de las premisas fundamentales del plan táctico que era la concentración del alzamiento en Santiago de Cuba con el desembarco para distraer las fuerzas. Batista tenía información de la salida del yate y su propósito. Los mandos militares del gobierno, habían circulado la descripción del barco, con instrucciones para su captura.

No obstante, en la noche del día primero ya el Granma se acercaba a la zona escogida para el desembarco. Roque y Mejía, piloto y timonel respectivamente, se turnaban en la cabina, oteando en la noche los destellos del faro de Cabo Cruz.

Pasada la media noche y cuando Roque miraba el horizonte, una fuerte ola sacudió la embarcación y el vigía fue lanzado al mar.

Fidel ordenó detener la marcha para rescatarlo. El mal tiempo y la noche cerrada impedían encontrar a Roque. Estuvieron cerca de una hora escudriñando el encrespado mar con las linternas, pero nada. Muchos ya lo creían ahogado y pensaban que nada quedaba por hacer; sin embargo. Fidel ordenó continuar la búsqueda. Un nuevo y más abierto giro permitió escuchar una voz casi apagada, pero suficiente para guiar a la nave hasta el extenuado expedicionario. Con una soga y con bastante esfuerzo, lograron rescatarlo.[6]

Una hora más tarde divisaron las luces del faro de Cabo Cruz. Enfilaron por el canal de Niquero hasta llegar a las boyas, que, por cierto, no coincidían con los datos de la carta náutica. Les surgió la duda de dónde se encontraban, disminuyeron la velocidad y cambiaron el rumbo. Fidel Castro decidió dirigirse a la costa para desembarcar, y en la tarde del primero de diciembre informó a todos que lo harían de un momento a otro en un punto cercano de Niquero, al sur de Oriente. También dio a conocer la estructura militar que asumirían.

En una punta de mangle nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas —que es donde debieron haber bajado—, el Granma encalló, lo cual obligó a adelantar el desembarco. Eran las 06:50 horas del 2 de diciembre de 1956.

Utilizaron el bote auxiliar para transportar a tierra el armamento y demás materiales de guerra, pero fue tanto el peso que la pequeña embarcación no pudo resistir y se hundió. Cada cual debió cargar lo suyo. Faltando ya solamente por bajar el pelotón de retaguardia, pasaron cerca del yate una lancha de cabotaje y un barco arenero. Se hizo más urgente el abandono del Granma y, por carecer de petróleo, no pudo cumplirse la idea inicial de Fidel de que regresara a las costas de Caimán Brac.

El 2 de diciembre de 1956, en una punta de mangle nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas, encalló el Granma, lo cual obligó a adelantar el desembarco para las 06:50 horas. La llegada fue llena de dificultades al paso de marabú, pantanos que dejaban el fango por el cuello durante más de un kilómetro.

Transcurridas dos horas de marcha, Crespo distingue el verdor de una franja de terreno y los contornos de un bohío. La vanguardia se dirigió de inmediato en esa dirección. Anduvieron por dos horas para llegar al lugar, aunque todavía no tenían la certeza de estar en la isla grande.

En un breve descanso y mientras esperaba que se incorporaran los demás, Fidel dijo a Crespo que fuera a explorar una casa que dijo haber visto. Allí encontró al campesino Ángel Pérez Rosabal, quien tras ser conducido ante Castro, confirma que estaban en tierra firme.

Un total de 82 revolucionarios formó parte de la expedición.

Los jefes de escuadra fueron:

Los otros integrantes de los pelotones fueron:


Coordenadas: 23°8′27″N 82°21′25″O / 23.14083, -82.35694



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