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Jonás (profeta)



Jonás (en hebreo, יוֹנָה, pr. Yōnā), que significa "paloma", en latín Ionas, o en árabe يونس ("Yūnus"), fue un profeta de Yahveh, en el Antiguo Testamento, y del Tanaj judío; es el quinto de los profetas menores del Nevi'im, hijo de Amitai. En el Corán (Corán 37 (As-Saaffat), 139–148), Jonás es también uno de los profetas del islam

Según la Biblia, el Tanaj y el Corán, Jonás fue profeta.[1][2]​ En cumplimiento de la palabra de Yahveh, difundida por boca de Jonás, el rey Jeroboán II de Israel logró restablecer "el límite de Israel, desde el punto de entrada de Hamat hasta el mismo mar del Arabá (el mar Muerto)".[3]​ De modo que al parecer Jonás fue profeta en el reino de diez tribus durante el reinado de Jeroboam II El cual reinó 41 años (779 al 820 a.C.) Es la misma persona a quien Yahveh comisionó para proclamar juicio contra Nínive,[4]​ por lo que es considerado el autor del libro bíblico homónimo.

En lugar de cumplir con su asignación de predicar a los nínivitas, Jonás decidió huir de ella. En el puerto de Jope consiguió un pasaje en una nave que se dirigía a Tarsis (que por lo general se relaciona con España o la península ibérica), a más de 3500 km al oeste de Nínive.[6]

Después de embarcar, Jonás se durmió profundamente en las "partes más recónditas" del barco. Mientras tanto, los marineros se enfrentaron a un viento tempestuoso enviado por Dios que amenazaba con destrozar la nave. Clamaron a sus dioses por ayuda y arrojaron objetos por la borda para aligerar la nave. El capitán de la nave despertó a Jonás, instándole a que también invocase a su "Dios". Finalmente los marineros echaron suertes para determinar por culpa de quién se había originado la tormenta. Yahveh hizo que la suerte cayera sobre Jonás. Cuando se le preguntó, confesó que había sido infiel a su comisión y, como no deseaba que otros perecieran por su culpa, pidió que le arrojasen al mar. Una vez que fracasaron todos los esfuerzos por volver a tierra, los marineros le hicieron a Jonás según su palabra y el mar detuvo su furia.[7]​ Entonces, Yahveh dispuso que un gran pez se tragara a Jonás, quien pasó tres días y tres noches en su interior. Jonás oró a Yahveh glorificándole como salvador y prometiéndole pagar lo que había prometido anteriormente. Entonces, Yahveh ordenó al pez que vomitara al profeta en tierra firme.[8]

Cuando se le comisionó por segunda vez para ir a Nínive, Jonás emprendió el largo viaje hacia esa ciudad. "Finalmente Jonás comenzó a entrar en la ciudad por distancia de un día de camino, y siguió proclamando y diciendo: Solo cuarenta días más, y Nínive será derribada."[9]

La Biblia no dice si Jonás conocía el idioma asirio o si se le facultó de forma milagrosa para hablarlo. Quizás habló en hebreo y alguien que conocía este idioma hizo de intérprete. En tal caso, es posible que las palabras de Jonás suscitaran gran curiosidad y mucha gente se preguntara qué decía ese extranjero.

Después de haber pasado cuarenta días sin que le ocurriera nada a Nínive, Jonás estaba muy disgustado porque Yahveh no había destruido la ciudad. Incluso oró a Dios para que le quitase la vida. Pero Yahveh le contestó con la pregunta: "¿Es con razón que te has enardecido de cólera?".[10]​ Posteriormente el profeta dejó la ciudad y más tarde se hizo una cabaña. Desde ese lugar, al oriente de Nínive, vigiló para ver lo que le ocurría a la ciudad.[11]

La ciudad fue librada del juicio de Dios, porque se convirtió de sus malos caminos, mas la ciudad Asiria finalmente fue destruida casi dos siglos después en el año 612 a C por los babilonios. Se dice que el faraón de Psamético I el quinto faraón de la Dinastía XXVI de Egipto luchó al lado de los asirios para defenderla pero fue inevitable su caída.

El relato dice que cuando de manera milagrosa creció una calabaza vinatera para proveerle sombra, el profeta estuvo muy satisfecho, pero su alegría fue efímera. Al día siguiente, muy de mañana, un gusano hizo que la planta se secase. Privado de su sombra, Jonás quedó expuesto a un viento abrasador procedente del este y al sol ardiente que batía sobre su cabeza. De nuevo, pidió morir.[12]

Por medio de esta calabaza vinatera Dios le enseñó a Jonás una lección de misericordia. Él sentía lástima por la calabaza vinatera cuando ni la había plantado ni cuidado. De modo que Dios le dijo a Jonás: "Por mi parte, ¿no debería yo sentir lástima por Nínive, la gran ciudad, en la cual existen más de ciento veinte mil hombres que de ningún modo saben la diferencia entre su mano derecha y su izquierda, además de muchos animales domésticos?".[13]

Se ha dicho, de varios sitios, que son el lugar donde fue enterrado Jonás, pero ninguno de ellos ha sido confirmado como el verdadero.[cita requerida]

La más reconocida de sus tumbas se encontraba en la ciudad iraquí de Mosul, en la provincia de Nínive, donde el profeta vivió y cumplió su mandato divino, aunque no descansaba cuerpo alguno en ella. El sitio era un lugar sagrado para judíos, cristianos y musulmanes, pero fue destruido el 24 de julio del 2014 por el Estado Islámico.[14]




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