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Historia Silense



La llamada Historia silense o Crónica silense, más propiamente Historia legionense (Historia legionensis), es una biografía inconclusa de Alfonso VI de León escrita en latín en el primer tercio del siglo XII en la que se encuentran sobre todo los antecedentes del monarca con una concepción goticista de la historia, esto es, la idea de continuidad política en los reinos cristianos con una patria visigótica perdida tras la invasión musulmana.[1]

En palabras de Georges Martin, que aduce este pasaje para ejemplificar la idea:[3]

El relato biográfico de Alfonso VI queda interrumpido justo en el momento de su acceso al trono de León y Castilla, tras dos extensas digresiones genealógicas que explican su ascendencia paterna de reyes de Pamplona y condes de Castilla, y materna de reyes asturianos.[4]​ Entre sus materiales se inserta una versión completa de la Crónica de Sampiro.[5]

Se ha transmitido en único códice, de la segunda mitad del siglo XV, en los folios 1-59 del manuscrito 1181 (MSS/1181) de la Biblioteca Nacional de España. Aunque existen otras copias, una de hacia 1490, todas dependen del mss. 1181.[6]

Georges Martin propuso (2012) que su autor fue Ordoño Sisnándiz.[4]​ Otros autores aducidos han sido Alón el Gramático, Pedro de León, Pelayo de Oviedo o Pelayo Tedóniz.[7]

Durante mucho tiempo se creyó que la crónica había sido escrita por un monje del monasterio de Santo Domingo de Silos (a unos 60 km al sur de la ciudad de Burgos), de ahí la denominación de «silense». En las primeras décadas del siglo XX algunos estudiosos sugirieron conexiones entre el supuesto monje silense y la colegiata de San Isidoro de León[8]​ o el monasterio de Sahagún.[9]​ En cualquier caso la inacabada biografía de Alfonso VI está redactada desde un ámbito leonés, y no silense, por lo que es más adecuada la denominación de Historia legionensis.

La crónica fue compuesta entre la muerte de Alfonso VI (1109) y los primeros años del reinado de Alfonso VII antes de su coronación como emperador en 1135, y en el reino de León, posiblemente en el entorno regio de la colegiata de San Isidoro, que aparece destacadamente en la crónica. A esta localización contribuye el tono de profesor de escuela catedralicia o monástica con que está escrita. La vinculación con Sahagún se explicaría no porque haya sido compuesta allí, sino porque de ese centro provienen las fuentes utilizadas por el autor, culto, a juzgar por la influencia de Ovidio, Eginardo y, sobre todo, de Salustio.

El texto es una crónica biográfica de Alfonso VI que desprende una ideología neogoticista con un enfoque más religioso que político. Pero el asunto principal es la descripción de las cualidades de Alfonso VI, si bien su biografía quedó interrumpida justo en el momento en que su personaje comienza a reinar, inmediatamente después de relatar su acceso al trono. En los propósitos expresados por el autor también hay una reflexión sobre el papel de la historiografía, aunque en rudimento; por ciertas digresiones moralizantes sobre el comportamiento de los reyes, la obra puede adscribirse, en cierto sentido, al género del espejo de príncipes, pero destinado a un receptor general y no a un gobernante concreto.

El autor de esta crónica inacabada de Alfonso VI maneja sus fuentes de un modo no mecánico, sino adaptando su contenido a sus propios propósitos, y modificando la literalidad de los textos de donde parte. Fundamentalmente estos son crónicas latinas, aunque se hallan ecos de fuentes hagiográficas en la narración del milagro de Coímbra y el traslado de San Isidoro. También se sirvió de la historia oral.

Para la historia de los reyes visigodos se valió de la Historia de los reyes de los godos, vándalos y suevos de Isidoro de Sevilla y de la Historia de Wamba de Julián de Toledo; para los reyes asturleoneses (el linaje materno) utiliza la Crónica de Alfonso III y la Crónica de Sampiro; para los reyes de Pamplona (la genealogía paterna), los Acta translationis Sancti Isidori y otras fuentes escritas (quizá anales), además de la historia oral.[10]​ En cuanto al estilo se han señalado concomitancias con Eginardo y Salustio, y más lejanamente procedencias de Ovidio.



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