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Jamahiriya Árabe Libia



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Libia (en bereber: Libu, árabe: ‏ليبيا), oficialmente el Estado de Libia,[6][7]​ es un país soberano republicano del norte de África. Su capital es Trípoli. Limita con el mar Mediterráneo al norte, al oeste con Túnez y Argelia, al sur con Níger y Chad, al sureste con Sudán y al este con Egipto.[8]

Hasta 2011, al país se le adjudicaba la esperanza de vida más alta de África (solo por detrás de las ciudades e islas españolas de Ceuta,[9]Melilla[10]​ e islas Canarias,[11]​ y de la isla británica de Santa Elena), con 77,65 años.[12]​ También contaba con el PIB (nominal) per cápita más alto del continente africano, y el segundo puesto atendiendo al PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo (PPA). También tenía uno de los registros más altos de África en el índice de desarrollo humano (IDH), pero desde 2011 ha tenido notables decrecimientos.

Desde la llegada de los árabes en el siglo VII, Libia ha sido una tierra de religión islámica y ha tenido el árabe como lengua predominante. En el siglo XVI el Imperio español y la Orden de Malta ocuparon Trípoli hasta el inicio de la dominación otomana en 1551. Libia participó en las guerras berberiscas de los siglos XVIII y XIX. El gobierno otomano continuó hasta la ocupación italiana de Libia, que trajo el periodo colonial de la Libia italiana (1911-1943). Durante la Segunda Guerra Mundial el país fue campo de batalla de la campaña en África del Norte. Se independizó como reino en 1951, gobernado por Idris I hasta que un golpe de Estado militar lo derrocó en 1969; este suceso marcó el principio de una etapa de represión brutal de toda disidencia. El más destacado de los líderes del golpe fue Muamar el Gadafi, que se hizo con el poder durante la Revolución Cultural y lo conservó hasta la guerra de 2011, en la cual la OTAN apoyó a los rebeldes que se alzaron contra él.[13]​ Desde entonces, Libia ha experimentado inestabilidad y violencia política que han afectado seriamente al comercio y a la producción de petróleo. La Unión Europea ha impulsado una operación para impedir la acción de redes de trata de personas que explotan a los refugiados que huyen de la guerra para radicarse en Europa.[14][15]

Desde 2014 se ha mantenido una dualidad de cuerpos políticos que afirman ser el Gobierno de Libia. La Cámara de Representantes, resultante de las elecciones de junio de 2014, se reconoce en círculos internacionales como la cámara legislativa legítima, pero no controla territorio en la capital, Trípoli; se reúne en la ciudad cirenaica de Tobruk y apoya a un denominado Gobierno Interino con sede en la ciudad de Al Baida. A partir de agosto de 2014 la dualidad se produjo con el Congreso General de la Nación (CGN; véase también: Congreso General Nacional); pero hoy día se puede confirmar que el CGN ya ha concluido su actividad.

El 17 de diciembre de 2015, se firmó en Sjirat[16]​ un acuerdo para formar un Gobierno unificado[17]​ y provisional, según el cual se crearon un Consejo Presidencial (una presidencia colegiada de nueve miembros, encabezada por Fayez al-Sarraj), y un Gobierno del Acuerdo Nacional provisional de diecisiete, hasta la celebración de nuevas elecciones en un plazo de dos años. El Congreso General de la Nación se integró en las nuevas estructuras y sus antiguos miembros conformaron una nueva Cámara de carácter consultivo, el Consejo de Estado Superior. Pero la Cámara de Representantes se negó a confirmar al Consejo Presidencial.

Por lo tanto, la dualidad actual es entre la Cámara de Representantes de Tobruk —reconocida solo en tanto que Parlamento legítimo— y el Consejo Presidencial y Gobierno de Acuerdo Nacional de Trípoli. Las Naciones Unidas siguen apoyando el diálogo entre ambos.

Los Libu (R'bw, Ribou, Labu Laguatan, o Lwatae) fueron una antigua tribu bereber, de la cual deriva el nombre del país "Libia". Su ocupación de la Antigua Libia está atestiguada en textos egipcios del Imperio Nuevo, sobre todo del periodo ramésida. La primera mención es en una inscripción de Ramsés II. Laguatan fue el nombre que usaron los autores romanos para referirse a las tribus nómadas de Cirenaica. Han sido descritos como cazadores y nómadas, pero hay quien los considera sedentarios y cazadores.

Las primeras menciones que aparecen de Libia en la historia se refieren a los mercenarios libios contratados por el Antiguo Egipto, en el primer milenio a. C. El ejército cartaginés de Aníbal Barca también contará más tarde con estos mercenarios que constituirán el punto más fuerte de la infantería de su ejército en su famosa expedición a la península itálica a través de los Alpes. La franja costera del país fue visitada por griegos y fenicios, y dominada más tarde por el Imperio romano, el reino vándalo de Genserico, el Imperio bizantino, los árabes, el Imperio otomano y el Imperio italiano.

Los fenicios fueron los primeros en fundar establecimientos comerciales en Libia, cuando los mercaderes de Tiro (en el actual Líbano), desarrollaron relaciones comerciales con las tribus bereberes y firmaron tratados con ellos para asegurar su cooperación en la explotación de materias primas.[18][19]​ Durante el siglo V a. C., la más grande de las colonias fenicias, Cartago, había extendido su hegemonía en la mayor parte del norte de África, donde existía una civilización, conocida como púnica. Los asentamientos púnicos en la costa de Libia incluían Oea (Trípoli más tarde), Libdah (más tarde Leptis Magna) y Sabratha. Estas tres ciudades se encontraban en un área que más tarde se llamaría Trípoli, o "Tres Ciudades", de la que Trípoli, la capital de la Libia moderna llevaría su nombre.

En el 630 a. C., los antiguos griegos colonizaron el este de Libia y fundaron la ciudad de Cirene.[20]​ Doscientos años más tarde, cuatro importantes ciudades griegas se establecieron en la zona conocida como Cirenaica: Barce o Barca (más adelante Marj ); Euhesperides (más tarde Berenice y hoy en día Bengasi), Taucheira (más tarde Arsinoe, la actual Tocra); Balagrae (más tarde Bayda y Beda Littoria bajo la ocupación italiana, hoy en día suele escribirse como Al Baida) y Apolonia (más tarde Susa), el puerto de Cirene.[21]​ Junto con Cirene, eran conocidas como la Pentápolis ("Cinco Ciudades").

Cirene fue uno de los grandes centros intelectuales y artísticos del mundo griego, y era famosa por su escuela de medicina, sus academias y su arquitectura. Los griegos de la Pentápolis resistieron las incursiones de los antiguos egipcios desde el este, así como las de los cartagineses por el occidente, hasta que en el 525 a. C. el ejército persa de Cambises II invadió la Cirenaica, que durante los próximos dos siglos permanecería bajo el dominio persa o egipcio. Alejandro Magno fue bien recibido por los griegos, cuando entró en la Cirenaica en el 331 a. C., volviendo a caer el este de Libia bajo el control de los griegos, esta vez como parte del Reino ptolemaico fundado por Ptolomeo I. Más tarde, se formaría una federación de la Pentápolis que sería gobernada por un rey habitualmente perteneciente a la casa real ptolemaica.

Ptolomeo Apión, el último gobernante griego, legó la Cirenaica a Roma, que anexionó formalmente la región en el 74 a. C. y la unió con Creta como una de las provincias senatoriales romanas.

Después de la caída de Cartago, los romanos no ocuparon inmediatamente Tripolitania (la región del entorno de Trípoli), sino que la dejaron bajo el control de los reyes de Numidia, hasta que las ciudades costeras pidieron y obtuvieron su protección.[22]​ Durante las guerras civiles romanas, Tripolitania (todavía no anexionada formalmente) y Cirenaica apoyaron a Pompeyo y Marco Antonio contra, respectivamente, César y Octavio.[22][23]​ Los romanos completaron la conquista de la región en tiempos de Augusto, ocupando el norte de Fezán ("Fasania") con Lucio Cornelio Balbo el Menor.[24]​ Como parte de la Africa Nova la Regio Tripolitana o provincia de Tripolitania alcanzó gran prosperidad,[22]​ y llegó a su edad de oro en los siglos II y III, cuando la ciudad de Leptis Magna, lugar de origen de la dinastía de los Severos, estaba en su mayor apogeo.[22]​ Por otra parte, las primeras comunidades cristianas se establecieron en Cirenaica en la época del emperador Claudio,[23]​ pero fue devastada en gran parte durante la Guerra de Kitos[25]​ y, aunque sería repoblada por Trajano mediante colonias militares,[25]​ a partir de entonces comenzaría su decadencia.[23]​ A pesar de todo, durante más de 400 años, Tripolitania y Cirenaica fueron parte de un Estado cosmopolita cuyos ciudadanos compartían una lengua común, un sistema legal y una identidad romana.

Las ruinas romanas, como las de Leptis Magna y Sabratha, existentes en la actual Libia, dan testimonio de la antigua vitalidad de la región, cuando ciudades populosas e incluso pueblos más pequeños disfrutaron de las comodidades de la vida urbana en forma de foros, mercados, espectáculos públicos o termas, que se encuentran en todos los rincones del Imperio Romano. Comerciantes y artesanos de diversas partes del mundo romano se establecieron en el norte de África, pero el carácter de las ciudades de Tripolitania se mantuvo decididamente púnico y, en Cirenaica, el carácter griego. Tripolitania fue un gran exportador de aceite de oliva,[26]​ así como un centro del comercio de marfil y animales salvajes[26]​ llevados a la costa por los Garamantes, mientras que Cirenaica fue un importante centro productor de vinos, hierbas medicinales (silfio) y caballos. El grueso de la población del campo consistía en agricultores bereberes, que en el oeste fueron casi completamente «romanizados» en la lengua y las costumbres.[27]​ Hasta el siglo X la lengua romance de África se mantuvo en uso en algunas zonas de Tripolitania, principalmente cerca de la frontera con Túnez.[28]

Cuando a la muerte del emperador Teodosio, en el año 395, el Imperio Romano se divide, la Pentápolis o Cirenaica se integra en el Imperio romano de Oriente y la Regio Tripolitana en el Imperio romano de Occidente. El Imperio romano de Occidente cae en el año 476; es una época de crisis, que en el norte de África facilita la llegada de los vándalos, cuyo dominio se extiende a Tripolitania. Bajo el reinado de Justiniano I, el Imperio romano de Oriente intenta recuperar el control sobre las regiones perdidas; el general Belisario lanza una serie de campañas en el Mediterráneo occidental, que entre otros éxitos permiten expulsar a los vándalos de la Numidia y de la Regio Tripolitana. En ese periodo se establece un Exarcado de África, con capital en la Cartago romana, que se extiende a la Regio Tripolitana. Sin embargo, la crisis, las tendencias centrífugas respecto al Imperio y la inestabilidad de un fin de época persisten en toda la región.

El territorio costero correspondiente a la actual Libia fue conquistado por los árabes musulmanes a mediados del siglo VII junto con el resto del norte de África o Magreb. El dominio árabe se implantó allí hacia los años 642 a 644, durante el reinado del califa Omar (o Úmar ibn al-Jattab), a través de las campañas del caudillo militar Amr ibn al-As, el conquistador árabe de Egipto.

Tras obtener la rendición de Alejandría y asegurar así el dominio sobre Egipto, Amr ibn al-As dirigió sus tropas hacia el oeste a finales del 642 d. C. Su ejército avanzó sin oposición hasta Barca (Barqa). La guarnición bizantina huyó de la ciudad y la población llegó a un acuerdo de paz con Amr ibn al-As a cambio de un tributo de capitación (la yizia) que sumaba trece mil dinares.[29]

Tras Barca, los árabes se dirigieron hacía la antigua Regio Tripolitana. Pusieron asedio a Oea (Trípoli), que tuvo que capitular tras un mes. Amr avanzó con el ejército árabe hacia Sabratha, que fue tomada y saqueada; Leptis Magna también fue conquistada. Tras estas campañas, Amr ibn al-As regresó a Egipto. La expedición había sido una incursión más que una conquista, y Amr solo dejó fuerzas musulmanas en la ciudad de Barca, de la que nombró gobernador a Uqba ibn Nafi, que lo había acompañado en la expedición.[29]

Tras la conquista, diversas tribus árabes se establecieron en la región (en un proceso que se extiende hasta la llegada de las tribus Beni Sulaim y Beni Hilal en el siglo XI) y por su parte la antigua población bereber se islamizó con rapidez. La religión musulmana sustituyó a la cristiana desde entonces, aunque quedaron algunos pequeños enclaves en las áreas bereberes de Libia hasta el año mil. La lengua árabe se impuso desplazando a la lengua neolatina de Tripolitania y al griego de la Cirenaica, si bien la lengua bereber conservó una parte de su presencia (y se mantiene hasta hoy en ciertas zonas y ciudades). Este proceso es el que está en el origen y la base de la actual composición étnica y tribal de Libia.

Durante la Edad Media, la zona oeste de la Libia actual, la franja costera de Tripolitania, fue gobernada como parte de la Ifriquiya, mientras que la zona del Este fue gobernada por dinastías con sede en Egipto, como los fatimíes y más tarde los mamelucos.

En 1510, las tropas castellanas de Pedro Navarro, al servicio del rey Fernando el Católico tomaron Trípoli; posteriormente el rey Carlos I de España (Carlos V) cedió la ciudad en 1530 a los Caballeros de San Juan (la Orden de Malta) que habían sido expulsados de Rodas por los turcos. Los cristianos fueron derrotados y expulsados de Trípoli en agosto de 1551 por corsarios turcos, actuando en nombre del Imperio otomano.

Los otomanos establecieron a continuación el Eyalato otomano de Trípoli o Tripolitania. Este se extendía a lo largo de la costa meridional del mar Mediterráneo, entre Túnez al oeste y Egipto al este. Aparte de la ciudad y el territorio de la antigua Tripolitania, sus territorios incluían la región y la meseta de Barka (según la escritura turca; consúltese: Barca), es decir la antigua Cirenaica, y los oasis de Aujila y el Fezán, separados entre sí por arena y piedra. En suma, el Eyalato de Trípoli llegó a incluir un territorio que tiene cierta similitud con el de la Libia actual.

Constantinopla mantendría una soberanía sobre la zona que se hizo casi solamente nominal cuando en 1711 el oficial jenízaro Ahmed Karamanli se adueñó del poder, fundando la dinastía Karamanli, que se mantuvo hasta el año 1835. En ese periodo tuvieron lugar las dos guerras berberiscas con los Estados Unidos de América (la primera en 1801 a 1805 y la segunda en 1815).

El dominio de los Karamanli llegó a su fin en 1835, en que el Sultán Mahmut II se sirvió de los conflictos locales para recuperar la autoridad directa del Imperio otomano sobre el territorio, que se denominó a partir de 1865 el Valiato de Trípoli.



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