Jorge Gallardo Gómez (San José, 12 de diciembre de 1924 - 4 de abril de 2002) fue un pintor y escritor costarricense.
Gran maestro de la plástica costarricense, también hizo considerables aportes como escritor. Su formación fue sólida, contando entre sus maestros nacionales; al Pintor Gónzalo Morales, Maestro de la Escuela Académica de Arte Costarricense y al Maestro Daniel Vázquez Díaz(incluido dentro de la Pinacoteca de los genios españoles) de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (fundada por Francisco de Goya).
Su aporte es invaluable y sus obras forman parte de las colecciones de arte más importantes del Gobierno de Costa Rica así como de muchos particulares, tanto nacionales como extranjeros. Su arte es una mezcla irreverente en la que se fusionan un magistral dibujo con el uso de un color impecable, al que muchos han considerado plano y sin complejidades. Sin embargo, hizo uso de todo lo aprendido en el Lejano Continente y lo incorporó a la vida cotidiana, regalando elementos atrevidos a su visión de mundo, no sólo como delator de una realidad cruda del más pobre ser costarricense sino también desde una perspectiva en la que la religión era el mensaje de esperanza para todos los desposeídos.
Jorge Gallardo denominó su arte como "Realismo Cristiano" y publicó en 1968 su manifiesto de vocación al que llamó "El Arte por la Caridad". Algunas otras de sus obras escritas son: "La Justicia Divina" (cuentos, 1968); "Dar, Amanecer del Amor" (poesías, 1974); "La Celestina Intelectualoide" (novela corta, 1975); "La Guerra Intrauterina" (novela corta, 1975); "La Pedagogía Diabólica" (novela corta, 1978).
Jorge Gallardo arribó a Europa en una época controvertida, recién terminada la Segunda Guerra Mundial, encontrando en el contexto europeo una clase abierta de historia y arte en la que se entrelazaban rasgos propios de un momento convulso así como sus hacedores, hoy todos ellos se cuentan como grandes personalidades del mundo intelectual. Octavio Paz, Gabriela Mistral, Giovanni Papini, Alfonso Paso, Camilo José Cela son sólo algunos de los que se enumeraban entre los amigos de Gallardo; muestra del pujante entorno que concibió en Europa y que hizo grande su horizonte, pero que le permitió visualizar su misión como pintor: definiendo a Costa Rica, como la heredera universal de su lenguaje pictórico.
Muchos han expresado opiniones con respecto a su aporte artístico y a su identidad como hombre y como artista, sin embargo Jorge Debravo (nuestro gran poeta turrialbeño) diría: "...Creo que la obra de Gallardo se está ganando su porción de eternidad y que sabrá conservarla por sí misma, sin necesidad de dómines y cirineos. Y se ganará ese sitio porque Gallardo es un pintor fiel a sí mismo y a su pueblo....Un pintor así, sin dobleces, que no agacha la cabeza ante los críticos ni ante los poderosos, necesariamente conquistará una parcela de honor en el territorio del arte."
San José, Costa Rica.
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