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José Manuel Suárez (poeta)



José Manuel Suárez (Villoria, Asturias, 1949) es un poeta, periodista y profesor universitario español.

José Manuel Suárez nació en Piedresnegres, una aldea de la parroquia de Villoria (Laviana, Asturias) en 1949. Se trasladó a Madrid para cursar estudios de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y de Filosofía en la Universidad de Comillas. Ejerció el periodismo durante más de 30 años en el diario Ya y en la revista Nueva Empresa. Entre 1989 y 2014 fue profesor de ética y filosofía en la Universidad San Pablo-CEU. Ha sido asesor literario de la editorial Libros del Aire. Desde 2018 es subdirector y redactor de la revista Licencia Poética.[1]​ Ha publicado doce libros de poemas desde 1994.

En 1994 publicó su primer libro de poesía, En sigilo de llama, en la colección Adonáis. Fue reseñado en ABC por Trinidad de León-Sotelo[2]​ y en Blanco y Negro por el académico de la lengua Manuel Alvar,[3]​ quien elogió la obra “por la hondura de su pensamiento y por la perfección formal de sus versos”. “Los poemas cobran un sesgo de haiku en la alusión elusiva (…). No establezco coincidencias, sino delicadeza espiritual para percibir el mundo que nos rodea”, resaltó Manuel Alvar, que acabó su reseña escribiendo: “Quisiera ser el primero en decir que ha nacido un gran poeta”.

En 1996 publica su segundo poemario, Desde más luz en la editorial Calambur. Antonio Astorga destacó en ABC[4]​ que "Desde más luz es un canto a la claridad, a la tranquilidad y a la paz", y Antonio Colinas (Premio Nacional de Literatura) escribió el epílogo de la obra, titulado "Constelación de símbolos", señalando que en ella "el autor, más que decir, pretende sembrar (...), recuperar la escogida función de un tipo de poesía que sintoniza con el mundo y que (...) permite hallar caminos de trascendencia, la luz del propio conocimiento". Concluía Antonio Colinas que "decir y no decir al mismo tiempo es la palabra poética, pero pocas veces -ésta es una de ellas- el decir germina en verdad y el no decir revela luz nueva".

En 1998 apareció La tierra en tantas manos, publicada en la Fundación Jorge Guillén. Fue reseñada por Luis María Anson en La Razón,[5]​ para quien "los poemas de Suárez son conceptuales, rítmicos y trascendentes. Se debaten entre el existencialismo y la melancolía y estremecen". El académico de la lengua nota en los poemas de La tierra en tantas manos "la presencia de Cernuda, Guillén, Aleixandre, Brines, Hölderlin, pero también cuando se refiere al ciervo herido por su sombra, de Lorca y el amor oscuro y, más al fondo, de San Juan y el verso vulnerado".

En 1999, Sebastián Vallejo publicó un artículo sobre el autor[6]​ en el diario La Nueva España, donde señaló que José Manuel Suárez "respeta la palabra como instrumento hacedor de sentido y que nos lleva a otro lugar", destacando que su obra "indaga mediante la palabra poética y desde un posible saber sobre aquello que de sí da su sentido: realidad y tiniebla, noche y luz, la visión y las sombras, la plenitud y la espera".

En 2002 Que en pan crecía, cuarto libro del autor, fue publicado por Calima Ediciones, con portada de Cristino de Vera, Premio Nacional de Artes Plásticas de 1998.

En 2006 publica En sed de alianza, de nuevo en la colección Adonáis. Este poemario fue reseñado en el suplemento cultural del diario ABC por Luis García Jambrina,[7]​ para quien el poemario refleja "una vivencia trascendente del sufrimiento, con toda su capacidad transformadora y reveladora", en la que "la palabra redentora y salvadora adquiere todo su protagonismo", generando "una poesía en la que el dualismo se resuelve en unión; la tensión, en canto; y el dolor, en serenidad".

En 2008 el autor recibió el XII Premio Ciudad de Salamanca de Poesía[8]​ por su libro Tras la huella de un ala, publicado en 2009 por Edifsa. El jurado del premio destacó la originalidad de la obra, unificada a través de la figura del petirrojo. El propio autor comenta al final del poemario: "Estas páginas tienen como hilo unificador a un pajarillo solitario que vive cerca de nosotros. El término «Raitán», reiteradamente empleado a lo largo del libro, es la palabra con que en algunas partes de mi tierra de Asturias se nombra al petirrojo. Alegoría de una búsqueda sin término -sólo cumplida en don inmerecido-, mi pajarillo solitario vuela cuando quiere a mi ventana".

En 2010 la editorial Tansonville publicó Oigo unos ojos, que lleva como subtítulo misereres y payasos de Rouault, pues, como rezaba la nota de prensa de la editorial, "el desencadenante que pone en marcha la indagación del autor en este libro son los cuadors del pintor y grabador francés Georges Rouault, creador de una obra de tan hondo como infrecuente compromiso moral". oigo unos ojos fue reseñado por Pedro Ontoso en El Correo[9]​ y por Ainhoa Sáenz de Zaitegui en El Cultural.[10]​ En este mismo año, la editorial Pre-Textos publicó La velocidad de los muertos, que fue también alabado por Ainhoa Sáenz de Zaitegui en El Cultural,[11]​ y que supone un homenaje del poeta al libro Los muertos[12]​ de José Luis Hidalgo.

Además de estos dos libros, en 2010, el autor publicó en la revista Magnificat el poema homenaje a San Juan de la Cruz Quizá echando a rodar el corazón desde aquel monte tuyo y el poema Pórtico: Poesía, lugar de Dios, prólogo a la antología de poesía religiosa Cantad a Dios con salmos, himnos y cánticos inspirados[13]​ de la editorial San Pablo.

En 2011 apareció El mal de amén. Tríptico, una obra compuesta por tres volúmenes independientes (Tú y un otoño encendido, Me acerco a tu respiración y Termina tú el trabajo), publicados por la editorial Monte Carmelo. Mª del Carmen Bobes Naves, catedrática de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Oviedo, publicó en la revista Archivum un detallado análisis semiótico y textual de esta obra[14]​ en el que la autora entronca El mal de amén con San Juan de la Cruz y la tradición mística española, concluyendo que "el Tríptico es una poesía original que (...) pasa de una mística de amor y desprendimiento a una mística de la vida cotidiana".

En 2012 prologó la obra Ícaro & Co. de Eduardo Fraile, publicado por Libros del Aire.

Su décimo poemario es Pintura de interiores. Cuarteto, publicado a finales de 2013 por Libros del Aire. En esta obra el autor dice incluir cuatro breves libros (Inquieta levadura, Azul sin fingimiento, De piedra encendida y yerta y Donde las manos ven) que "forman un cuarteto no sólo en el sentido obvio del número sino también, y sobre todo, en referencia a la composición musical de este nombre, en la que varios temas (frases, motivos, melodías) dialogan, se responden, se complementan; evolucionan y se modifican". Este libro fue reseñado por Ainhoa Sáenz de Zaitegui en El Cultural,[15]​ quien lo calificó como una "red sinestésica de artes y percepción" que "funciona como un organismo autónomo que cambia de volumen, de postura y significado a cada palabra leída". Pintura de interiores. Cuarteto ha sido reseñado también en los blogs literarios de los poetas Carlos Alcorta[16]​ y José Luis Morante.[17]

En 2014 se editan dos antologías que incluyen poemas del autor. Bartleby Editores publica En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis,[18]​ con obras de más de doscientos poetas españoles contemporáneos, y que incluye Porque has callado mucho te despojan también de lo que eres, poema que abría el libro Oigo unos ojos, de 2010. La Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes publica, a su vez, La música extremada,[19]​ una antología de los premios de poesía "Ciudad de Salamanca" en la que, además de los poetas premiados durante los 25 años del certamen, participan también poetas como Antonio Colinas, Luis Alberto de Cuenca, César Antonio Molina, Clara Janés, Aníbal Núñez o José Miguel Ullán. Esta antología incluye siete poemas de José Manuel Suárez, sacados de los libros En sed de alianza (2006), Tras la huella de un ala (2009), Oigo unos ojos (2010), La velocidad de los muertos (2010) y Pintura de interiores (2013).

En 2016 la editorial Arena Libros publicó Transoscurecer, undécimo libro de José Manuel Suárez, subtitulado Las últimas muertes de Paul Celan, porque recrea en sus versos la angustia de las últimas horas del poeta Paul Celan. El autor denomina a este libro "oratorio", pues se trata de un poema coral en el que numerosas voces, que vienen de distintos lugares, tiempos y personas, resuenan en el alma sufriente del protagonista. En su reseña para la revista cultural Turia,[20]Carlos Alcorta[21]​ calificó la obra como un "un proyecto de una envergadura superlativa" en el que José Manuel Suárez da forma, con "vitalidad poética", a un "conglomerado de voces que surgen de la precipitación del recuerdo" durante "esa especie de sonambulismo producido por la agonía" de Paul Celan. Este libro fue reeditado en 2018, con numerosos cambios y correcciones respecto a la edición anterior, por la editorial Ars Poetica, con el título El grabador de sílabas. Muerte y reparación de Paul Celan.[22]​ Algunos fragmentos de este libro fueron publicados también en el número 3 de la revista Licencia Poética.[23]

A lo largo de 2017, la editorial Ars Poetica publica La cruz dorada de Ilia Galán con epílogo de José Manuel Suárez[24]​, y Huellas de gorrión, antología de la poesía de Jesús Aparicio González, que lleva como prólogo un texto de José Manuel Suárez, titulado Búsqueda incesante de la más alta paz.[25]

En 2018 vio la luz el duodécimo poemario de José Manuel Suárez, que lleva como título un verso de Luis Cernuda: Abedules, contra las nubes claras.[26]​ En la introducción al libro, publicado por la editorial Ars Poetica, el autor aclara que está compuesto por "breves textos líricos o meditativos, de desengaño o de entrega", escritos durante un retiro hacia "campos hondos, bosques oscuros, caminos sin nadie", tras haber estado "contagiado por el dolor de Paul Celan" al escribir su anterior obra, Transoscurecer. Abedules, contra las nubes claras fue reseñado por José Manuel Sánchez Ribas,[27]Carlos Alcorta,[28]​ Javier Gallego,[29]​ y Jaco Liuva.[30]​ José Manuel Sánchez Ribas destacó del libro que se trata de "un conjunto de textos breves, pero no por ello menos intensos. Sencillos de lectura, complejos y profundos en el contenido, nos llegan muy adentro con su lectura. Unos son más espirituales, otros más terrenales, pero en el verso encuentran su hábitat ideal, convertidos en reflexión tanto como en sentimiento".



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