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Juan María Marcelino Gilibert



Juan María Marcelino Gilibert (en francés: Jean-Marie Marcelin Gilibert, Fustignac, Alto Garona, 28 de febrero de 1839 - Bogotá, 11 de septiembre de 1923) fue un militar francés, organizador de la Policía Nacional de Colombia el 5 de noviembre de 1891.

Participó en campañas militares en África y en la Guerra Franco-prusiana, donde resultó herido en el año de 1870 y obtuvo el grado de sargento mayor de primera clase. Posteriormente cayó prisionero en tres ocasiones, de las cuales logró fugarse. Al terminar la guerra, fue condecorado con la medalla militar y volvió con su regimiento a Constantinopla, donde fue designado comisario especial de 5ª clase de la Policía francesa. Ascendió gradualmente hasta alcanzar el grado de comisario 1º, en la ciudad de Lille.[1]

En 1891 fue seleccionado para reorganizar el cuerpo de policía de Colombia a solicitud del presidente Carlos Holguín, el cual sancionó la Ley de creación de la nueva Institución. Gilibert dividió a Bogotá en seis circunscripciones de policía (cada una a cargo de una comisaría conformada por 60 agentes), la División Central y la División de Seguridad. La oficina del Director y las dos divisiones se ubicaron inicialmente en el Hotel Universo, situado en la calle 10 entre carreras 10 y 11. Gilibert prácticamente vivía en su despacho, pendiente de la implementación del Reglamento de Policía creado por él, como lo demostró con la destitución de dos agentes que dieron declaraciones a la prensa antes que a sus superiores, afirmando haber visto un fantasma en la Calle 14, al lado del Colegio del Rosario, en varias noches de abril de 1892.[1]

El presidente Miguel Antonio Caro volvió a nombrarlo como director de la Policía para enfrentar los violentos disturbios que vivió Bogotá entre el 15 y el 17 de enero de 1893. En abril de 1894, Gilibert desmanteló una conspiración de artesanos contra el presidente Caro y su gabinete; y en enero de 1895 frustró una nueva conjuración. A raíz del robo de una joyería en Bogotá, Gilibert renunció de manera irrevocable a la dirección de la Policía en 1898.

El general Rafael Reyes, en ejercicio de la Presidencia de la República, le pide a Gilibert que vuelva a dirigir la institución, tarea que retoma en 1906, oportunidad en la que adelantó la primera reforma orgánica de la Institución desde que fue fundada.

En 2001, su nieto Luis Ernesto Gilibert, en ese momento director de la Policía colombiana, ordenó el traslado de los restos de Juan María Marcelino Gilibert del cementerio Central de Bogotá al osario del Centro Religioso de la Policía Nacional, en el marco del aniversario número 110 de la institución.[2]



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