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Hipocresía



La hipocresía puede venir del deseo de esconder de los demás motivos reales o sentimientos. En muchos idiomas, incluido el francés, un hipócrita es alguien que esconde sus intenciones y verdadera personalidad.

La palabra proviene del latín tardío hypocrisis y del griego ὑπόκρισις (hypokrisis), que significan "actuar", "fingir" o "una respuesta". También se puede entender como viniendo del griego hypo que significa "máscara" y crytes que significa "respuesta" y por lo que la palabra significaría "responder con máscaras"[1]​ La palabra "hipócrita" proviene del griego ὑποκρίτης (hypokrites), cuyo verbo asociado es υποκρίνομαι (hypokrinomai), es decir, "tomo parte". Ambos derivan del verbo κρίνω, "juzgar" (»κρίση, "juicio"»κριτική [kritiki], "críticos"), presuntamente porque la realización de un texto dramático involucraba un cierto grado de interpretación del texto.

La hipocresía consta de dos operaciones, a través de las cuales se manifiesta en los modos simple y combinado: la simulación y el disimulo. La simulación consiste en mostrar algo distinto de lo que se es, en tanto que el disimulo oculta lo que no se quiere mostrar.

Alguien que cree que tiene derecho a tener un amante, pero que su cónyuge no tiene tal derecho, tiene doble moral. Sin embargo, alguien que condena todo lo relativo al adulterio, pero lo comete, es hipócrita. La hipocresía es como la mentira, porque pretenden ser alguien que no son engañando a los demás, una persona que hace eso se considera como hipócrita.

Para el lingüista y analista social Noam Chomsky, la hipocresía es definida como la negativa a "... aplicar en nosotros mismos los mismos valores que aplicamos en otros",[2][3]​ y constituye uno de los males centrales de nuestra sociedad, que promueve injusticias como la guerra[4][5]​ y las desigualdades sociales en un marco de autoengaño, que incluye la noción de que la hipocresía por sí misma es una parte necesaria o benéfica del comportamiento humano y la sociedad.[6][7]

En psicología, el comportamiento hipócrita se relaciona con el error fundamental de atribución: los individuos tienden a explicar sus acciones sobre la base de su ambiente, pero atribuyen las acciones de otros a "características innatas", lo que lleva a juzgar a los otros mientras se justifican las propias acciones.[8]

Muchas personas fallan en reconocer que tienen imperfecciones que condenan en el resto. Según la psicología freudiana a este comportamiento se le conoce como proyección psicológica. Este es más un autoengaño que un engaño deliberado al resto de las personas. En otras palabras, la "hipocresía psicológica" es a menudo interpretada por los psicólogos como un mecanismo inconsciente de defensa y no como un acto de engaño consciente, tal y como resulta de la connotación clásica de la hipocresía. La gente entiende vicios con los cuales se enfrentan o se enfrentaron en un pasado. Los esfuerzos para que el resto supere estos vicios puede ser sincero. También puede haber un elemento de la hipocresía si los actores no se admiten a sí mismos o a otros que han tenido o tienen estos vicios.

En la hipocresía suele estar basada la inmensa mayoría de las relaciones de falsa «amistad», las cuales contrarían el significado de la amistad auténtica.

La hipocresía ha sido descrita, junto con la falta de honestidad, como una característica que atrae particular oprobio en la edad moderna.[9]​ Muchos sistemas de creencias condenan los comportamientos relacionados con la hipocresía.

En el cristianismo, algunas traducciones del Libro de Job en la Biblia cristiana, la palabra hebrea chaneph es traducida como "hipócrita", que significa "profano". Además, el Nuevo Testamento relata a Jesucristo condenando en numerosas ocasiones la hipocresía de los líderes religiosos y políticos. Cristo instruye a sus discípulos advirtiéndoles que no sean prolijos hipócritas, que no hagan "repeticiones vanas" ni "palabrerías" al orar, y que no sean como los hipócritas que quieren ser vistos por los hombres al hacer sus buenas obras.[10]​ Jesús también usa una metáfora para prevenir esa actitud, e insta a sus discípulos a abstente de la levadura de los fariseos, escribas, mundanos, y de Herodes. Se dice explícitamente que la levadura de esos hombres es la hipocresía.[11]​ Además, Jesús describe a los hipócritas fariseos como aquellos que "dicen y no hacen"[12]​ y en la parábola del mal siervo se describe el castigo de este siendo azotado, teniendo "su parte con los hipócritas".[13]​ En este sentido, hay múltiples estudios teológicos que catalogan a la hipocresía como un pecado y una característica de los falsos conversos, que sin arrepentimiento, lleva a la condenación eterna de aun aquellos que dicen creer en Dios, pero no le sirven verdaderamente con el corazón y siguen pecando deliberadamente.[14]​ Estos estudios suelen señalar un versículo bíblico en el que Jesús dijo:

Adicionalmente, la fe cristiana comúnmente asocia a los hipócritas religiosos con los falsos profetas.

Por otra parte, en el texto budista Dhammapada, Buda Gautama condena a un hombre que tomó la apariencia de un asceta.[15]​ En la religión Islam, el Qur'an critica a los munafiq - aquellos que manifiestan ser creyentes y pacificadores pero que no lo son.[16]

Es una falacia común acusar a alguien de ser hipócrita a fin de desestimar un argumento. Esto puede ser conocido como un argumento ad hominem.

También, la falacia tu quoque apela a la posible hipocresía del emisor del mensaje.

Se ha propuesto muchas teorías sobre la hipocresía. El conflicto causado por la contradicción puede finalizar distintamente.

En los estudios organizacionales, teorizadores como Nils Brunsson han discutido sobre la paradoja de la moralidad de la hipocresía. Brunsson razona que, a pesar de las reacciones sociales convencionales hacia ella, la hipocresía puede ser una guardia esencial contra el fanatismo, y puede ser beneficioso de valores y comportamiento moral.[17]

En el campo de relaciones internacionales, estudiosos como Krasner han sugerido que la soberanía, específicamente causada por la Paz de Westfalia, reafirmó el principio cuius regio, eius religio, es decir, que la fe del líder se convirtió en la denominación oficial de su estado. Krasner llama a esto un sistema de "hipocresía organizada".[18]

Algunos teorizadores de negocios han estudiado la utilidad de la hipocresía, y algunos han sugerido que los conflictos manifestados como hipocresía son una parte necesaria o benéfica del comportamiento humano y de la sociedad.[17]



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