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Iglesia católica maronita



La Iglesia católica maronita o Iglesia siríaca maronita de Antioquía (en latín, Ecclesia Syrorum Maronitarum, en siríaco: ܥܕܬܐ ܣܘܪܝܝܬܐ ܡܪܘܢܝܬܐ ܕܐܢܛܝܘܟܝܐ, en árabe, الكنيسة الأنطاكية السريانية المارونية‎ y en el Anuario Pontificio: Chiesa Maronita) es una de las 24 Iglesias sui iuris integrantes de la Iglesia católica. Es una Iglesia oriental católica que sigue la tradición litúrgica antioquena (o siria occidental) en la que utiliza como lenguaje litúrgico el siríaco occidental y como lengua auxiliar el árabe libanés. Está organizada como Iglesia patriarcal de acuerdo a la forma prescripta por el título 4 del Código de los cánones de las Iglesias orientales,[2]​ bajo supervisión de la Congregación para las Iglesias Orientales. Está presidida por el patriarca de Antioquía de los maronitas, cuya sede se encuentra en Bkerké, en el distrito de Keserwan de la gobernación del Monte Líbano en el Líbano.

La Iglesia católica maronita está en plena comunión con la Santa Sede, sin renunciar por ello a sus estructuras y rituales propios. La Iglesia católica proviene de dos raíces principales: la oriental y la latina, llamada también occidental. En la historia de la raíz oriental existen cuatro importantes sedes de patriarcas: Jerusalén, Alejandría, Constantinopla y Antioquía. Dentro del mismo grupo de Iglesias que arrancaron de Antioquía, existen dos subgrupos: sirio-occidental y sirio-oriental. La Iglesia maronita forma parte del grupo sirio-occidental.

La Iglesia maronita ha permanecido en comunión con el papa, a pesar de los embates que sufrió a través de los siglos por parte de los monofisitas, bizantinos, árabes, drusos, mongoles, otomanos y mamelucos.

El sínodo patriarcal de la Iglesia maronita en 2003-2004 ha identificado cinco elementos distintivos de la esta Iglesia:

Además de san Marón la Iglesia maronita cuenta con otros santos surgidos de sus filas: Juan Marón, Nemetala Al-Hardini, Chárbel Makhlouf y Rebeca de Himlaia (o Rafka).

La Iglesia maronita toma el nombre del fundador de un movimiento espiritual y monástico que le dio origen, Marón († 410), un asceta sirio sacerdote de Antioquía, discípulo del ermitaño Zebinas. En tiempos de Marón la Iglesia estaba dividida por cuestiones teológicas referidas a la naturaleza de Cristo: unos afirmaban que Jesús era Dios, otros sólo reconocían su humanidad; unos veían en él dos voluntades, otros sólo una. La división atravesaba las ciudades, las aldeas y las familias. Marón quiso mantenerse al margen de la polémica y se fue a vivir a una montaña de Siria, que comúnmente se cree que es el lugar conocido como Kafr Nebo en la montaña de Ol-Yambos de los montes Tauro, en la región al sur de Ciro (Cyrrhus) entre Alepo y Antioquía. Allí Marón trascurrió su existencia y tras un tiempo de meditación, predicando y atrayendo a un cierto número de personas que deseaban vivir bajo su guía espiritual, formó una comunidad de fieles cristianos en torno suyo que tras su muerte en tomaron el nombre de maronitas.[4]​ La fuente más antigua conocida sobre la existencia de Marón se debe al arzobispo de Constantinopla, Juan Crisóstomo, que lo menciona en una epístola en 404.[5]​ Otra fuente son los escritos del obispo Teodoreto de Ciro (393-466), algunas décadas luego de la muerte de Marón, quien lo llamó "Marón el divino" porque mediante oraciones sanaba a los que acudían a él con enfermedades físicas o mentales.[6]

El movimiento maronita llegó al Líbano cuando el primer discípulo de Marón, Abraham de Ciro (350-422), que fue llamado el apóstol del Líbano, se propuso convertir a los fenicios paganos del Monte Líbano y se dirigió allí hacia el 402. Abraham fundó una comunidad maronita en Aqura, cerca del río Adonis.

En cuanto a las controversias teológicas, los maronitas hicieron radicalmente suya la doctrina del Concilio de Calcedonia (451), que sostenía que Cristo era a la vez Dios y hombre que tenía dos voluntades, humana y divina. Los enemigos de esta doctrina -entre ellos los monofisitas- pasaron a ser entonces enemigos de los maronitas. Los discípulos de Marón lo enterraron en las cercanías de Apamea, a orillas del río Orontes y construyeron allí una iglesia. Cerca del sepulcro, probablemente en el lugar llamado Qalaaat al Modeeq, construyeron un monasterio llamado Beth Marón (San Marón) que tenía 400 monjes en 445. Según Abu al-Fida el emperador Marciano buscando reforzar la posición doctrinal del Concilio de Calcedonia agrandó el monasterio y permitió que se estableciera un gran número de monjes griegos.[7]​ El nombre maronita se hizo conocido debido al monasterio y a un cierto número de monasterios afiliados en la región.

Probablemente para evitar la persecución de los monofisitas, la comunidad maronita asentada en torno a Apamea remontó el río Orontes hacia el sur llegando a sus fuentes en lo que hoy es el Líbano, llevando con ellos los restos de Marón y reuniéndose con sus correligionarios ya asentados allí. En 452 fundaron el monasterio de San Marón en una caverna en Ain ez Zarqa.[8]​ Otros grupos se dispersaron por Siria y Mesopotamia.

Los monofisitas persiguieron y asesinaron en gran número a los partidarios del Concilio de Calcedonia, por lo que la emigración maronita hacia el Líbano se aceleró. En una carta dirigida al papa de Roma Hormisdas en 517 (durante el cisma acaciano) los monjes del monasterio de Beth-Marón le informaban de los ataques que recibían y de que sus apelaciones al emperador bizantino no eran escuchadas. El papa les respondió consolándolos en una carta de 10 de febrero de 518. Desde el principio la comunidad maronita dependió del patriarca de Antioquía, pero algunos patriarcas de esa sede habían adherido al monofisismo y la comunidad maronita estuvo en conflicto con ellos. Los monofisitas de Antioquía mataron a 350 monjes y quemaron el monasterio de San Simón Estilita en 517. En Antioquía se sucedieron patriarcas calcedonianos y anticalcedonianos hasta que se formalizó el cisma en 544 que dio origen a la Iglesia ortodoxa siria,[9]​ existiendo desde entonces patriarcas ortodoxos y jacobitas (monofisitas).

Entre 635 y 637 se produjo la conquista árabe-musulmana del Líbano por el califato omeya, por lo que los maronitas de las áreas costeras y valles se refugiaron en las montañas, a dónde no llegó la invasión musulmana. Allí resistieron y fueron conocidos como maraditas (rebeldes) por los árabes. El patriarcado calcedoniano de Antioquía estaba vacante desde 628 y en 637 el califato ortodoxo conquistó la ciudad, por lo que desde 639 Constantinopla comenzó a nombrar una serie de patriarcas titulares residentes en la capital bizantina. Los maronitas de las montañas del Líbano perdieron todo contacto con esos patriarcas designados por voluntad imperial.

En 649 el papa Martín I convocó a un Concilio de Letrán que condenó la herejía monotelita del emperador bizantino Constante II y excomulgó al patriarca de Constantinopla. Martín I designó a Juan, obispo de Filadelfia en Arabia (actual Amán), como su vicario en Oriente con plena potestad,[10]​ quien en 676 consagró a Juan Marón como obispo de Batrún (Botrys) en el Líbano. Juan -que adoptó el apellido Marón- había estudiado en Constantinopla y fue monje del monasterio de San Marón en Barad, Siria. Juan Marón fue el primer maronita que recibió la dignidad episcopal y fue un activo luchador contra el monotelismo, que había sido adoptado por lo monjes de Beth-Marón. En 677 los maraditas liberaron el Líbano de los califas musulmanes, llegando a recibir tributo del califato omeya por 40 años.

Comenzó un período de autonomía con los monasterios elevados a sedes episcopales. Cuando las autoridades musulmanas permitieron el establecimiento de un patriarca calcedoniano en Antioquía, fue elegido Teófanes Bar Qanbara en 681 y el califa Murwan II ordenó a los calcedonianos reconocerlo. El patriarca persiguió a los monjes maronitas y en 685 se produjo un cisma, en presencia de un legado papal Juan Marón fue elegido patriarca de Antioquía y todo el Oriente, siendo el primer maronita que alcanzó esa posición. Si bien esta instalación de un patriarca fue vista como una usurpación por parte de la jerarquía dependiente de Bizancio, Juan recibió la aprobación del papa Sergio I y viajó a Roma a recibir la confirmación como patriarca y el palio.[11]

El emperador de Oriente Justiniano II, acostumbrado a tener bajo su control los asuntos de la Iglesia a través de los patriarcas, a quienes designaba, no toleró la independencia maronita y mandó a su ejército a atacarlos en 694 cuando luchaba contra los musulmanes, expulsándolos de Armenia y de Siria. En un intento fallido de capturar al patriarca, su ejército destruyó el monasterio de Beth-Marón y ejecutó a 500 monjes, dirigiéndose luego hacia Trípoli. El patriarca se puso al frente de los maraditas y el ejército bizantino chocó con ellos en Amioun y en Semar-Jbeil cerca de Batrún. El ejército maradita triunfó, por lo que el patriarcado maronita se consolidó en el Líbano. Juan Marón instaló la sede patriarcal en las montañas, en Kfarhay (Kefar-Hay), en donde construyó un nuevo monasterio en el que depositó la reliquia más valiosa para los maronitas: el cráneo de san Marón. De eso deriva el nombre del monasterio: Ras Marón (cráneo de Marón). El patriarca Juan Marón murió en 707, siendo sucedido por Cyrrus, continuando la serie de patriarcas maronitas católicos.

En 759 el califato abásida derrotó al ejército maradita en Baalbeck y los reprimió severamente. En 938 el monasterio de Ras Marón fue destruido por los árabes y el patriarca Juan II se vio obligado a refugiarse en las montañas del Líbano y se estableció en la zona de Aakoura, cerca de Biblos (o Jibail). En esta región la sede patriarcal permaneció hasta 1440, asentada sucesivamente en Yanuh (cerca de Mayfuq), Lehfed, Habil, Yanuh nuevamente, Kfifan, Kfarhay, Kafre, otra vez Yanuh, Hardine, y finalmente regresó a Mayfuq y tras 14 traslados se estableció en Qannoubin en 1440. A partir de 1017 sufrieron la persecución de los druzos.[12]

Seguros en sus fortalezas de montaña los maronitas permanecieron aislados en el Líbano bajo la dominación musulmana y fueron redescubiertos en las montañas cerca de Trípoli, Líbano, por Raimundo IV de Tolosa en su camino a reconquistar Jerusalén en la Cruzada de 1096-1099. Los cruzados se sorprendieron al encontrar a los maronitas, incluso la Santa Sede los daba por extinguidos. Los maronitas se unieron así a los cruzados y los acompañaron a Jerusalén. Raimundo más tarde regresó a sitiar Trípoli (1102-1109) después de la conquista de Jerusalén en 1099, y las relaciones entre los maronitas y el cristianismo occidental se restablecieron. Aunque algunas fuentes afirman que entonces los maronitas eran monotelitas (dos naturalezas pero solo la voluntad divina en Cristo, doctrina condenada en el Concilio de Constantinopla en 681 sin mencionar a los maronitas entre los anatemas), esto siempre ha sido negado por la Iglesia maronita y no hay evidencias concretas. Para conmemorar su comunión, el patriarca maronita Youseff Al Jirjisi recibió la corona, marcando su autoridad patriarcal, del papa Pascual II en 1100 AD. En 1131, el patriarca maronita Gregorios Al-Halati recibió cartas del papa Inocencio II en las que el papado reconocía la autoridad del patriarcado de Antioquía. Los maronitas afirmaron su afiliación con la Santa Sede de Roma en 1182[13]​ y adoptaron algunas prácticas latinas. Los prelados maronitas comenzaron a usar anillo, mitra y cruz como los latinos y las iglesias empezaron a tener campanarios.

El patriarca Jeremias II Al-Amshitti (1199-1230) se convirtió en el primer patriarca maronita en visitar Roma en 1213 y asistió al IV Concilio de Letrán en 1215. Los cruzados fueron derrotados en 1291 y según Teodoro de Hama ningún monasterio, iglesia o fuerte se salvó de la destrucción de los musulmanes en venganza contra los cristianos. Algunos maronitas siguieron a los cruzados a Chipre, en donde se conoce obispos maronitas desde 1340, mientras que otros se dirigieron a Rodas. Entre 1260 y 1303 sufrieron las invasiones mongolas que en 1267 destruyeron las iglesias del norte del Líbano, y entre 1302 y 1308 la devastación de los mamelucos, que dejaron el Líbano en ruinas. El patriarcado maronita de Antioquía también estuvo representado en el Concilio de Ferrara en 1438 por el delegado patriarcal Fra Juan -superior franciscano de Beirut-, quien regresó al Líbano portando el palio enviado por el papa Eugenio IV. Temiendo que estuvieran planeando una cruzada, el gobernador musulmán de Trípoli arrestó a Fra Juan, quien fue liberado bajo promesa. Al huir de regreso a Roma desató la furia del gobernador, quien destruyó el monasterio de Mayfuk, obligando al patriarca a escapar a las montañas. Finalmente se estableció la sede patriarcal en Nuestra Señora de Kannoubine en el valle de Qadisha, en donde permaneció hasta 1823. En 1444 la Santa Sede creó un comisionado apostólico para los maronitas, drusos y melquitas. A partir de 1516 los otomanos del sultán Selim I derrotaron a los mamelucos y ocuparon Siria y el Líbano.

En 1580 fue realizado un sínodo maronita bajo el patriarca Miguel Rizzi que adoptó una serie de prácticas y creencias latinas, entre ellas no suministrar la eucaristía a niños, reservar la administración de la confirmación a los obispos, la existencia del purgatorio y el uso del pan sin levadura en la Eucaristía. El 5 de julio de 1584 el papa Gregorio inauguró el Colegio Maronita de Roma. En 1606 el patriarca José el-Ruzzi adoptó el calendario gregoriano. En 1626 los capuchinos llegaron al Líbano, seguidos por los carmelitas en 1635 y los jesuitas en 1656, todos los cuales interactuaron con los maronitas. Entre 1770 y 1780 los maronitas tuvieron su primer emir cristiano en las montañas del Líbano.

Hasta principios del siglo XVIII la Iglesia maronita no estaba dividida en diócesis. Según el jesuita Giovanni Battista Eliano, enviado del papa Gregorio XIII ante el patriarca maronita en 1578, los obispos no tenían una sede ni un territorio con fronteras claras ni independencia financiera y administrativa. Había 3 obispos asistentes del patriarca, uno de los cuales tenía a su cargo los asuntos administrativos y los otros dos visitaban áreas a donde no llegaba el patriarca. Otros 3 obispos estaban destacados en Alepo, Damasco y a la isla de Chipre, pero lo hacían como representantes del patriarca. La autoridad del patriarca era absoluta sobre los feligreses, obispos, sacerdotes y órdenes monásticas.

En 1736 la Iglesia maronita realizó el sínodo del Monte Líbano en el monasterio de Nuestra Señora en Louaizeh, Keserwan -al que asistió como legado papal el sacerdote maronita José Assemani- en el cual bajo la presidencia del patriarca José Dergham El Khazen se decidió siguiendo las decisiones del Concilio de Trento (1545-1563) la creación canónica de 8 diócesis con límites definidos, cada una con un obispo residente y con autoridad:[14][15]

Además habría 5 obispos auxiliares del patriarca con títulos honorarios de: Baniyas en Siria, Sarepta, Acre, Arqa y Biblos.

El sínodo sesionó entre el 30 de septiembre y el 2 de octubre de 1736 y preparó la ley particular de la Iglesia maronita, definió los poderes del patriarca, estableció el sínodo patriarcal que debía reunirse cada 3 años, otorgó poderes a los obispos en sus diócesis y adoptó otras medidas que luego fueron aprobadas por el papa Benedicto XIV en 1741. Como la Iglesia maronita tenía 18 obispos,[16]​ el sínodo acordó que las diócesis no serían asignadas hasta que el número de obispos se redujera hasta su número, pero no se puso en práctica hasta el patriarcado de Juan Hobaish (1823-1845). La bula Apostolica praedecessorum del 14 de febrero de 1742, confirmó le decisión sinodal de subdividir el patriarcado en eparquías, su número y su extensión territorial.[17]

A la muerte del patriarca José Dergham El Khazen se produjo un cisma temporal en la Iglesia maronita cuando el 14 de mayo de 1742 los obispos presentes en el funeral del patriarca designaron uno nuevo sin esperar a los obispos de Tiro y de Chipre. Estos, con la ayuda de un obispo sirio consagraron dos obispos y reunidos en sínodo designaron otro patriarca. Ambos contendientes recurrieron a Roma para obtener la confirmación papal, pero el papa Benedicto XIV[18]​dispuso el 13 de marzo de 1743 la deposición de ambos patriarcas y el nombramiento excepcional del archieparca de Damasco, Semaan Awwad, como nuevo patriarca maronita. La decisión fue aceptada el 7 de octubre de 1743 por los dos bandos y el cisma finalizó. El patriarca Tobías El-khazen, elegido en 1756, estableció su residencia en Keserwan, pero después de su muerte en 1766 el patriarca José Esteban llevó su residencia a Ghosta. El patriarca Juan el-Helou (1809-1823) trasladó su residencia en el antiguo monasterio patriarcal de Qannoubin, que reconstruyó y restauró y convirtió el monasterio de Juan Maron de Kfarhai en un seminario.

Entre 1789 y 1840 el emir del Líbano Bashir II fue públicamente cristiano, lo que fue posible por la ocupación egipcia del Líbano (1831-1840). Al relajarse la opresión otomana, en 1823 la sede patriarcal fue transferida por el patriarca Hobaich a Dimane (más accesible que Qannoubin) en verano y a Bkerké en invierno. Durante la Primera Guerra Mundial los turcos abolieron el Gobierno libanés en 1915 y los cristianos acusados de simpatizar con los franceses fueron ejecutados. El deterioro de las condiciones de vida por la hambruna y la opresión militar llevó a la muerte a entre 100 000 y 150 000 libaneses. El 8 de octubre de 1918 los franceses ocuparon Beirut y al año siguiente el patriarca Hoyek encabezó las conversaciones de paz en busca de un mandato francés sobre el Líbano, que fue proclamado el 1 de septiembre de 1920. El 23 de mayo de 1926 el Líbano fue declarado república y logró la independencia en 1943.

La canonización de san Chárbel Makhlouf en la basílica de San Pedro en Roma tubo lugar el 9 de octubre de 1977 y la beatificación de Rebeca de Himlaia el 17 de noviembre de 1985.

El 22 de julio de 2020 el papa Francisco en un rescriptum ex audientia decidió derogar las disposiciones de sus dos antecesores y extender la jurisdicción de los 6 patriarcas orientales sobre los dos vicariatos apostólicos de Arabia, por lo que la Iglesia armenia amplió su jurisdicción a Kuwait, Arabia Saudita, Catar, Baréin, Omán, Emiratos Árabes Unidos y Yemen.[19]

Los maronitas defienden fuertemente que su Iglesia nunca ha estado separada de la comunión con la Iglesia de Roma y que nunca adoptaron la doctrina monotelita. Sin embargo, estas posiciones son y han sido cuestionadas sobre la base de algunas fuentes históricas también cuestionables, entre ellas los musulmanes del siglo X Al-Masudi y al-Qadi Abd al-Jabbar. Algunos autores creen que luego de que el Concilio de Constantinopla III (680-681) condenara al monotelismo como herejía, el patriarca calcedoniano de Antioquía inició una persecución de los maronitas debido a que eran monotelitas, lo que provocó que estos crearan un patriarcado propio, algo que los maronitas consideran sin fundamento.[20]​ Esos autores creen que permanecieron monotelitas durante el tiempo que en Occidente se los creyó extinguidos y que luego de tomar contacto con los cruzados en 1182 renunciaron formalmente al monotelismo adoptando la doctrina de la Iglesia de Roma. En cuanto a la comunión con el papa, muchos autores consideran que durante tres siglos los maronitas se comportaron como una Iglesia autocéfala que no estaba en comunión con ninguna otra, pero los maronitas y católicos en general defienden que durante ese tiempo la comunicación estuvo impedida, pero los maronitas se mantuvieron católicos.

De acuerdo al Anuario Pontificio 2017 a fines de 2016 la Iglesia maronita tenía: 3 498 707 fieles, 43 obispos, 1011 parroquias, 912 sacerdotes seculares, 471 sacerdotes religiosos, 600 religiosos, 1261 religiosas, 69 diáconos permanentes y 184 seminaristas.[21]​ A esos números deben agregarse los fieles y el clero maronita en áreas en donde no ha sido constituida una diócesis maronita y forman parte de una diócesis latina.

De acuerdo al Anuario Pontificio 2018 dentro del territorio propio del patriarcado de Antioquía de los maronitas a fines de 2017 existían las siguientes circunscripciones eclesiásticas maronitas:[22]

El territorio propio de la Iglesia maronita conforma el patriarcado de Antioquía de los maronitas (Patriarchatus Antiochenus Maronitarum), que comprende los territorios de Líbano, Siria, la isla de Chipre, Egipto, Jordania, Israel, los Territorios Palestinos, Sudán y Sudán del Sur. La Iglesia maronita no tiene provincias eclesiásticas dentro del territorio propio del patriarcado, por lo que las archieparquías y eparquías están inmediatamente sujetas al patriarca.

De acuerdo al Anuario Pontificio 2018 fuera del territorio propio del patriarcado de Antioquía de los maronitas a fines de 2017 existían las siguientes circunscripciones eclesiásticas maronitas:[36]

Existen además parroquias aisladas bajo dependencias de diócesis latinas:

La Iglesia católica conserva el recuerdo de diócesis desaparecidas que han sido catalogadas como sedes titulares maronitas y que regularmente son conferidas a obispos auxiliares, de jurisdicciones sin categoría de diócesis y de las curias romana y maronita:[44]



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