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Río Lualaba



El río Congo (anteriormente conocido como Zaire) es un largo río de África Central que fluye en direcciones N, O y SO a través de cuatro países —Zambia, República Democrática del Congo, República del Congo y Angola— hasta desaguar en el océano Atlántico. Tiene una longitud de 4700 km, que lo sitúan como el noveno río más largo del mundo, tras los ríos Amazonas, Nilo, Yangtsé, el Misisipi-Misuri, el Yeniséi-, el Amarillo, el Obi-Irtish y el Mekong.

Su cuenca drena una extensión de 3 700 000 km², que supone más de la décima parte de la superficie africana y que incluye los territorios de la República Democrática del Congo y la República del Congo, así como una gran parte de la República Centroafricana y parte del territorio de Zambia, Angola, Tanzania, Camerún y Gabón. El río y sus afluentes recorren la selva del Congo, considerada la segunda selva más grande del mundo, tras la Amazonia.[1]​ El Congo también es el segundo río más caudaloso del mundo después del Amazonas, con unos 41 300 m³/s, y el más profundo del mundo con zonas de hasta 230 m aproximadamente.[2][3]

Tiene su nacimiento en el lago Bangweulu en Zambia. Discurre fundamentalmente por la República Democrática del Congo (Kinsasa) y por su frontera con la vecina República del Congo (Brazzaville), a las que da su nombre. En este curso alto, en el que recibe el nombre de río Lualaba, sigue una trayectoria constante hacia el norte, hasta llegar a las cataratas Boyoma, a la altura de la ciudad de Kisangani, momento en el que gira hacia el oeste, formando una amplia curva.

El Congo atraviesa en dos ocasiones la línea del ecuador y es fácilmente navegable en tramos de gran distancia, en particular entre Kisangani y el lago Malebo, en los que durante 1685 km el río es amplio y profundo.[4]​ En este lago, que supone un ensanchamiento del río, se encuentran las capitales Kinsasa y Brazzaville. Un poco más al oeste de Kinshasa la corriente se estrecha y cae por una cadena de cataratas creadas por una serie de cañones profundos, conocidas como las cataratas Livingstone, donde fluye de manera violenta; el Congo solamente se calma a la altura de la ciudad de Matadi (a 116 km del océano Atlántico) y Boma (a unos 70 km en línea recta). Finalmente desemboca en una angosta llanura de inundación a través de un estuario (un solo cauce) que tiene casi 5 km de anchura cerca de la pequeña ciudad de Muanda.

Aunque en el tramo final hay un grupo de rápidos que impiden el acceso a la zona navegable del Congo desde el mar —cataratas Yellala, Inga y Livingstone— , se ha construido una línea de ferrocarril que permite salvar ese tramo. Gran parte del comercio del África central pasa por esa vía férrea, llevando mercancías desde el puerto de Boma a la parte navegable del Congo.

Antes de la colonización portuguesa de la zona, los nativos denominaban al río Nzere o Nzadi, que en la lengua de la etnia bakongo significa «el río que traga a los demás ríos». El explorador portugués Diogo Cão, que fue el primer europeo que recorrió su desembocadura, lo llamó río Zaire, por deformación del nombre dado por los indígenas. Esta denominación persistió hasta el siglo XVIII, cuando comenzó a ser nombrado río Congo, por la etnia Congo o bankongo, que dominaba casi toda la cuenca del río.[5]

Entre 1971 y 1997, el gobierno de Zaire, nombre que tenía la República Democrática del Congo durante la dictadura de Mobutu Sese Seko, quiso cambiar la denominación del río Congo a río Zaire, pero ese cambio fue ignorado por muchos países, entre los cuales cabe destacar la vecina República del Congo.

El curso actual del río Congo se formó hace entre 1,5−2 000 000 años, durante el Pleistoceno.[6]

La formación del Congo puede haber llevado a la especiación alopátrica del bonobo y del chimpancé común a partir de su ancestro común más reciente.[7]​ El bonobo es endémico de los bosques húmedos de la región, al igual que otras especies emblemáticas como el mono del pantano de Allen, el mono Dryas, la jineta acuática, el okapi y el pavo real del Congo.[8][9]

En términos de vida acuática, la cuenca del río Congo tiene una muy alta riqueza de especies y entre los máximos niveles de concentración conocidos de especies endémicas.[10]​ Hasta ahora, cerca de 700 especies de peces se han registrado en la cuenca del Congo, y grandes secciones permanecen virtualmente sin estudiar.[11]​ Debido a esto y a las grandes diferencias ecológicas entre las regiones de la cuenca, a menudo se divide en varias ecorregiones ecológicas (en lugar de tratarla como una única ecorregión). Entre estas ecorregiones, sólo los Rápidos del Bajo Congo cuentan con más de 300 especies de peces, incluyendo aproximadamente 80 especies endémicas,[12]​ mientras que la parte suroeste (Cuenca del Kasai) sólo tiene más de 200 especies de peces, de las cuales alrededor de un cuarto son endémicas.[13]​ Las familias de peces dominantes —al menos en algunas partes del río— son Cyprinidae (carpas/ciprínidos), como Labeo simpsoni, Mormyridae (peces elefantes), Alestidae (tetras africanos), Mochokidae (bagres squeaker) y Cichlidae (cíclidos).[14]​ Entre los nativos en el río está el enorme y altamente carnívoro pez tigre gigante. Dos de los cíclidos endémicos más inusuales son los blanquecinos (no pigmentados) y ciegos Lamprologus lethops, que se cree que viven a una profundidad de 160 m por debajo de la superficie,[12]​ y Heterochromis multidens, que parece estar más estrechamente relacionado con los cíclidos de las Américas que con otros cíclidos de África.[15]​ También hay numerosas ranas endémicas y caracoles.[14][16]​ Varias represas hidroeléctricas en el río son peligrosas para los animales, ya que pueden conducir a la extinción de muchos de los endemismos.[12]

Varias especies de tortugas y el cocodrilo hociquifino, el cocodrilo del Nilo y el cocodrilo enano son nativos de la cuenca del río Congo. Además, los manatíes africanos también viven en las partes bajas del río.[17]

Toda la cuenca del Congo está poblada por pueblos bantúes, divididos en varios cientos de grupos étnicos o tribales (ver grupos étnicos de la República Democrática del Congo (en inglés)). La expansión bantú se estima que habría llegado hasta el Congo Medio alrededor del 500 a.C., y al Congo Alto al comienzo de la era común. Restos de la población aborigen desplazada por la migración bantú, pigmeos/abatwa del phylum ubangiano, permanecen en las zonas forestales remotas de la cuenca del Congo.

El reino del Kongo se formó alrededor del año 1400 en la orilla izquierda del río Congo Bajo. Su control territorial a lo largo del río se mantuvo limitado a lo que hoy corresponde con la provincia Congo Bajo. La exploración europea del Congo comenzó en 1482, cuando el explorador portugués Diogo Cão descubrió el estuario del río (probablemente en agosto de ese año), que señaló con un padrão o pilar de piedra (que aún existe, pero solo en fragmentos) erigido en la punta Shark. Cão también navegó río arriba estableciendo contacto con el reino de Congo y llegando a las cataratas de Yellala, el límite navegable, donde erigió otro padrão. Cão murió en el río persiguiendo a un cocodrilo. El curso del río permaneció desconocido durante todo el período moderno temprano.[18]

La cuenca alta del Congo corre al oeste desde el Rift Albertino aunque su conexión con el Congo permaneció desconocida hasta 1877. El extremo noreste de la cuenca del Congo se alcanzó por la expansión nilótica, en algún momento entre los siglos XV y XVIII, por los antepasados de los hablantes de Luo meridional del pueblo Alur. Francisco de Lacerda siguiendo el río Zambeze logró llegar en 1796 a la parte más alta de la cuenca del Congo (al reino de Kazembe, en la parte superior de la cuenca del río Luapula).

La exploración europea continuó con el intento británico de James Kingston Tuckey, que en 1816 trató de remontar el río Congo desde su desembocadura, logrando avanzar 480 km río adentro, aunque no llegó a superar las cataratas Livingstone, que frenaron su avance.

El río Congo superior, conocido como río Lualaba, se alcanzó por primera vez por esclavistas árabes en el siglo XIX. La localidad de Nyangwe fue fundada como puesto de avanzada de los traficantes de esclavos hacia 1860.

En el siglo XIX nadie podía imaginar que el Lualaba, que avanza implacablemente en dirección norte y el Congo que corría hacia la parte suroccidental hasta desembocar en el Atlántico, después de atravesar la mitad del continente, fueran el mismo río. Se pensaba que el primero podía formar parte de la corriente principal del Nilo; esta tesis era defendida, entre otros, por el explorador David Livingstone, que recorrió el Lualaba en su expedición de 1866, mientras que el segundo fue confundido con la desembocadura del río Níger por el explorador y naturalista Mungo Park, que entre finales del siglo XVIII y principios del XIX recorrió el río Níger.

Livingstone fue el primer europeo en llegar a Nyangwe en 1871. Livingstone propuso demostrar que el Lualaba conectaba con el Nilo, pero el 15 de julio de ese mismo año fue testigo de una masacre de unos 400 africanos por esclavistas árabes en Nyangwe, una experiencia que le dejó demasiado horrorizado y le disuadió de continuar su misión de encontrar las fuentes del Nilo, por lo que volvió de nuevo al lago Tanganica.[19][20]

El curso medio del Congo permaneció sin explorar, tanto desde el este como por el oeste, hasta la expedición de 1876-1877 de Henry Morton Stanley. En el momento era una de las últimas preguntas abiertas de la exploración de África (o de hecho del mundo), la cuestión de si el río Lualaba alimentaba el Nilo (teoría de Livingstone), el Congo[21]​ o incluso el Níger. Financiada en 1874, la primera exploración trans-africana de Stanley comenzó en Zanzíbar y llegó al Lualaba el 17 de octubre de 1876. Por tierra llegó a Nyangwe, el centro de una zona sin ley en la que había tribus caníbales y en la que Tippu Tip desarrollaba su comercio de esclavos. Stanley logró contratar a una fuerza de Tippu Tip, para protegerlo en los siguientes 150 km o al menos durante 90 días. La partida dejó Nyangwe por tierra a través de la densa selva Matimba. El 19 de noviembre llegaron al Lualaba de nuevo. Dado que ir por el bosque era demasiado pesado, Tippu Tip dio la vuelta con su partida el 28 de diciembre, dejando a Stanley por su cuenta, con 143 personas, entre ellas 8 niños y 16 mujeres. Tenían 23 canoas. Su primer encuentro con una tribu local fue con los caníbales wenya. En total Stanley informaría de 32 encuentros hostiles en el río, algunos violentos, a pesar de que intentó siempre negociar una travesía pacífica por sus tierras. Pero las tribus eran desconfiadas y cautelosas ya que su única experiencia con extranjeros era con los traficantes de esclavos, y no podían entender el motivo de la exploración.

El 6 de enero de 1877, después de 640 kilómetros (397,7 mi), llegaron a las cataratas Boyoma (llamadas cataratas Stanley algún tiempo después), que constan de siete cataratas en un tramo de 100 kilómetros (62,1 mi), que tuvieron que pasar por tierra. Les llevó hasta el 7 de febrero llegar al final de las cataratas. Aquí Stanley se enteró de que el río se llamaba Ikuta Yacongo,[22]​ lo que demostraba que habían llegado al Congo, y que el Lualaba no alimentaba el Nilo.

A partir de este punto, no encontraron más tribus caníbales, pero sí tribus con armas de fuego, al parecer resultado de la influencia portuguesa. Unas cuatro semanas y 1900 km más tarde llegaron a Stanley Pool (ahora Malebo Pool), el lugar en el que se encuentran las actuales ciudades día Kinsasa y Brazzaville. Aguas abajo llegaron a las cataratas Livingstone (mal llamadas Livingstone que nunca estuvo en el Congo), una serie de 32 caídas y rápidos con una caída de 270 m en más de 350 km. El 15 de marzo comenzaron el descenso de las cataratas, que les llevó cinco meses y les costó numerosas vidas. Desde las cataratas Isangile, cinco caídas desde el pie, vararon las canoas y el Lady Alice y dejaron el río, con el objetivo puesto en alcanzar el puesto de avanzada portugués de Boma a través de tierra. El 3 de agosto llegaron a la aldea Nsada. A partir de ahí Stanley envió cuatro hombres de avanzada con cartas a Boma, pidiendo comida para su gente, que estaba muriendo de hambre. El 7 de agosto llegaron auxilios, siendo enviados por representantes de la firma comercial de Liverpool Hatton & Cookson. El 9 de agosto llegaron a Boma, 1001 días después de haber salido de Zanzíbar, el 12 de noviembre de 1874. La partida consistía entonces en 108 personas, entre ellas tres niños nacidos durante el viaje. Lo más probable (las propias publicaciones de Stanley dan cifras inconsistentes) es que perdieran 132 personas por enfermedad, hambre, ahogamiento y deserción.[23]

Kinsasa fue fundada como un puesto comercial por Henry Morton Stanley en 1881 y nombrada Leopoldville en honor a Leopoldo II de Bélgica. La cuenca del Congo fue reclamado por Bélgica como Estado Libre del Congo en 1885.

Durante la época colonial grandes vapores de ruedas fueron transportados pieza a pieza a hombros de porteadores desde la costa hasta la parte navegable del Congo para salvar las temibles cataratas de Livingstone.

El río Congo tiene su origen en las montañas del valle del Gran Rift, en África oriental, como los lagos Tanganika y Moero, que alimentan el río Lualaba, que se convierte en el Congo por debajo de las cataratas Boyoma. El río Chambeshi, en Zambia, es generalmente considerado como la fuente del Congo, según el criterio frecuente de la fuente más alejada de la boca, como es el caso del Nilo.

El Congo discurre, en general, en dirección oeste a partir de Kisangani, justo debajo de las cataratas, y después poco a poco se vuelve al sur-oeste, pasando por Mbandaka, uniéndose con el río Ubangi, y precipitándose en el lago Malebo (Pool Malebo, antes Stanley Pool). Las ciudades de Kinsasa (anteriormente Leopoldville) y Brazzaville están ubicadas en los lados opuestos del río, en el lago Malebo. A partir de allí, el Congo se contrae y desciende a través de una serie de cataratas creadas por profundos cañones y conocidas colectivamente como cataratas Livingstone. A continuación, corre en dirección a Matadi y Boma, y luego desemboca en el océano Atlántico en el pequeño pueblo de Muanda.

El río Congo en su mayor parte tiene una profundidad de entre 15 y 30 m, aunque en un tramo en el curso bajo llega a alcanzar una profundidad de 230 m.

Tradicionalmente, el Congo se ha dividido en los siguientes tramos:

El caudal del río ha sido observado durante 81 años (1903-83) en Kinsasa, capital de la República Democrática del Congo, situada a 3937 km de su fuente y a 480 km de su desembocadura en el océano.[24]

En Kinsasa, la media anual del caudal o módulo observado durante ese período fue de 39 536 m³/s, para una cuenca aproximada de unos 3 475 000 km², casi 95 % del total del área de captación del río.

La lámina de agua recogida en la cuenca es de 359 milímetros por año.

El Congo es, sin duda, uno de los ríos más regulares de África y el mundo, abundante y bien alimentado durante todo el año. El caudal medio mensual en agosto (el mínimo de estiaje) llega a 31 086 m³/s, más de la mitad de la media del mes de diciembre, en que el caudal promedio es mayor, lo que es notable. En el período de observación de 81 años, el caudal mínimo mensual fue de 22 351 m³/s y el máximo mensual fue de 80 832 m³/s. Las razones que provocan la gran regularidad del caudal de río se encuentran en el hecho de que el río Congo corre tanto en el hemisferio norte como en el sur, lo que significa que una parte del río junto a su red de afluentes siempre se encuentra en la zona de lluvias. La crecida por las lluvias de un lado del ecuador siempre se compensa por la sequía que provoca la estación seca al otro lado.[5]

Debido a su anchura, peligrosidad y profundidad, el río Congo siempre ha sido una fuente de mitos y leyendas. Una de las principales es la de supuestos animales que viven en su ribera, como el Mokèlé-mbèmbé o el Emela-ntouka.

Entre las diferentes obras literarias que transcurren alrededor del río se destacan:



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