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Helianthus tuberosus



Helianthus tuberosus, conocido popularmente como tupinambo, topinambur, pataca, alcachofa de Jerusalén o Girasol de Canadá, es una especie de la familia Asteraceae nativa de Norteamérica.[2]​ También se cultiva extensamente por todas las zonas templadas por su tubérculo comestible que se consume como raíz alimenticia.[3]

Planta perenne que mide de 0,5 a 2 m de altura, sus tallos son erectos, hispidos/hirsutos. Las hojas, pecioladas, son opuestas en la parte inferior del tallo, haciéndose alternas en la parte superior. Todas son hirsutas/tomentosas en la cara inferior; son anchas y ovoide-agudas con bordes dentados; las inferiores pueden medir 30 cm de largo, las superiores son más pequeñas y estrechas. Las brácteas involucrales, en número de 20-35, son a menudo de color verde oscuro; son de forma lanceolada y tienen los bordes ciliados y la caja exterior hispido-puberulente y glanfífera. Receptáculo con escames tri-cuspidas, con el ápice peludo.
La inflorescencia es una cabeza floral amarilla de 5 a 10 cm de diámetro con 10 a 20 lígulas de 2,5-4cm de longitud, de color amarillo intenso. Los flósculos alcanzan una treintena y tienen el mismo color. Los frutos son aquenios muy parecidos a los del girasol: o sea con un vilano de 2 aristas principales de 9-12mm y 1 o 2 más pequeñas de forma deltoide.[4]

Sus tubérculos son alargados e irregulares, por lo general de unos 7,5-10 centímetros de largo y 3-5 cm de grueso. Los colores oscilan entre marrón pálido a blanco, rojo o púrpura; se asemejan vagamente a la raíz del jengibre y poseen un sabor muy similar a la alcachofa.[3][5]

Esta especie fue cultivada por los amerindios mucho antes de la llegada de los europeos.[6]​ El explorador francés Samuel de Champlain encontró cultivos en Cape Cod en 1605.

El nombre tupinambo, proviene de los tupinambás, indígenas del Brasil hablantes de lenguas tupí-guaraní, algunos de los cuales fueron llevados a París en 1613 en la misma época en que se difundió el cultivo de esta planta en Francia y luego en el resto de Europa.

A diferencia de la mayoría de los tubérculos, pero en común con otros miembros de la familia Asteraceae (incluida la alcachofa), los tubérculos almacenan inulina en lugar de almidón. La inulina es un carbohidrato que la cocción transforma en fructosa. Por esta razón sus tubérculos son una fuente importante de fructosa para la industria azucarera y en la elaboración de alcohol; tiene aplicaciones en bioenergética.[7]

También se destina al consumo humano o animal; debido a su riqueza en hidratos de carbono (inulina, principalmente), los rumiantes aprovechan los tallos verdes y las hojas, aunque pueden provocarles meteorismo.[7]

El tupinambo está compuesto por un 15% de proteínas, 9% de azúcares o hidratos de carbono, 4% de fibras y, escasamente, un 1% de grasas. El tubérculo de esta planta es 80% agua, por ello se recomienda en dietas destinadas a personas con reumatismo, diabetes y retención de líquidos.

En la medicina popular se creía que actuaba como un poderoso afrodisíaco y que tenía propiedades espermatogénicas.

Ración diaria recomendada usda=1
Nota/enlace: la base de datos (USDA) USDA database · Departamento de Agricultura de los Estados Unidos

Su cultivo es sencillo y las plantas pueden crecer solas, pero se recomienda replantar los tubérculos en suelo fértil.
Es una planta de gran rusticidad, que puede desarrollarse en condiciones desfavorables de suelo y clima, aunque a costa de muy bajos rendimientos. Prefiere los climas templados, pero los tallos y los tubérculos resisten bajas temperaturas (hasta -15 °C). Para conseguir una elevada productividad la época de lluvias tiene que coincidir con el momento de la floración, en otro caso hay que aplicar riego. Los terrenos que mejor se adaptan a su cultivo son los sueltos y permeables, ya que el principal factor limitante consiste en el encharcamiento. Otro factor que condiciona el cultivo es la disponibilidad de nutrientes, aspecto en el que plantea unas exigencias bastante elevadas.

La preparación del terreno se realiza por medio de una labor de alzado con arado de vertedera, a la que sigue un pase de cultivador. Al multiplicarse por tubérculos se puede plantar utilizando las plantadoras de patata. Como propágulo se emplean fragmentos de tubérculo de unos 30 g de peso. Se utiliza una densidad de aproximadamente 30.000 plantas/ha, en surcos separados 80 cm, con distancias entre plantas de 40 cm y para esa operación se requieren entre 1 y 1,5 t/ha de tubérculos.

Debido a que la pataca necesita una elevada disponibilidad en nutrientes para conseguir buenos rendimientos, suele abonarse de fondo con un abono compuesto del tipo 9:18:27, a razón de 500 kg /ha.

El control de las malezas se lleva a cabo por medio de 1 o 2 binas. La primera se puede realizar al principio del cultivo y la otra cuando ya hayan nacido las plantas, aplicando un herbicida.

La colecta se lleva a cabo en dos fases. En la primera, una picadora de forraje recolecta los tallos, que pueden utilizarse como combustible. Después, se procede a extraer los tubérculos con una cosechadora similar a la que se emplea con las patatas, pero ajustada a conveniencia.

Esta especie es muy resistente, sin embargo, puede verse afectada por los hongos Sclerotinia sclerotiorum, Botrytis cinerea y Fusarium y la bacteria causante del amarilleo Pseudomonas syringae.

Está considerada como especie invasora en varios países europeos (Francia, Alemania, Bélgica, Suiza, España, etc.)[8]

En España está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y quedan prohibidas su posesión, transporte, tráfico y comercio, excepto en el marco de la agricultura y la alimentación[9]​ dado que en el caso de especies de vegetales exóticos cultivadas solo es aplicable la legislación de especies invasoras a los ejemplares asilvestrados.[10]





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