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Ildegonda (ópera de Melesio Morales)



Ildegonda es una ópera en tres actos y seis escenas con un libreto de Temistocle Solera y música de Melesio Morales.

Se celebra el funeral por la madre de Ildegonda, hija del señor de Gualderano. Éste ha prometido su mano a Ermenegildo Falsabiglia, sellando así el pacto por la unificación de Lombardía, dividida por las guerras intestinas entre los poderosos señores feudales. La nueva alianza se opone a la salida de las fuerzas lombardas por el Papa. Ildegonda, que está enamorada en secreto de Rizzardo, un joven plebeyo, ha recibido de él un mensaje en el que le pide una cita antes de su partida a Palestina. La joven, deseosa de impedir la proyectada boda, envía a su nodriza Ildebene con una carta para Rizzardo, pero Roggiero, hermano de Ildegonda, hace seguir a la nodriza y logra interceptar la misiva. En la primera escena, el pueblo festeja el anuncio de la próxima boda de Ermenegildo e Ildegonda, aunque ya corren los rumores de su relación con Rizzardo. La joven no puede ocultar a su prometido la tristeza que la invade, pero aduce que es debido a la reciente muerte de su madre. Rolando Gualderano, instruido por Roggiero de los secretos amores de su hija, la amenaza con dar muerte a Rizzardo si la doncella se opone a sus designios. Ildegonda parte desconsolada, mientras padre e hijo planean una emboscada durante el encuentro nocturno de los amantes. Escena segunda. Ildegonda, acompañada de Ildebene, acude a la cita con su enamorado en el jardín del palacio Gualderano. En el interior del Castillo, un coro de caballeros y sirvientes ruega a Dios por la felicidad de Ildegonda. Entre tanto, Ildegonda, sumida en la aflicción, invoca el consuelo de su madre en el duro trance que la aqueja, y en una especie de visión le parece ver al feroz Mahoma mientras muere junto a su amado en Palestina. Llega Rizzardo para disipar sus temores, y ambos enamorados intercambian juramentos de eternal fidelidad. Ildegonda le entrega una cruz y pone a Dios como testigo de su unión, pidiendo que quien muera primero pueda en ánima venir por el otro y así realizar su amor aún después de la muerte. Tras despedirse por última vez de su amado, Ildegonda se encamina al palacio, ahora iluminado por las luces del festejo. Roggiero, que ha permanecido oculto, se enfrenta a Rizzardo y en el breve combate cae herido de muerte. Al sonido de los aceros regresa Ildegonda, quien al ven en tierra a su hermano corre presurosa en su ayuda mientras conmina a Rizzardo para que emprenda la fuga. Acude Rolando rodeado de caballeros y, medio enloquecideo por el terrible espectáculo, maldice a Ildegonda y jura venganza sobre el asesino de su hijo.

Escena Primera. En el atrio del palacio Gualderano, Rolando y sus caballeros planean la muerte de Rizzardo, quien no ha podido ser hallado tras la muerte de Roggiero. Entra Ildebene, que al dares cuenta de la conjura se retira. Los cortesanos claman venganza y condenan a Rizzardo al patíbulo. Escena segunda. Ildegonda ha sido encerrada por su padre en un subterráneo del convento cercano al palacio. Con la mente trastornada llama al espíritu de Rizzardo, a quien cree muerto. Llega éste, dispuesto a liberar a Ildegonda y huir con ella; la joven, presa del delirio, lo toma por una aparición que viene a cumplir juramento de llevarla al cielo consigo. Al punto en que Rizzardo va a huir con Ildegonda aparecen los conspiradores, encabezados por Rolando, y lo hacen prisionero. Ildegonda se da cuenta al fin de que su amado está vivo, pero la certeza de su próxima muerte acaba definitivamente con su razón.

Escena primera. Rizzardo espera la muerte decretada por Rolando mientras recuerda apasionadamente a Ildegonda. Súbitamente entran los enviados de Gualderano para anunciarle el perdón de su señor quien, arrepentido ante el lecho de su hija agonizante, envía a buscarlo para darle a la desdichada su última alegría, pero es demasiado tarde; Rizzardo ha sido ejecutado. Escena segunda. En un aposento del convento Ildegonda yace moribunda. En su locura, recuerda la maldición de su padre y las tristes circunstancias que la han separado de Rizzardo. Víctima del delirio de la muerte, se imagina recibir el perdón de su padre mientras Rizzardo la recibe amoroso en el cielo.

Melesio Morales utilizó para su ópera un libreto de Temistocle Solera que ya había sido puesto en metro músico por otros compositores. Uno de ellos fue Emilio Arrieta cuya ópera Ildegonda en dos actos, se estrenó en 1845 en Milán y que luego fue reestrenada en el Palacio Real de Madrid en 1849. La ópera estaba lista, cuando un grupo de notables, entre los que se encontraban los señores don José Urbano Fonseca y don José Ignacio Durán, se apersonaron con el empresario del Gran Teatro Imperial don Annibale Biacchi, a fin de que fuera estrenada en ese teatro la ópera de Melesio Morales. El empresario contestó que no pondría en escena una obra de un mexicano que perjudicara sus intereses. Al respecto Mañon escribe:[1]

Al respecto del estreno de Ildegonda escribió el periódico "La Seguridad":[2]

La obra se estrenó en el lamentablemente destruido Gran Teatro Nacional, llamado a la sazón Teatro Imperial de la Ciudad de México el 26 de enero de 1866.[3]​ La obra fue cantada, en funciones posteriores, por Ángela Peralta. El estreno de la ópera le valió a Morales un amplio reconocimiento entre sus contemporáneos. En la ciudad de México, su amigo, el literato y periodista Lorenzo Elizaga publicó en El pájaro verde del 7 de febrero de 1866 una poesía de la que extraemos lo siguiente:

La ópera se representó con éxito en el Teatro Pagliano de Florencia, Italia en 1869. El éxito en Europa la valió un amplio reconocimiento en México, donde se estrenaron la mayoría de sus óperas posteriores. Ello le dio a Melesio Morales una posición privilegiada y muy respetada en el ámbito cultural del México de finales del siglo XIX. Dado que Melesio Morales fue un compositor reconocido durante el gobierno del señor presidente Don Porfirio Díaz, después de la Revolución mexicana y durante todo el periodo de la Dictadura Perfecta se ignoraron sus óperas. No fue hasta los últimos años de la Dictadura Perfecta en que nuevos musicólogos se han dedicado al rescate de la obra de Melesio Morales. Tal rescate se inició con la representación de Ildegonda durante las festividades de inauguración del Teatro de las Artes de la Ciudad de México bajo la dirección de Fernando Lozano Rodríguez. La representación se grabó en discos compactos y ganó el Orfeo de Oro "Michel Garcin" otorgado por la Academia Francesa del Disco Lírico a la mejor creación discográfica por la primera grabación mundial de Ildegonda. Luego, la ópera fue montada en el Festival Cultural de Mayo de 2007 de la ciudad de Guadalajara, en el Estado de Jalisco en México.

24 y 27 de noviembre de 1994



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