La histeria (del francés hystérie, y este del griego ὑστέρα, «útero») es una afección psicológica que pertenece al grupo de las neurosis. Técnicamente, se denomina trastorno de conversión.
Los síntomas histéricos son reversibles. Destacan los trastornos motores, sensitivos y sensoriales.
Los trastornos motores pueden ser convulsiones o parálisis.
Dos son los elementos indispensables para el diagnóstico de un síntoma histérico: primero, estos déficits de apariencia neurológico acontecen sin ninguna patología orgánica en el sistema nervioso, central o periférico, y segundo, acontecen en relación con situaciones de estrés o de conflicto psíquico. Todos los exámenes que se efectúan dan resultados normales. Estos trastornos no son simulados intencionadamente por el paciente.
El DSM-IV-TR incluye algunos trastornos somatoformes, los trastornos disociativos y los trastornos de conversión.
En la época de Hipócrates, se creía que el útero era un órgano móvil, que deambula por el cuerpo de la mujer, causando enfermedades a la víctima cuando llega al pecho. A este desplazamiento se le atribuían los trastornos sintomáticos, esto es, la sofocación o las convulsiones.
La etimología de la palabra recoge, por tanto, esa idea: la histeria como una enfermedad del útero y, por lo tanto, propia de la mujer, que causa trastorno en el comportamiento psicológico.
En la actualidad ha quedado descartada esta postura, considerándose que no existe relación alguna con el útero y que no es una entidad exclusiva de las mujeres.
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