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Gregorio Antúnez



Este artículo contiene información acerca de los personajes de la serie de televisión Camera Café, emitida en España por la cadena Telecinco desde el 18 de septiembre de 2005 hasta el 1 de septiembre de 2009. El creador de la serie, Luis Guridi, quería conseguir actores que no fueran conocidos por el espectador.[1]​ Para elegir a los actores contó con Elena Arnao como directora de casting, quien había realizado esta función en otras series como Aquí no hay quien viva, Cuéntame cómo pasó y Los ladrones van a la oficina.[2]​ Su idea de llevar actores desconocidos por el gran público hizo que muchos de los directivos se volvieran en su contra.[3]​ Además del reparto principal, hubo una gran cantidad de cameos: Javier Sardá, Karlos Arguiñano, Pablo Carbonell, Fernando Romay, Georgie Dann, Antonio Ozores, Zatu, Acción Sánchez y Mario Picazo.[4][5]

Gregorio Antúnez Guisado, interpretado por Luis Varela, es un personaje olvidadizo y anticuado. Es el director gerente y lleva toda la vida en la oficina. No se cansa de contar que él estuvo presente en los momentos más difíciles de la empresa cuando aún las fotocopias se hacían con máquina de escribir. Olvida, eso sí, que antes todo el mundo trabajaba ocho horas y en el presente no se hacen menos de doce. Aunque perfectamente podría jubilarse, prefiere estar en la oficina antes que en su propia casa debido a su esposa y sus tres hijas, las cuales hacen de él lo que quieren. Así que, aunque no haga mucha falta en la empresa, se pasea por ella encargando informes y convocando reuniones.[6]

Gregorio tampoco es un ejemplo de eficacia. Da la impresión de que los años de duro trabajo ya pasaron para él. Ahora con figurar y echar alguna que otra bronca, le basta. De hecho es el primero que participa de los infantiles juegos de Julián y Jesús. Su pasión son los caballos, de hecho, pertenece a una peña hípica. Allí tiene su grupo de amigos, una pantalla gigante para ver las carreras, un botellero bien surtido, y desde que descubrió Internet, se pasa las horas en la oficina consultando estadísticas, pedigrís y demás.[6]

Las frases que Gregorio suele decir más a menudo son «¡Gentuza!», «¡La madre que los parió!», «¡La Virgen!», «¡Borregos!», «¡A la puta calle!» y «¡Pónganse a trabajar, basura, que son ustedes basura!», entre otras.[7]

Bernardo Marín, interpretado por César Sarachu, es un personaje calificado como un eterno niño. De profesión contable, Bernardo no es más que un cuarentón "enmadrado". Aún no se ha emancipado y tampoco piensa hacerlo, ya que vivir con su madre le parece de lo más normal. Solo de pensar en dejarla se le pone mal cuerpo, y es que tiene muy asumido que las cosas son como son. A Bernardo se le ha pasado el arroz para casi todo. Su biografía la resume él mismo en un párrafo.[8]

En la oficina, es el hazmerreír de sus compañeros, especialmente de Jesús y de Julián. Para él trabajar es como ir al colegio: insultos, bromas pesadas y engaños, pero es mejor que quedarse en casa y jugar a las cartas con su madre y las amigas de ésta, o ir al cine con su madre, o ir al supermercado con su madre; en el trabajo al menos se relaciona con otros seres humanos.[8]​ Parece ser que es el polo opuesto a su padre, quien tenía muy mal carácter y nadie se atrevía a meterse con él. El padre de Bernardo les abandonó a su madre y a él cuando Bernardo tenía 38 años.[9]

La historia de amor con Cañizares es poco menos que de parvulario. Su forma de seducir ha evolucionado muy poco de como lo hacía en la EGB. Lo mismo no deja de mirarla que le mete un empujón. Pero afortunadamente Maricarmen le tiene pillado el juego. Es una historia de amor que se vislumbra eterna e imposible de consumar, no solo por la forma de ser de Cañizares y Bernardo, sino también por la madre de Bernardo, quien no acepta la relación que mantiene su hijo con su compañera de trabajo.[8]

Jesús Quesada Martín está interpretado por Arturo Valls. Jesús es un personaje que tiene el instinto de un vendedor de coches. Su astucia y su labia le han llevado a ser encargado de ventas, un puesto nada desdeñable teniendo en cuenta su forma de ser. Y es que por mucho que quiera esconderlo Jesús es un chico de barrio al que el traje le viene grande.[10]

Según él, es un hombre de gustos sencillos; su coche de última gama, su amada caravana, su reloj de oro, y si sobra espacio una mujer y dos hijos. La relación con su esposa es de lo más abierta dado que ella le engaña con quien puede y él, por supuesto, hace lo mismo. Es por esto que Jesús está poco en casa ya que sus escapadas nocturnas y las amantes no le dejan tiempo para mucho más.[10]

En el trabajo es un tipo que cae bien a todo el mundo, especialmente a los hombres. No obstante esto, es temeroso de sus jefes, Gregorio Antúnez y Victoria De la Vega, quienes aunque alguna vez le han mostrado aprecio, no le soportan. No tiene grandes preocupaciones y, por ello, resulta cómodo estar a su lado. Sus motivaciones son trabajar lo menos posible, ganar lo máximo y vivir el presente. Hay que destacar que está obsesionado con la subdirectora de marketing, Mónica Salazar, la cual siempre rechaza los intentos de seducción que le lanza Jesús, aunque en muy contadas ocasiones ha sucumbido a sus encantos.[10][7]

Arturo Valls hizo mal la primera audición que hizo para el personaje, a pesar de ello Luis Guridi le dijo que viniera el siguiente día, Valls volvió a hacer la prueba de otra manera y le gustó a Guridi y le dio el papel.[1]

Julián Palacios, interpretado por Carlos Chamarro, es el responsable de compras y representante sindical, lleva doce años en la empresa. De ideología izquierdista, le encantaría ser como Oscar Wilde, pero no tiene ni los estudios ni la capacidad suficientes. En la oficina, sin embargo, consigue aparentarlo.[11]

Como líder sindicalista, es siempre el que inicia la agitación social en la empresa: huelgas, reivindicaciones y protestas ante sus superiores. Por otro lado, siempre anda tramando algo, normalmente, con su amigo Jesús: gastando bromas (sobre todo a Bernardo), complicando situaciones, enredando historias y demás, aunque por lo general, todo suele volverse en su contra.[11]​ Esto ocurre sobre todo cuando la historia gira en torno a Arturo Cañas, quien siempre se mete con él llamándole "canijo" o incluso agrediéndole físicamente.[7]

Su vida sentimental es prácticamente inexistente. Estuvo casado durante tres años y ahora ya no quiere volver a comprometerse. Solo tiene encuentros esporádicos con Nacha en los que ella dicta las normas. Las mujeres de la oficina conocen esta historia. De los hombres, solo Jesús está al tanto.[11]​ No obstante, en la última temporada, Julián deja a Nacha embarazada, empezando un noviazgo más o menos estable aunque sin llegar a comprometerse ni a irse a vivir juntos.[12]

Aunque en público pone a Antúnez de vuelta y media, luego pacta con él a escondidas, incluso aceptando sobornos. Y es que la figura del sindicalista la emplea más en su propio provecho que en el de los demás.[11]

Mónica Salazar, interpretada por Carolina Cerezuela, es la subdirectora de marketing y acaba de llegar a la empresa. Es prácticamenre una Barbie al natural, algo que ella sabe perfectamente y que utiliza para conseguir todo lo que quiere. No entiende por qué hay personas feas, inútiles y que se complican la vida. En otras palabras, vive en un mundo "de color de rosa". Es superficial y pragmática; cuando algo no funciona no hay nada mejor como cambiarlo, ya sea un ordenador, un coche o un hombre.[13]

Su encanto y su atractivo sexual tienen un efecto devastador entre los hombres y lo utiliza en su provecho, de modo que siempre provoca estragos entre los hombres de la oficina, especialmente con Jesús, con quien en una ocasión, durante un eclipse solar, tuvo un encuentro sexual.[14]​ Sus experimentos amorosos, no obstante, son cortos y selectivos, ya que considera que no está al alcance de cualquiera. Se siente por encima de todos lo que la hace no ser buena compañera. Si quiere algo de una persona se interesa por ella, si no, la ignora.[13]​ En un episodio dio a conocer que era del municipio de Lepe (Huelva).

Por encima de ella está Victoria de la Vega, no obstante sabe que más tarde o más temprano dará el salto. No tiene prisa para ello pues, al fin y al cabo, ella es mucho más joven.[13]

Arturo Cañas Cañas, interpretado por Alex O'Dogherty, es el chófer del presidente de la empresa y en ocasiones de Gregorio Antúnez, cargo que realiza con la mayor fidelidad y eficacia posibles. De rostro hierático hasta extremos insospechables, tiene muy claro que en la vida hay dos tipo de personas: los imbéciles y los colegas.[16]

En la oficina todo el mundo le teme, sobre todo Julián y Bernardo, a los que llama "canijo" y "carapocha" respectivamente.[12]​ Arturo, hable de lo que hable, siempre mantiene el mismo gesto en su cara, es decir, no es capaz de expresar sentimiento alguno. Únicamente llora cuando habla de recuerdos familiares o de la muerte de su padre, Arturo Cañas Carrión, quien murió por un golpe de mar mientras navegaba en Escocia. Está muy orgulloso de su genética, de su familia y de su apellido, haciendo siempre que puede constancia de ello.[7]

A su apariencia de duro se suma su perro de raza pitbull, Marcial, y su afición al boxeo, al tiro y a la conducción de riesgo.[16]​ Otro aspecto de sus gustos es que le encanta todo lo relacionado con Rusia.[12]

María Victoria de la Vega, interpretada por Ana Milán, es la directora de marketing de la empresa. Fría, distante y sádica, todos, hasta Antúnez, temen su mal carácter, y es que parece que esté contra el mundo en general, algo que hace que no se lleve bien con ninguno de sus compañeros, y aún menos tener amigos.[17]​ Tampoco tiene una buena relación con sus familiares, algo que realmente no le importa.[7]

Es extremadamente estricta en el trabajo, el vacío de su vida privada parece ser la causa de todo. Su eficacia llega a tales extremos que no entiende siquiera porque Antúnez tiene el puesto que tiene. Victoria considera que así funciona el mundo, como una farsa de la que se siente totalmente fuera y contra la que lucha. Es por eso que vive en un estado de irritación permanente que a toda costa intenta ocultar.[17]

Enigmática e irónica en sus contestaciones, es un claro ejemplo del refrán "perro ladrador, poco mordedor", dado que al fin y al cabo busca cosas relativamente sencillas y mundanas: un hombre, una casa, y un perro que estén a la altura de sus expectativas, pero tiene serias dudas de conseguirlo algún día.[17]

María del Carmen Cañizares, conocida normalmente en la oficina como Cañi, e interpretada por Esperanza Pedreño, es la secretaria personal de Victoria de la Vega. La característica principal de Maricarmen es su amor por Bernardo. De alguna forma siente que es como ella, una persona que no termina de encajar en el entorno. Al igual que él, ella toma manzanilla y poleo menta en la máquina de café. No obstante sus encuentros son siempre un desastre. Bernardo parece no darse cuenta de los sentimientos de Maricarmen y por más que esta lo intenta siempre encuentra la respuesta equivocada. No obstante todos en la oficina coinciden en que son tal para cual.[18]

Su mejor amiga es Marimar Montes. Ambas poseen una vida carente de emociones por lo que poseen temas en común: la astrología, las enfermedades y los niños (bien los hijos de Marimar o los sobrinos de Cañi). Hay que destacar que Cañi tiene un gato, Calcetines, el cual en ocasiones parece una persona más por las extravagancias que cuenta su dueña de él.[7]​ Fuera de la oficina solo se relaciona con su padre, un reputado médico, y con su hermana gemela, la cual es la cara opuesta de Cañi: fuma, bebe café, está casada y tiene hijos.[18][19]

Ricardo Mesa, conocido entre sus compañeros de la oficina como Ríchar, e interpretado por el actor Joaquín Reyes, es el informático de la empresa. En la oficina es el único que viste y actúa como quiere, cuyos vicios son el surf y la informática; en otras palabras, es un cuarentón modernizado.[20]

Sus amigos son Jesús y Julián, y junto a ellos, siempre participa en gastarle alguna broma pesada a Bernardo, aunque, con sus conocimientos informáticos, también ha realizado otro tipo de bromas más sofisticadas. Por otro lado, y de manera muy particular, Richar tiene el aprecio de Arturo Cañas, quien normalmente se dirige a él como "chavalote". Aunque se dedica a la profesión que le gusta, comparte la afición de sus compañeros de hacer el vago delante de la máquina de café, y normalmente cualquier motivo es bueno para dejar de trabajar.[7]

En cuanto a sus relaciones familiares, se puede decir que no son muy buenas. La relación con sus padres es pésima, hasta el punto de negarle sus lazos biológicos, y por otro lado, Ríchar, con ayuda de Jesús, llegó a fingir la muerte de su propia abuela para poder ir a Zúrich con su novia.[21]

María José "Choches", interpretada por Juana Cordero, es la limpiadora de la oficina. Es autoritaria, mandona y no quiere que manchen lo que ella ha limpiado.[22]​ El personaje de la limpiadora no aparecía en la versión original y, debido al éxito entre el público, se hizo fijo.[1]​ Su madre es una antigua reclusa que estuvo treinta años en prisión.[4]



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