El Imperio luba fue un Estado fundado por la etnia luba en África, en lo que hoy es el sur de la República Democrática del Congo y el noreste de Zambia. Durante el reinado de Ilunga Kalala (ca. 1840-1870) el imperio vivió su época de mayor esplendor comercial. A finales del siglo XIX se sumergió en una guerra civil a causa de una crisis dinástica y una serie de presiones extranjeras que lo hizo desaparecer.
En el siglo XVIII, fecha de contacto con los primeros colonos europeos, el Imperio luba era en realidad una serie de estados de tamaño pequeño o mediano que habían evolucionado desde una primitiva cultura upemba del siglo III. A finales del XVIII los reinos lubas se unieron bajo un poder central mucho más poderoso, cuyo máximo mandatario era el mwata o mulopwe, por motivos fundamentalmente económicos y de forma pacífica, configurándose como imperio comercial.
Los estados más importantes que formaron el imperio fueron:
Durante la guerra civil que cubrió los últimos años de la historia del imperio, este se fragmentó en diversos territorios, entre los que destacaron dos:
En su época de mayor esplendor, en los primeros años del siglo XIX, el imperio extendía sus territorios y su vasallaje desde los bosques centroafricanos al norte (Sudán del Sur) hasta el Cinturón de Cobre al sur (actual Zambia), y desde el lago Tanganika al este hasta el Reino Kanyok al oeste, inclusive.
Existe una narración que relata el origen mitológico de los luba y de su dinastía sagrada. Las evidencias lingüísticas, arqueológicas, etnológicas y geológicas desmienten la narración. Este conjunto de datos sugiere que los luba vivieron siempre en el sur del Zaire, y que experimentaron un gran periodo de estabilidad que les permitió desarrollarse. No obstante, algunas interpretaciones traslucen que puede contar hechos reales. Por medio de este mito se legitima la sucesión luba y se engrandece su pasado.
El mito se transmitía oralmente, de modo que cambia un poco cada vez. Algunos de las primeras versiones escritas datan de 1929 y 1948. Puede resumirse de la siguiente manera:
Se han encontrado vestigios arqueológicos de la llamada cultura Upemba al sur de la República Democrática del Congo que datan del siglo III en adelante. A partir del siglo VIII un periodo de calma y bonanza permitió la existencia de una civilización en los territorios luba que dominaba la metalurgia y que daría lugar a la etnia. En el siglo XIII se puede hablar ya de la etnia luba, que comenzó a establecer su sociedad y que se une definitivamente en naciones desde el siglo XV. En el siglo XVII, al norte del Reino de Cazembe, se estableció el mayor de los reinos de los luba hasta el momento, algunos de cuyos territorios habían pertenecido al reino Upemba doscientos años antes. Curiosamente sus centros de culto estaban en lo alto de la depresión del Upemba, pero no en sus zonas más bajas, como había sido hasta entonces. De este reino, nacido en un periodo conocido como Era Kisalian, se conocen pocos datos.
Ya en el siglo XVIII los luba se agrupaban en distintos reinos, más o menos pequeños e interrelacionados entre sí. La riqueza generada por el comercio del marfil motivó a la clase aristocrática a crear una superestructura política estable a finales de ese siglo.
Los distintos jefes lubas, interesados en construir un imperio comercial, ofrecieron siempre que fue posible relaciones de vasallaje mediante tributos, en una suerte de Pax Luba. Las tribus que la aceptaban gozaban de cierta estabilidad política y de crecimiento comercial. Esta falta de agresividad comenzó a cambiar en el siglo XVIII. Las principales conquistas del imperio fueron las de los reyes Ilunga Sunga (c. 1780 o 1790 - c. 1810), Kumwimba Ngombe (c. 1810 - c. 1840) e Ilunga Kalala (c. 1840 - c. 1870). Estros tres reyes consiguieron crear el mayor imperio que había existido en el África Subsahariana.
Ilunga Sunga intentó expandirse al oeste por Kalundwe, sin éxito. Notando la resistencia en esa dirección extendió su influencia hacia el este, entre el lago Tanganica y el río Lualaba. Su hijo Kumwimba conquistó la región de los lagos del Lualaba, rica en peces y aceite de palmeras, tras lo cual se dirigió al sur y consiguió controlar las minas de los samba, territorios cercanos al Reino bemba, que comenzaba a ganar poder. Al mismo tiempo consolidó las conquistas del este creando allí una provincia.
El Imperio luba alcanzó su mayor extensión bajo el reinado de Ilunga Kalala. Para entonces el imperio era centro de un gran comercio internacional. En los años 1870 el mwata comenzó a perder poder a la vez que la economía dejaba de crecer, propiciando la inestabilidad del imperio. Se cree que el sistema de sucesión dinástica fue discutido, pues no aseguraba que todos los líderes estuviesen preparados para gobernar, lo cual desembocó en guerra. Lo cierto es que no puede asegurarse, ya que los escritos de esa época son escasos y mucha información luego recopilada ha sido a través de historias contadas oralmente. Sí es cierto que entre los tres reyes citados se habían intercalado reinados efímeros y disputas.
Más probable, sin embargo, es que la crisis de los lumba fuera propiciada por la caída del comercio de marfil, que había supuesto su principal mercado. Con el fin de este comercio las relaciones internacionales de los luba cambiaron. El Reino de Yeke al sur comenzó a conquistar los territorios de las minas de cobre en la década de 1860 y se hacía fuerte. Este mismo reino, cuyo poder se basaba en lo militar y no en lo económico, introdujo por primera vez a gran escala en la región el uso de armas de fuego. Al norte, los árabes swahili traspasaban las fronteras lubas para conseguir el marfil por ellos mismos.
Ante estas dos amenazas los lubas intentaron intercambiar armas por esclavos, pues ya apenas disponían de marfil. Estos fueron aceptados a precios muy bajos. El imperio intentó sobrevivir a costa del comercio de esclavos, reduciéndose sus fronteras por el norte y por el sur. Esto generó disensiones entre la población. A todo esto se le sumó otro problema, el de la etnia cokwe, que durante siglo XIX había experimentado un gran aumento demográfico y desde la década de 1870, asentados principalmente en el Imperio lunda, atacaban y aterrorizaban a buena parte de los centroafricanos, incluidos los lubas.
Todas estas causas influyeron en la caída del poder central del imperio, que se sumió en una guerra civil y terminó por desaparecer a finales del siglo XIX.
Las excavaciones revelan que en torno al siglo VIII las civilizaciones que habitaban la zona de África Central que luego ocuparían los luba vivieron un esplendor de la metalurgia y otras técnicas y comenzaron a comerciar.A finales del siglo XVIII el territorio luba estaba dividido en pequeños estados o principados especializados en economías concretas como la pesca, la obtención de sal y la de aceite de palmera. Los países del sur obtenían cobre y se lo vendían a los luba. El medio fundamental de intercambio de productos entre los luba era el tributo. Los productores pagaban a sus jefes y así sucesivamente, siempre siguiendo un esquema vertical.
A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX los estados del Imperio luba comenzaron a comerciar con otros países, como ya habían hecho sus vecinos de Lunda y Cazembe, especialmente Luba Lomani, el estado que más rápidamente se aprovechó de las grandes rutas comerciales. Probablemente también era el mayor y más centralizado. Este estado comenzó estableciendo relaciones con los mercaderes de marfil de Bisa, que ya no podían seguir comerciando con el Reino de Cazembe debido a la escasez del producto. El Imperio luba generó un mercado de marfil centralizado y unas normas de tasación para poder exportarlo a Bira. Los comerciantes y cazadores de elefantes que llegaban al imperio desde Bira no portaban armas de fuego, por lo que fueron bien recibidos por los luba.
Durante el reinado de Ilunga Kalala el imperio tenía un comercio internacional desarrollado de sal, aceite de palmera, cobre, esclavos, ropa, cestas, hierro, pieles de cebra y peces. Tenía contactos con el Imperio lunda y el Reino Kaniok. En la década de 1870 la economía luba empezó a debilitarse.
La religión era importante en el Imperio luba, y los bambudye y los nigromantes gozaban de un buen estatus social.
Los bambudye formaban una asociación o institución aristocrática a la que debían pertenecer todos los jefes y líderes de cualquier tipo. Su origen es desconocido. Los gobernantes lubas debían mantener escrupulosamente los ritos de la asociación si querían mantenerse en el poder, de modo que el imperio estaba sujeto, mediante estos, a los bambudye como colectivo. A él pertenecían, como es evidente, los jefes locales, tanto de las tierras incorporadas al imperio durante un reinado anterior como los de las nuevas conquistas. De esta manera la asociación se convertía en un foro de debate que intermediaba entre las decisiones de los gobernantes y el pueblo.
No conocían el uso de la carpintería para tallar muebles ni otras muchas cosas de los hombres blancos. Les llamaba la atención en particular los ropajes europeos, pues para ellos la ropa tenía un componente mágico. Sin embargo la cultura luba es conocida por sus esculturas de madera, y forma parte importante de la historia artística de la región del Congo.
Los reyes lubas adoptaron a partir del siglo XVII insignias arqueadas fabricadas en hierro y después, talladas en madera.
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