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Jordanes



Jornandes o Jordanes, también conocido como Iornandes, Iordanis o Iordannes, fue un funcionario e historiador del Imperio romano de Oriente durante el siglo VI d. C.[1]

Aunque escribió una Historia de Roma (Romana), su obra de mayor interés es De origine actibusque Getarum (El origen y las hazañas de los Godos), o Getica, escrita en latín (probablemente la tercera lengua de Jordanes) en Constantinopla, sobre el 551.

Justiniano llegó al poder como emperador asociado en 527, tomando poco más tarde el control en solitario tras la muerte de su predecesor. En aquella época, Italia se encontraba bajo el dominio de los reyes ostrogodos, descendientes de Teodorico, el Grande, quienes gobernaban nominalmente el territorio por concesión tácita del Emperador. A su vez, como soberanos del pueblo ostrogodo regían a las poblaciones de origen germánico que habían invadido la península. La convivencia entre romanos y godos se fundaba en la separación de ambos grupos, facilitada por la división religiosa; en efecto, siendo ambos cristianos, los romanos eran católicos (seguían el Credo Niceno) mientras que los ostrogodos eran arrianos.

Justiniano pretendía restaurar el Imperio romano recuperando las provincias occidentales bajo dominio bárbaro, pero de derecho todavía parte del imperio.

Como astuto estadista que era, comprendió la necesidad de vencer a sus enemigos haciendo ciertas concesiones. Continuó la política de reconocer a la sede papal como suprema autoridad eclesiástica. A pesar de ello, confiaba en controlar ese poder gracias a su influencia personal. En 536, su esposa llegó a un acuerdo con el representante papal, Vigilio, un nativo romano. En el quid pro quo subsiguiente (expresión que aún hoy es la base de los acuerdos legales), el quid era la concesión del papado y 700 libras de oro. El quo era la cooperación de Vigilio con Justiniano.

Tras este acuerdo, el general de los ejércitos de Justiniano, Belisario, estableció su guarnición en la ciudad de Roma. El Papa Silverio (un guerrero godo) fue expulsado del papado mediante falsas acusaciones. Belisario se aseguró de la elección del nuevo Papa favoreciera a Vigilio. Justiniano, sin embargo, que había actuado bajo la motivación de la razón de estado, no contaba con que Vigilio, más pendiente de su propia conciencia, terminaría actuando en contra de la política imperial.

La controversia de los Tres Capítulos fue un asunto complejo dentro de los círculos de las iglesias cristianas. Se pidió a Justiniano que tomara parte (como lo había hecho Constantino I al entrar en los debates sobre temas religiosos), cosa que hizo en 543 o 544, con un edicto que condenaba los Tres Capítulos. Justiniano esperaba que el edicto facilitara la reconciliación con los monofisistas. Patriarcas y obispos fueron entonces conminados a firmar el edicto.

Vigilio se negó a firmar. Se le sacó a la fuerza en medio de un servicio religioso que celebraba la festividad de Santa Cecilia y fue escoltado hasta un barco que, en el río Tíber, esperaba para transportarlo a Constantinopla. Tras una estancia en Sicilia, llegó a Constantinopla en 547, pasando en la capital los siguientes ocho años, aunque no solo por su testaruda negativa a firmar el edicto, sino también porque Justiniano prefería mantenerle alejado de las guerras con los godos y de los violentos conflictos políticos que devoraban Italia. En 555, tras la derrota de los godos, Vigilio accedió a los deseos del soberano y se le permitió abandonar la capital, solo para morir en el viaje de regreso a Roma, donde fue enterrado a su llegada.

Cómo y dónde llegó Jordanes a unirse a Vigilio en Constantinopla sigue siendo un enigma. Como obispo de Crotona, no debía hallarse en Roma en el momento del arresto de Vigilio. Tras haberse unido a él, podría no haber sido autorizado a marcharse, ya que este compartía la política conciliatoria de Vigilio que concernía a los restos de los hunos y a los godos. La última cosa que Justiniano quería era la reconciliación, ya que había enviado a Belisario a Italia para derrotar a estos pueblos.

El libro sobre la historia de Roma, Romana, empezó como una forma de aligerar la carga del arresto y para llenar las largas horas del mismo. Esta obra sobrevivió bajo varios títulos descriptivos: De summa temporum vel origine actibusque gentis romanorum, De regnorum et temporum successione, e incluso Liber de origine mundi et actibus romanorum ceterarumque gentium o De gestis romanorum. Se trata de una apresurada compilación, iniciada antes, pero publicada después de la Historia de los Godos de 551, cubriendo la historia del mundo desde la Creación, basada en San Jerónimo y otros escritores, pero que tiene su mayor valor en cuando trata los acontecimientos entre 450 y 550, cuando Jordanes aborda la historia reciente de su época.

No se sabe mucho sobre la carrera de Jordanes en la Iglesia. El papa Pelagio menciona a un «Jordanes, defensor Ecclesiae Romanae» («Jordanes, defensor de la Iglesia romana»), que podría referirse al historiador bizantino. La enfatización en el término «Iglesia romana», como opuesto a alguna otra Iglesia, parece implicar el conocido conflicto entre el credo niceno y el credo arriano, entonces aún en conflicto. Sobre el año 551, al papa Vigilio, detenido en Constantinopla, se le unió el obispo Jordanes de Crotona (Bruttium, Italia), comúnmente identificado como Jordanes el historiador. Algunas fuentes le identifican como el obispo de Rávena, si bien otras niegan que lo fuera.[2]

Los avatares del tiempo han hecho que la Getica sea la única fuente superviviente sobre el origen de los pueblos godos que ocuparon las orillas del mar Báltico, alrededor de la actual Polonia, y que se extendieron al sur hasta el mar Negro, formando un imperio diferenciado con una lengua propia y sobre cómo los godos fueron derrotados por los hunos y gradualmente se dispersaron por Europa hasta desaparecer por asimilación con otros pueblos.

Esta obra fue escrita por Jordanes a petición de un amigo, quien le pidió escribirlo para la iglesia, como resumen de una obra de varios volúmenes (hoy desaparecida) sobre la historia de los godos, compilada por el político y escritor Casiodoro. Los factores más importantes en la selección de Jordanes para este trabajo fueron su interés por la historia (ya estaba trabajando en una historia de Roma), su habilidad para escribir de forma sucinta, y sus propias relaciones con los godos. Jordanes había sido funcionario de alto nivel, notario o secretario, de un pequeño estado cliente de Constantinopla en la frontera de Moesia, al norte de la actual Bulgaria.

Otros escritores como Procopio escribieron obras aún existentes sobre la historia posterior de los godos. Como único trabajo superviviente sobre el origen de los godos, la Getica de Jordanes ha sido objeto de una extensa revisión crítica. Jordanes lo escribió en latín tardío, denigrado por los clasicistas por no respetar las reglas del latín clásico de Cicerón. Según su propia introducción, solo tuvo tres días para revisar el trabajo de Casiodoro, y por lo tanto, debía confiar en su propio conocimiento. Algunas de sus exposiciones son muy escuetas.

Sin embargo, parte de esa consideración de escritor en latín decadente de Jordanes se han visto recientemente cambiada, al haberse descubierto nuevos manuscritos —el Panornitanus Arch. Stato. cod. Basile— pareciendo que los abundantes errores atribuidos a la pluma de Jordanes corresponden a los copistas nórdicos posteriores, desconocedores del latín.[3]



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