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Higía (mitología)



En la mitología griega, Higía (en griego antiguo Ὑγίειᾰ Hygíeia, o Ὑγείᾱ Hygeia, ‘salud’), hija de Asclepio y Lampecia, hermana de Telesforo, Yaso y Panacea, era la diosa de la curación, la limpieza y la sanidad (posteriormente, también de la luna), mientras que su padre estaba relacionado con la medicina. De su nombre proviene la palabra «higiene». Su equivalente en la mitología romana es Salus. [1][2]

Adquirió significado propio alrededor del siglo V a. C., pues hasta entonces era un epíteto más de Atenea.

Aunque Higía había sido objeto de un culto local desde al menos el siglo VII a. C., no empezó a ser conocida fuera de este hasta que el Oráculo de Delfos la reconoció tras las plagas que devastaron Atenas entre los años 429 y 427 a. C. y Roma en el 293 a. C. Su templos principales estaban en Epidauro, Corinto, Cos y Pérgamo.

Pausanias señaló que en el asclepión de Titane en Sición (fundado por Alexanor, nieto de Asclepio) las estatuas de Higía se cubrían con cabellos de mujeres y prendas de vestir babilónicas. Según algunas inscripciones, estas mismas ofrendas eran realizadas en Paros.

Arifrón de Sición, un artista sicionio del siglo IV a. C., escribió un famoso himno en honor de Higía. Existe, también, un himno órfico dedicado a la diosa. Artistas como Escopas, Briaxis y Timoteo, entre otros, esculpieron estatuas de la diosa.

Se la solía representar como una mujer joven de pie, coronada con una rama de laurel, vestida con una túnica ligera y alimentando una gran serpiente enroscada en torno a su cuerpo que bebía de una copa que portaba Higía. Estos atributos fueron adoptados más tarde por la diosa de la curación galo-romana, Sirona. A veces era acompañada por su hermano, Telesforo.[1]


Se trata de una de las hijas de Aesclepius Dios de la Medicina y de Epione.

Asclepio ayudó a una serpiente, y como agradecimiento el reptil le lamió el oído, compartiendo con el dios todos los secretos de la medicina y otorgándole poderes curativos. Zeus, temeroso de que Aesclepius hiciera que los humanos se volvieran inmortales, lo mató con un rayo. A partir de ese momento, se construyeron templos en honor a Asclepio en donde aparecían serpientes que aparentemente estaban muertas, pero que cuando se las recogía, volvían a la vida. Esto hizo creer que los poderes de Aesclepius eran los que hacían volver a la vida a los reptiles y por ello, las serpientes se convirtieron en la cultura occidental en un símbolo de curación, muy relacionado con la medicina.

Higea[3]​ y Panacea, su hermana, eran las hijas favoritas de Asclepio. Panacea, curaba mediante recetas perfectas de hierbas que permitían sanar cualquier enfermedad. De ahí deriva la palabra Panacea para referirse a todo aquello que soluciona o cura enfermedades.

En el otro lado, estaba la diosa Higea, cuyos dominios estaban relacionados con la higiene y la limpieza. La palabra higiene, tiene su raíz etimológica en la diosa Higea.

El culto en Atenas a la diosa Higea, data del siglo VII antes de Cristo. Plutarco, relató la construcción del Partenón en Atenas diciendo que la diosa Hygea estaba presente cuando un obrero se cayó desde una gran altura cuando estaba construyendo. Los médicos no podían tratarlo y esa misma noche, la diosa Higea se apareció en sueños a Pericles y le enseñó un tratamiento para sanar al hombre herido. El albañil se recuperó y en honor a Athena Hygea se situó una estatua con su imagen cerca del altar. Su culto como diosa independiente es posterior y ocurrió cuando el Oráculo de Delfos la incluyó como Diosa tras la devastadora Plaga de Atenas. La mitología romana, la adoptaría con el nombre de Sirona.

En el helenismo religioso moderno, una de las maneras en que se implora la voluntad de la diosa para que retribuya la salud en las personas, es recitando un himno dedicado a ella y luego realizando una libación de vino rosado.

Ven, Oh Bendecida Higía!

Adorada y querida Reina Universal.

Porque a través de ti desaparecen las enfermedades del hombre,

y cada casa florece, llenándose de alegría

Y a través de ti, las artes también nacen.

Lo que eres tu desea el mundo, Oh Reina!

La que siempre florece, a la que siempre se la honra,

descanso de los mortales.

Ven Reina, Higía, porque si tu no estás

todo es innecesario,

Y salva de la enfermedad a tu suplicante ( o a mi familia )".

Libación [4]

Higía, Copia romana de la originaria griega del siglo III ac



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