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Héctor Servadac



Héctor Servadac es una novela de Julio Verne, prepublicada por entregas en la Magasin d’Education et de Récréation del 1 de enero de al 15 de diciembre de 1877 y publicada en dos volúmenes (19 de julio y 7 de noviembre de 1877) y en un tomo doble el 16 de noviembre de ese mismo año, con el subtítulo "Viajes y aventuras a través del mundo solar".[1]

Héctor Servadac y un grupo de personajes de diferentes nacionalidades deben enfrentar las consecuencias de una catástrofe terrestre que los obliga a recorrer durante dos años los vastos espacios del sistema solar, en una convivencia forzada que los pondrá a prueba permanentemente. La acción transcurre en el Mediterráneo, que es arrancado de la Tierra al espacio por el choque de un aerolito gigante: según cuenta el autor, el aerolito está formado por telururo de oro.

Héctor Servadac es un joven de 30 años, capitán del estado mayor. Se reta en duelo con el conde ruso de Timascheff al que aprecia pero con el que tiene diferencias irreconciliables. Para no decir realmente por qué se pelean - la mano de una bella viuda - fingen que han discutido por razones de música: uno apoya a Wagner, y el otro, a Rossini. Cuando comienza la novela, el duelo está concertado para el día siguiente.

El capitán vuelve a casa y se dedica a escribir poemas de amor, en compañía de su fiel asistente Ben-Zuf. De repente, una violenta sacudida los deja sin sentido.

Cuando vuelven en sí, el mundo ha cambiado. En principio piensan que gran parte de Argelia, donde se encuentran, ha sido sepultada por una tromba de agua salada, y que son los únicos sobrevivientes.

Pronto se dan cuenta de que ha sobrevivido la tripulación de la goleta propiedad del conde, que se encontraba navegando, la de una urca anclada en la costa, propiedad de un comerciante, el avaro judío Isaac Hakhabut, cargada de víveres y otras mercancías, un destacamento de ingleses de Gibraltar, un grupo de españoles, entre ellos un muchacho, Pablo, de Ceuta, y una niña italiana de nombre Nina, de Malta. Salvo los ingleses, el resto de la población se une y observan el gran cambio en el mundo: días más cortos, menor gravedad, el sol sale por el Poniente, etc. Hasta que se dan cuenta de que viajan en un cometa rumbo al extremo del sistema solar, versión que es confirmada por el viejo astrónomo, otrora maestro de Héctor Servadac, que estaba instalado en Formentera Palmiro Roseta.[2]

Verne sabía fehacientemente que era imposible que una colonia humana viajase en un aerolito por el espacio. Por eso el nombre del héroe, Servadac, leído al revés es "cadavres" ("cadáveres" en francés) que sería lo que llevaría el aerolito realmente de existir. Aunque en esta palabra se esconde también otra interpretación: el cometa en el que viajan está formado por telururo de oro (Te2 Au), substancia que hacía poco tiempo había sido descubierta en estado natural en California, en el condado de Calaveras, por lo que al mineral se le había dado el nombre de ‘calaverita’. Por otro lado con los elementos orbitales facilitados por el autor por boca del astrónomo Palmirano Roseta (Palmyrin Rosette en el original), concretamente con el semieje mayor de la órbita, no se obtiene el período orbital que indica, demostrando nuevamente la imposibilidad de tal viaje. Jules Verne, siempre fiel al cálculo astronómico, no se equivocó en esta ocasión, sino que deliberadamente mostró la imposibilidad del suceso.

La novela ofrece una vista bastante científica y real de lo que pudiera suceder en un viaje así, destacando el cambio de la gravedad, la menor duración de los días a raíz de que el período de rotación se ha acortado, o el duro invierno que se vive en los confines del Sistema Solar (a la altura de Urano, el más lejano planeta descubierto hasta entonces). Curiosamente, en esta ocasión el típico volcán verniano no provoca una catástrofe, sino que da la salvación durante el largo periodo de frío. Caso contrario viven los protagonistas cuando se aproximan al Sol: lo que parece ser una muerte segura en el Astro Rey obliga a buscar una salida del aerolito tan originalmente llamado Galia.

En esta historia se representan personajes de varios países, a quienes Verne aplica algunas características muy propias de su estilo literario:

La niña italiana Nina es una clara alusión al viejo amor de adolescente de Verne: su prima Carolina. Al casarla al final del libro con Pablo, el más pequeño de los españoles, hace ver que Verne aún consideraba en esa época su gran felicidad que debió ser su vida al lado de su prima.

El duelo al inicio de la historia por una viuda pone también de manifiesto la poca satisfacción del autor en su matrimonio con una joven viuda. De igual manera que ocurrió con su amigo Hagird, el verdadero motivo de las disputas es ocultado tras una discusión musical.

A pesar de que el viaje se realiza de una forma inverosímil (sobre un cometa), la novela es considerada como una anticipación a los viajes espaciales que comenzarían 90 años después. Palmiro Roseta no es el único astrónomo en la literatura verniana: otro importante astrónomo es Thomas Black, personaje que aparece en "El país de las pieles".

Ilustraciones originales del dibujante Paul Dominique Philippoteaux y el grabador Charles Laplante:









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