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József Mindszenty



József Mindszenty (Csehimindszent, en Vas, Hungría, 29 de marzo de 1892Viena, 6 de mayo de 1975) Cardenal y octogésimo tercer arzobispo de Esztergom (Estrigonia). Fue fuertemente represaliado y perseguido por el estado comunista húngaro por denunciar los atropellos cometidos por estos contra civiles y religiosos. De esta forma Mindszenty fue una figura muy polémica en la lucha contra el comunismo.[1][2]

Nacido bajo el nombre de József Pehm, fue ordenado sacerdote en 1915 por el obispo de Szombathely, el conde János Mikes. Durante el estallido de la revolución comunista en 1919, que dio paso a la muy breve República Soviética Húngara, József fue internado en un campo de concentración junto con su obispo, sin embargo, una vez derrotado el régimen fue liberado junto con los demás religiosos. En ese mismo año de 1919 fue nombrado párroco de la ciudad de Zalaegerszeg.

El 4 de marzo de 1944 fue nombrado obispo de Veszprém por el Papa Pío XII. Mindszenty fundó numerosas escuelas y parroquias, y su nombre se encuentra ligado a una carta de protesta de varios obispos en contra de los asesinatos de judíos cuando Adolf Hitler comenzó a arremeter contra ellos en Alemania. Su firmeza ante la presión del nazismo y los llamados "Flechas Cruzadas" (partido filonazi surgido en Hungría durante la 2ª guerra mundial) supuso un poderoso freno a las atrocidades que trataron de llevarse a cabo contra los judíos.[3][4][2]

Durante la Segunda Guerra Mundial, Mindszenty ayudó a muchos húngaros pobres, coordinando el abastecimiento de alimentos en campos de refugiados, siendo nombrado arzobispo de Esztergom y Cardenal el 8 de septiembre de 1945 por el Papa. De esta manera, pronto Mindszenty se convirtió en un símbolo apreciado y respetado por los húngaros contemporáneos, independientemente de su confesión religiosa católica o protestante. Fue arrestado el 27 de noviembre de 1944 por oponerse al alojamiento de los soldados alemanes y húngaros pronazis del Partido de la Cruz Flechada en su palacio.[2]

Tras finalizar la guerra, el nuevo régimen comunista comenzó a realizar ataques verbales y legales contra la Iglesia católica, y en especial contra la figura de Mindszenty, quien respondió a todas las acusaciones. El Cardenal fue arrestado entonces el 26 de diciembre de 1948 y llevado a un cuartel en Budapest, donde constantemente fue sometido a torturas, tratando de obligarle a renunciar a su cargo eclesiástico. Por su delicada salud fue mantenido bajo arresto domiciliario, sin embargo durante el estallido de la revolución húngara de 1956 fue liberado y llevado a Budapest, donde realizó varias alocuciones públicas y en la radio en favor de la libertad de Hungría.[2]

Una vez fracasada la revolución anticomunista, Mindszenty se vio obligado a retirarse rápidamente a la embajada de los Estados Unidos, donde recibió asilo político ese mismo año. En ese recinto permaneció entonces más de una década hasta que fue liberado el 23 de septiembre de 1971, luego de llevarse a cabo ciertos convenios entre la Santa Sede y el gobierno comunista húngaro. El cardenal abandonó el país y se refugió en Austria, donde continuó brindándole apoyo a los húngaros que vivían dentro y fuera de Hungría.[2]

En los años siguientes el cardenal viajó a los Estados Unidos, Canadá y a otras naciones para compartir con sus fieles húngaros. Cuatro años luego de su liberación, en 1975, Mindszenty fue invitado personalmente por un viejo conocido suyo, el militar húngaro don Andrés Farkas quien residía en Caracas desde 1946. Mindszenty visitó a la comunidad húngaro-venezolana, siendo recibido por el presidente Carlos Andrés Pérez con honores de jefe de Estado. Posteriormente viajó muy brevemente a Colombia donde se encontró con la pequeña comunidad húngara local representada por la familia Lenz, originaria de Budapest encabezados por doña Klára Lenz, esposa de don Andrés Farkas. La comunidad húngara de Colombia estaba compuesta mayoritariamente por refugiados de la Revolución de 1956, en Bogotá celebró una misa en la iglesia alemana de Saint Michael Pfarrei en el barrio Acevedo Tejada, ese mismo año, pocos meses después de regresar a Europa, falleció.

En 1955, mientras el cardenal Mindszenty estaba encarcelado, cumpliendo cadena perpetua, se rodó la película El prisionero basada en su detención y proceso. Aunque tanto la crítica como la opinión públicaaplaudieron la película, el cardenal húngaro mostró su desagrado porque la cinta no reflejaba la dureza y crueldad de los calabozos húngaros. Tanto los guardias como los interrogadores aparecen en la película como seres demasaido benévolos.[1][2]

El 18 de febrero de 2019, se firmó el decreto de reconocimiento del ejercicio heroico de las virtudes del cardenal József Mindszenty. Desde entonces se le declara venerable por parte de la Iglesia católica.[5]



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