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I Región Militar



La I Región Militar, también conocida como Capitanía General de Madrid, corresponde a una subdivisión histórica del territorio español desde el punto de vista militar en cuanto a la asignación de recursos humanos y materiales con vistas a la defensa. Militarmente, fue una de las más importantes dado que agrupaba la capital estatal y algunas de las fuerzas y unidades más importantes del Ejército de Tierra, como la División Acorazada Brunete.

Originalmente comprendía las provincias de Madrid, Toledo, Ciudad Real, Segovia, Ávila, Cáceres y de Badajoz. No obstante, el Decreto del 11 de febrero de 1960 separó el territorio de la provincia de Badajoz y ésta quedó bajo nueva jurisdicción de la II Región (Sevilla).[1]​ Por otro lado, la sede de la Capitanía General se encontraba en Madrid, que a la postre era la capital del país. Su importancia se debía a que en Madrid se encontraban las jefaturas militares de los Ejércitos de Tierra y Aire como de la Armada, pero también sus respectivos departamentos ministeriales (Ministerios del Ejército, del Aire y Marina, posteriormente unificados en el Ministerio de Defensa).

La Región Militar responde ya a un modelo de defensa territorial histórico, puesto que desde 2002 las Fuerzas Armadas españolas se organizan en unidades tácticas en función de los cometidos y misiones asignados.[2]

La división de España en Capitanías Generales data de 1705, cuando se ajustaron a los antiguos reinos que constituían la Monarquía Hispánica. Se trataban de trece regiones: Andalucía, Aragón, Burgos, Canarias, Castilla la Vieja, Cataluña, Extremadura, Galicia, Costa de Granada, Guipúzcoa, Mallorca, Navarra y Valencia. En 1714 se crea la Capitanía General de Castilla la Nueva a partir de la Comisaría General de la Gente de Guerra de Madrid.

En 1898 se volvió a dividir el territorio peninsular en siete nuevas Regiones Militares, a la vez que se constituyeron las Comandancias Generales de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. Recibe el nombre de Capitanía General del Primer Cuerpo de Ejército de Castilla la Nueva y Extremadura, conservándose hasta 1900 en que pasa a denominarse Capitanía General de Cuerpo de Ejército de Castilla la Nueva.[cita requerida]

Tras la proclamación de la Segunda República en 1931, un decreto gubernamental disolvió las regiones militares y las sustituyó por las Divisiones Orgánicas.[3]

En julio de 1939, tras finalizar la Guerra Civil Española quedan restablecidas las regiones militares. A la I Región se asigna el I Cuerpo de Ejército con tres divisiones: La 11.ª (Madrid), 12.ª (Badajoz) y la 13.ª (Madrid, esta última (motorizada).[4]​ El número de Regimientos era entonces de 25: 11 de Infantería, 6 de Caballería, 4 de Artillería de Campaña, 1 Antiaéreo, 1 de Reserva General y 2 de Ingenieros (Automóviles y Transmisiones). El fuerte núcleo de Infantería desempeñaba el papel de reserva utilizable donde fuera necesario. En 1943 quedó bajo jurisdicción de la Región la recién creada División Acorazada Brunete nº 1, que iba a convertirse en una de las más importantes unidades del Ejército de Tierra.[5]​ La Brunete se formó con la reorganización de varios regimientos de la Capitanía General y, también, sobre la base de la antigua 13.ª División, unidad que durante la Guerra Civil Española había tenido un destacado papel.[5]

Durante el Golpe de Estado de 1981, el llamado 23-F, algunos de los hechos más importantes en este trama se iban a desarrollar en Madrid y en su Capitanía General.[6]​ Algunas unidades como la División Acorazada Brunete tenían asignado un papel crucial en la ejecución del planeado golpe de estado, en tanto que los golpistas habían fijado la ocupación de la Carrera de San Jerónimo, el Parque del Retiro, el canal de Isabel II, el Campo del Moro (adyacente al Palacio de Oriente), las estaciones de Ferrocarril (Atocha y Chamartín) y los principales medios de comunicación, especialmente Televisión Española y Radio Nacional de España.[6]​ Solo alguna unidad dispersa de la Brunete salió de sus acuartelamientos pero la inmensa mayoría permaneció en sus puestos ante las órdenes del General Juste (comandante de la Brunete).[6]

El Capitán General de Madrid, el Teniente General Guillermo Quintana Lacaci, no se unió a los golpistas y dio órdenes a todos sus subordinados de que ninguna unidad se movilizara, con lo que contribuyó decisivamente al fracaso del Golpe de estado.[6]​ Después de esto, el comandante Ricardo Pardo Zancada se presentó con una pequeña fuerza de la Policía militar para intentar apoyar al Teniente coronel Antonio Tejero en su ocupación del Congreso de los Diputados, pero hubo de rendirse ante la evidencia del fracaso definitivo de la intentona golpista.[7]

Durante la década de los 80 los atentados del grupo terrorista ETA contra militares de la I Región Militar fueron una constante: El 4 de noviembre de 1982 el Comandante de la División Acorazada Brunete, General de División Víctor Lago Román, había sido asesinado junto a su conductor cuando circulaban por las calles de Madrid en el vehículo oficial del general.[8]​ A esta muerte siguió el 29 de enero de 1984 la del ex-Capitán General de la Región, Quintana Lacaci, que fue asesinado por un comando etarra en pleno centro de Madrid.[9]​ El atentado causó una gran conmoción, dado la graduación y el papel que había tenido Lacaci en el pasado.

Tras la llegada al poder de Felipe González, tuvo lugar una profunda reestructuración de las Fuerzas Armadas de España y, transcurridos los años, la Región Militar despareció a todos los efectos con el Real Decreto de 6 de septiembre de 2002 en el marco de una nueva reorganización de las fuerzas del Ejército de Tierra.[2]



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