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La Carlota (España)



La Carlota es un municipio español de la provincia de Córdoba, comunidad autónoma de Andalucía. En el año 2016 contaba con 13 936 habitantes. Su extensión superficial es de 78,97 km² y tiene una densidad de 176,47 hab./km². Sus coordenadas geográficas son 37º 40' N, 4º 56' O. Se encuentra situada a una altitud de 228 metros y a 30 kilómetros de la capital de provincia, Córdoba.

Debido a la historia de su fundación la población se halla repartida en 11 distritos o núcleos: el propio de la cabecera del municipio de La Carlota y diez departamentos. Estos departamentos son:

La Carlota está integrado en la comarca Valle Medio del Guadalquivir, en plena campiña cordobesa, situándose a 30 kilómetros al suroeste de la capital provincial. El término municipal está atravesado por la Autovía del Sur  A-4  entre los pK 425-435 y 437-441, así como por la antigua carretera  N-IV  y las carreteras autonómicas  A-379 , que permite la comunicación con Santaella, y la  A-445  , que se dirige hacia Posadas.

El relieve se caracteriza por la presencia de lomas continuas sin pendientes extremas que en época de lluvias tiende a estancarse. La altitud oscila entre los 249 metros al sureste y los 128 metros a orillas del arroyo del Garabato, al noroeste. El núcleo urbano se alza a 216 metros sobre el nivel del mar.

La climatología es la propia de la zona: precipitaciones anuales un poco superiores a los 600 mm y temperaturas muy altas en verano y semifrías en invierno. Destaca la aridez de la zona y el déficit anual en el balance hidrográfico.

La Carlota limita con los siguientes municipios:

La Carlota fundada en 1767 debido al interés del rey Carlos III por colonizar algunas zonas despobladas del valle del Guadalquivir y Sierra Morena (véase Colonización de Sierra Morena y Andalucía). El marco legal para llevar a cabo esta empresa colonizadora lo constituyó el Fuero de las Nuevas Poblaciones de Andalucía, que estableció tres grandes zonas de colonización cuyas cabeceras serían La Carolina (Jaén), La Carlota (Córdoba) y La Luisiana (Sevilla). El objetivo de esta colonización fue doble: por una parte proteger el tránsito de diligencias poblando estas zonas que servían de refugio al bandolerismo, y por otra poner en explotación grandes zonas improductivas hasta entonces. El proyecto fue impulsado por dos grandes ilustrados: Campomanes y Pablo de Olavide, quien fue comisionado para llevar a cabo la colonización.

El reclutamiento de colonos que habitasen estas tierras le fue encargado al aventurero Juan Gaspar de Thurriegel, que trajo a España cerca de seis mil colonos católicos alemanes y flamencos, además de algunos catalanes y valencianos. Tal es el motivo de que aún subsistan apellidos y rasgos étnicos centroeuropeos entre sus habitantes. De aquellos 6000 colonos se establecieron en la Carlota aproximadamente 1600.

A la influencia francesa y de la Ilustración se debe el que administrativamente el municipio se dividiese en "departamentos", y no en aldeas, y que la Real Carlota fuese no solo la cabecera de su actual municipio, sino también capital de las colonias occidentales, que comprendían San Sebastián de los Ballesteros, Fuente Palmera y La Luisiana. Por el mismo motivo el urbanismo de La Carlota es ortogonal, con calles que se cruzan perpendicularmente y dan lugar a manzanas regulares, que se extienden a ambos lados del Camino Real (luego carretera nacional IV) que llevaba desde Cádiz a Madrid.

En junio de 1885 se abrió al tráfico el tramo Écija-La Carota de la prevista línea Marchena-Valchillón,[1]​ lo que supuso la llegada del ferrocarril al municipio carloteño, que contó con una estación de ferrocarril. El resto del trazado se completó en 1885,[2]​ permitiendo que La Carlota quedase conectada con el resto de la red ferroviaria española. Esto facilitó considerablemente el movimiento de personas y mercancías hacia Córdoba. La línea férrea se mantuvo en servicio hasta su clausura en 1971.

Entre sus lugareños ilustres se encuentran los escritores Juan Bernier y Ricardo Crespo y el futbolista Pablo Navas Alors.

La actividad económica preponderante es la agrícola y los productos tradicionales: cereales de secano, olivar, viña, girasol, remolacha y algodón, encontrándose esta actividad muy favorecida por su situación geográfica entre dos localidades importantes (Córdoba y Écija) y entre otros centros menores.

     Deuda viva del Ayuntamiento de Carlota (La) en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.[3]

El Conjunto Histórico de La Carlota es uno de los máximos representantes de la evolución entre la tradición barroca de tierras cordobesas y la innovación que procedía de la Corte, marcado por el nuevo estilo denominado Neoclasicismo. Este se refleja en el entramado urbanístico de la población, realizado por los ingenieros Simón Desnaux y Casimiro Isaba, en el parcelario que conforman manzanas rectangulares y en los edificios levantados por los mismos pobladores, destinados al servicio público: Ayuntamiento, Iglesia, Mercado de Abastos, Cárcel, Hospital.

La trama vial del Conjunto Histórico está constituida por seis calles longitudinales. Atravesando la población en dirección a Córdoba, la Avenida Carlos III, de 32 metros de ancho, conforma las manzanas exteriores del lado derecho del Conjunto. Las demás vías, tanto longitudinales como las nueve transversales tienen un ancho entre cinco y nueve metros y conforman 24 manzanas más la del cementerio en medio de las cuales se hallan dos plazas bien conformadas y un espacio libre frente a dicho cementerio, en el extremo izquierdo del poblado.

La plaza principal es un cuadrado perfecto de cincuenta metros de lado. En el centro de una de sus fachadas se levanta la Iglesia, legalmente protegida. En el medio de la fachada opuesta se inicia una de las calles principales. Hacia el Sur se encuentra la Plaza de España. Otro espacio libre longitudinal se encuentra delante del cementerio. El espacio privado está conformado principalmente por las parcelas que tienen frentes pequeños, entre 5 y 10 m y fondos dos o tres veces mayores. Las manzanas tienen dimensiones iguales solo por uno de sus lados. La forma no es la misma aunque la ortogonalidad sea evidente.

La tipología edificatoria responde a las instancias y propósitos de la fundación del poblado, la colonización agrícola. La más elemental corresponde a vivienda de una planta y un solo cuerpo rectangular cerrando la fachada, con cubierta a dos aguas. La parte trasera de la parcela es un espacio libre o patio que en algunos casos llega hasta el fondo. Normalmente aparece un segundo cuerpo paralelo al primero que deja un patio de dimensiones similares al cuerpo edificado en el centro y, cuando la profundidad es suficiente, otro detrás. Esta segunda edificación suele ser con una crujía más estrecha. La vivienda tipo descrita, al construirse uniformemente, dibujaba las manzanas delimitadas por una edificación continua de entidad que encerraba en su interior un damero a menudo de espacios libres y construidos.

En los últimos diez años, el caserío ha sufrido transformaciones notables, tanto en el exterior como en el interior de las viviendas, habiéndose borrado en gran parte la huella histórica. La calidad técnica y estética de la edificación del caserío no aporta características valiosas al Conjunto Histórico, cuyo valor fundamental radica en las circunstancias específicas de su fundación.

Número de habitantes en los últimos años.

Este edificio se comenzó a construir en 1769, no concluyéndose hasta diez años después. Aun así, quedaron pendientes entonces el pórtico y la sacristía; en cuanto al primero, se edificaría entre 1785 y 1788, mientras que la segunda no se concluiría hasta el siglo XX.

Posee una planta rectangular distribuida en tres naves, siendo más ancha la central que las laterales. Las naves se marcan en alzados por arcadas de medio punto sobre columnas con pedestales, elevándose su altura con la inclusión de un fragmento de entablamento que monta encima de los capiteles. Como cubiertas se emplean bóvedas de medio cañón con lunetos para la nave central y a menor altura bóvedas de aristas para las laterales.

La fachada, situada a los pies, está compuesta de pórtico y dos torres gemelas sobre él. El pórtico consta de tres arcos de medio punto sobre pilares. Sus enjutas se aprovecharon para albergar dos hornacinas también de ladrillo, que actualmente albergan sendas esculturas de San Pedro y San Pablo; realizadas en piedra artificial por Miguel Arjona Navarro en 1968.



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