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Idioma aquitano



El idioma aquitano o lengua aquitana[1]​ fue un idioma hablado a ambos lados de los Pirineos, en un territorio entre el río Garona y la sierra de la Demanda,[2]​ considerado como relacionado con otras lenguas pirenaicas y antecesor del moderno euskera.

Está testimoniado entre los siglos I-III d. C. y se encontraba en contacto lingüístico con el latín.[3]​ Este hecho se refleja en que muchos de los préstamos latinos en euskera moderno muestran signos de haber sufrido los mismos cambios fonéticos que las palabras patrimoniales del euskera, lo cual revela que esos préstamos latinos se dieron en época muy antigua. No se conservan textos enteros largos, aunque sí inscripciones epigráficas que contienen además unos 400 antropónimos y 70 teónimos, muchos de ellos transparentemente interpretables desde el protoeuskera.

Según los historiadores romanos Estrabón, Plinio el Viejo, Pomponio Mela, Lucio Floro o Silio Itálico, la zona en la que se han encontrado restos del idioma aquitano estaba habitada en tiempos prerromanos por diversas tribus cuyo idioma y filiación son desconocidos.[cita requerida] La distribución de Ptolomeo, la más completa, era la siguiente:[cita requerida]

La mayor parte de los restos epigráficos aquitanos se han encontrado en la zona de las tribus aquitanas (curso superior del río Garona), en zona vascona (Navarra) y en zona berona (La Rioja y Soria).

El aquitano histórico sería sucesor o descendiente directo del protoeuskera, reconstrucción deductiva realizada por Mitxelena del euskera desde la llegada de los celtas hasta el primer contacto con el latín. En muchos casos los testimonios del aquitano igualan a los del protoeuskera, por lo que las diferencias entre el protoeuskera y el aquitano parecen menores que las existentes entre protoeuskera y euskera moderno. Acerca del parentesco y origen del vasco-aquitano se han planteado las hipótesis:

Trask contiene una revisión crítica de los parentescos entre el vasco-aquitano con otras lenguas de Europa y África. Ninguna de las propuestas supera los test de encontrar un número suficiente de cognados léxicos que contengan correspondencias fonéticas regulares que permitan asegurar que exista un parentesco filogenético probado.

Se tienen muy pocos textos completos, aunque sí inscripciones sobre piedra de aproximadamente 400 antropónimos y 70 teónimos aquitanos, muchos interpretables desde el euskera moderno.

Algunos de los nombres son los siguientes:

A pesar de la distancia temporal entre el euskera arcaico y los antropónimos euskéricos del siglo XI y los textos largos del siglo XVI, la cercanía entre estos y el euskera arcaico ha sido básica para entender esta etapa de la historia del euskera.[6]

Para determinar la extensión del euskera arcaico en la época romana, se han utilizado los siguientes métodos, ordenados de mayor a menor fiabilidad:[7]

Dentro de la onomástica se distinguen los teónimos (nombres de deidades o dioses) de antropónimos (nombres de persona), distinción de gran importancia debido a la distinta permanencia de ambos en el tiempo, pues mientras los antropónimos serían cambiantes según modas y costumbres, los teónimos serían más inalterables por su significado religioso. Es por ello que la presencia de teónimos euskéricos sería un mejor exponente del indigenismo local, que los antropónimos.

Existen indicios toponímicos y epigráficos para pensar que la lengua aquitana se hablaba a ambos lados de los Pirineos, hacia el este por lo menos hasta el valle de Arán.[3]​ Lo indican, por ejemplo, nombres de lugares terminados en -os, -osse, -ons, -ost y -oz, que se consideran de origen aquitano. El binomio Biscarrosse/Biscarrués es un ejemplo de ese caso: provendría de la conjunción de bizkar ("loma, colina; espalda", en euskera actual) y hotz ("frío, fría", en euskera actual). Respecto a los restos epigráficos, la mayor concentración de restos se ha encontrado en el curso superior del río Garona, al norte, y en los límites entre las actuales provincias españolas de La Rioja y Soria, al sur.[8]

Existen desde antiguo indicios de la relación entre Novempopulania y el idioma aquitano. Durante la conquista romana de la Galia por Julio César, se llamó Aquitania al territorio entre el Garona y los Pirineos. Habitado por un pueblo de jinetes, el propio César los dice distintos en usos, costumbres y lengua de los celtas de Galia. En la Edad Media, este mismo territorio se llamó Gascuña, nombre derivado de Vasconia.

Los vascones, que ocupaban aproximadamente lo que es la moderna Navarra, son generalmente considerados como hablantes de idioma aquitano o un idioma emparentado. En general, los jacetanos también se consideran de habla aquitana.

Por otra parte, los caristios, várdulos y autrigones, que ocupaban la mayor parte de lo que es el moderno País Vasco, son generalmente considerados como indoeuropeos[cita requerida] y parientes de los cántabros.[9]​ De la zona de Guipúzcoa apenas existen textos de época romana o posteriores, hasta la Edad Media. Esto, por una parte, impide saber qué lengua se hablaba en la zona en esa época, pero, por otra, podría explicar la pervivencia del vascuence en el territorio por el aparente desinterés de los romanos por la zona.

El conocimiento del aquitano histórico es limitado, ya que en su gran mayoría las fuentes constan de antropónimos y teónimos, que si bien permiten hacerse una idea razonable de la fonología, no permiten conocer adecuadamente la sintaxis, que en general requiere textos continuos en la lengua de una cierta longitud. Por esa razón, la descripción se restringe a la fonología.

Los testimonios indirectos del aquitano en ortografía latina permiten entrever que el aquitano debía tener un sistema fonológico muy cercano al reconstruido por Koldo Mitxelena para el protoeuskera. Entre estos rasgos se pueden destacar los siguientes:



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