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Hotel Atracción



El Hotel Atracción (en inglés Hotel Attraction) fue un supuesto proyecto irrealizado del arquitecto español Antoni Gaudí para construir un hotel-rascacielos en la ciudad estadounidense de Nueva York, en la zona de Manhattan.

Gaudí recibió el encargo de proyectar un hotel-rascacielos en 1908, de parte de dos empresarios estadounidenses —de los que no se sabe su nombre— que estaban de paso por Barcelona. Proyectó un edificio de 360 metros de altura —habría sido el más alto de Nueva York en aquel entonces—, con un cuerpo central más alto que los laterales, de forma paraboloide, rematado con una estrella, y flanqueado de ocho cuerpos laterales dedicados a museos, galerías de arte y auditorios, con formas parecidas a la Casa Milà.[1]

En el interior, dispuso cinco grandes salones superpuestos, de 14 metros de altura cada uno, que llevarían el nombre de cada uno de los continentes. Remataba todo el conjunto la sala Homenaje a América, que habría tenido 125 metros de altura, casi un tercio de la altura total del hotel, y que albergaría una Estatua de la Libertad de diez metros de altura.

Este proyecto estuvo olvidado hasta 1956, cuando fue divulgado por el escultor y colaborador de Gaudí Joan Matamala, quien trabajó desde joven en el taller de la Sagrada Familia e hizo el célebre busto de Gaudí en 1926. Lo publicó en una memoria titulada Cuando el Nuevo Continente llamaba a Gaudí (1908-1911) donde, junto a la explicación del proyecto, añadió varios dibujos realizados por Gaudí junto a otros que él mismo había recreado según las indicaciones de su maestro. Posteriormente, en 1960, publicó una monografía titulada Gaudí. Mi itinerario con el arquitecto.[2]

La divulgación del proyecto por parte de Matamala no estuvo exenta de polémica, pues ningún otro de los discípulos de Gaudí lo conocía ni había oído hablar de él a su maestro, por lo que algunos expertos insinuaron una posible invención por parte de Matamala.[3]​ Sin embargo, el aporte de varios dibujos autógrafos de Gaudí despejaron casi totalmente las dudas, especialmente tras los estudios realizados por el arquitecto mexicano Marcos Mejía López en su tesis doctoral Investigación sobre un rascacielos de Gaudí en Nueva York (1992), que da por auténticos los croquis gaudinianos. En particular, la sección transversal del edificio realizada por Gaudí muestra claramente la forma catenárica que tanto gustaba al arquitecto, relacionada con la estructura estereostática que estaba estudiando durante esos años en la Cripta de la Colonia Güell. Además, Mejía encuentra diversas similitudes estilísticas entre el proyecto neoyorquino y diversas obras de Gaudí, especialmente entre la bóveda del salón Homenaje a América y la del Palacio Güell, entre los cuerpos laterales del edificio y la fachada de la Casa Milà, y el conjunto del hotel comparado con la Cripta de la Colonia Güell.[4]

Por desgracia, el proyecto no fue llevado finalmente a cabo, quizá por la envergadura del edificio diseñado por Gaudí, que habría supuesto una considerable inversión por parte de los propietarios (el tiempo de construcción se valoraba en 7 u 8 años), y quizá por la falta de tiempo del propio arquitecto, que habría tenido que desplazarse a Nueva York para supervisar las obras, en una época en la que trabajaba simultáneamente en diversos proyectos, como la Sagrada Familia, la Casa Milà, el Parque Güell, la Cripta de la Colonia Güell y la reconstrucción de la Catedral de Mallorca. Además, la convalecencia por unas fiebres de Malta en 1911 mermaron considerablemente la salud del arquitecto.[5]

El 23 de enero de 2003 la Real Cátedra Gaudí ofreció a la Comisión encargada de la reconstrucción de la llamada Zona cero de Manhattan, después del atentado del 11 de septiembre de 2001, el proyecto del Hotel Atracción para sustituir a las desaparecidas Torres Gemelas, pero el ofrecimiento no fue aceptado.[6]​ Una semana antes de la presentación del proyecto en CUNY (The City University of New York), el 16 de enero, el New York Times publicó un pequeño avance y uno de los bocetos de Gaudí, seguidos por un artículo más extenso en la portada de la sección Metropolitana (Metro-front) con fotos en la edición del 21 de enero del Times, y también en la misma semana se publicó una noticia ilustrada a color en The New Yorker, en su sección Above and Beyond. El evento contó con la presencia de periodistas internacionales, y la noticia se publicó el 23 de enero en The London Times y The Ottawa Citizen, y fue emitida por las televisiones españolas Antena 3 TV, TVE y TV3, además de emisoras de TV a lo largo y ancho del planeta via Reuters TV news. Las televisiones públicas nacionales rusa y francesa también cubrieron el evento. De entre las cabeceras impresas la historia fue seguida por Building News el 24 de enero, en El Correo Digital el 25 de enero, y en la edición digital de La Vanguardia Digital el 29 de enero.[7][8]

El edificio perseguía tres objetivos principales: residencias, para lo que estaban destinados los cuerpos exteriores; restaurantes, de la segunda a la quinta planta del cuerpo central; y turismo, de la sexta planta al remate del edificio. En su aspecto exterior, de forma parabólica-conoidal, destacaba el edificio central, rodeado de ocho cuerpos laterales más bajos, con un total de cuatro entradas. Los materiales de construcción habrían sido el hierro, el cemento, el aluminio, la piedra, el mármol y el ladrillo. La fachada habría sido policroma, con ricos mosaicos de colores que irían desde los tonos verdes y marrones de la base, pasando por el gris y el rojo y culminando en unas cúpulas vidriadas y una gran estrella con un fuego feérico que remataría el edificio. La construcción cubriría un área de 115 x 140 metros, con una altura total de 360 metros.[9]

En el interior se situarían bajo tierra cinco plantas destinadas a servicios, garajes, almacenes, cocinas, etc. En la planta baja habría una gran sala de recepción, de 17 metros de altura, y en las siguientes diversos restaurantes dedicados a los cinco continentes: en la primera, el Salón América; en la segunda, el Salón Europa; en la tercera, el Salón Oriente; en la cuarta, el Salón Australia; y en la quinta, el Salón África. En las siguientes plantas se situarían diversas salas destinadas al ocio: en la sexta, un salón de fiestas, bailes, concursos y pases de moda; en la séptima, un museo de curiosidades americanas y varias galerías de arte; en la octava, una sala de conciertos y espectáculos; en la novena, la sala Homenaje a América, de 125 metros de altura, sobre la que se situaría una linterna-mirador. Por último, sobre la cúpula, habría una galería circular exterior, con cabinas para vistas panorámicas.[10]

Gaudí concibió el edificio casi como una catedral laica, con un espíritu humanista y filantrópico, donde junto al elogio del carácter emprendedor del pueblo norteamericano se alabarían todas las culturas del mundo, representadas en los salones dedicados a los cinco continentes. Así, toda la decoración del edificio estaría realizada con motivos alegóricos, desde un gran águila en la puerta principal del edificio, simbolizando la nación americana, hasta diversas representaciones alegóricas y mitológicas, como las alegorías de la agricultura, la marina, la ciencia, la industria y las artes en la gran sala de recepción de la planta baja, o las figuras de atlantes, nereidas y bacantes en el Salón Europa. Por último, la principal representación sería la Estatua de la Libertad en la sala Homenaje a América, dispuesta en un podio central casi como una estatua de la Virgen en una capilla cristiana, junto a diversos motivos alegóricos de los Estados Unidos y de sus Padres Fundadores, y escenas de la historia de la nación. En los muros de la girola se habrían situado grandes murales de los mejores artistas del país, mientras que los ventanales habrían albergado grandes vidrieras de cristales de vivos colores. Sobre esta sala estaría la linterna-mirador que ofrecería una magnífica vista de la gran sala desde la altura, formada por ocho columnas de basalto rematadas en un entablamento octogonal. En la parte exterior habría una galería circular que ofrecería magníficas vistas de la ciudad, rematada por la gran estrella que culminaría el edificio, que estaría iluminada por la noche.[11]

Algunos expertos han dudado de la autoría del proyecto, alegando que no existen documentos contemporáneos sobre el encargo a Gaudí ni lo menciona ninguno de los primeros biógrafos de Gaudí que fueron discípulos suyos y lo conocieron en persona, como Josep Francesc Ràfols, Joan Bergós e Isidre Puig i Boada. También alegan que la supuesta atribución de los dibujos a la mano de Gaudí se hizo de forma incorrecta y que, en comparación con otros dibujos del arquitecto, no parecen ser de la misma autoría. Luis Gueilburt, director del Centro de Estudios Gaudinistas entre 1993 y 2003, atribuye el proyecto enteramente a la imaginación de Joan Matamala, señalando que «[Matamala] no sólo habló del proyecto sino que realizó unos cuantos planos, secciones y fachadas, además de pequeños detalles. Algunos de estos dibujos se le han atribuido con posterioridad a Gaudí en varias publicaciones». Este estudioso de la obra gaudinista atribuye uno de los dibujos al arquitecto Ignasi Bruguera Llobet, que recibió en 1919 el encargo de un edificio para oficinas en Nueva York, del que esbozó una acuarela en escala 1/400. También señala que «en alguna publicación monográfica se comenta que existe una serie de croquis esbozados en una libreta de bolsillo que usaba Gaudí y de la que salvo esta mención no hemos tenido ninguna muestra fidedigna. Ni un solo dibujo original demostrable, ni una sola carta encontrada, ni una factura, ningún documento de cualquier tipo».[12]

El Hotel Atracción aparece totalmente construido en su emplazamiento original en la serie Fringe, en el episodio Over There, con el nombre Grand Hotel.[13]



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