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La Catedral (prisión)



¿Dónde nació La Catedral (prisión)?

La Catedral (prisión) nació en Colombia.


La Catedral fue una prisión ubicada en Envigado, Antioquia, Colombia. Se conoce como la prisión donde el jefe del Cartel de Medellín fue encarcelado a cambio de no ser extraditado a Estados Unidos. Su encarcelamiento fue acordado entre el gobierno del presidente César Gaviria y Pablo Escobar. Más adelante se descubrió que estaba llena de lujos y que, a parte, Escobar continuó delinquiendo y dirigiendo su Cartel desde dentro de La Catedral hasta su fuga de la prisión. La Catedral es el nombre de la vereda en la que se construyó la cárcel, donde antes funcionaba un centro de rehabilitación de drogadictos de 'Hogares Claret'.[1]

La Catedral fue construida en el municipio de Envigado, que limita con el municipio de Medellín. La cárcel se encuentra a 9,8 kilómetros de distancia del parque principal de Envigado, por una carretera con rampas que cuentan hasta con el 21 por ciento de desnivel.[2]

Para entregarse a la justicia, Pablo Escobar ponía como condición prohibir la extradición de colombianos en la Asamblea Constituyente y para presionar, ordena el asesinato del exministro de Justicia Enrique Low Murtra. Adicionalmente ya había ordenado a mediados de 1990 los secuestros de varias personalidades de la vida pública; Francisco Santos Calderón, jefe de redacción del periódico El Tiempo; Maruja Pachón de Villamizar, directora de Focine; y Marina Montoya, hermana del exsecretario de la presidencia Germán Montoya y la cual sería asesinada.

En la mañana del miércoles 19 de junio de 1991 Escobar se entrega en la Oficina de Instrucción Criminal de Medellín. Una hora más tarde en la Asamblea Constituyente es aprobada la no extradición de colombianos. Escobar acompañado de varias personalidades, incluida la del sacerdote eudista Rafael García Herreros es enviado a la cárcel en un helicóptero a la vez que se entregaban sus más cercanos lugartenientes; Otoniel González Otto; Carlos Aguilar Mugre; John Jairo Velásquez Popeye. Al día siguiente se presentaron al sitio Valentín de J. Taborda; Roberto Escobar Osito; Gustavo González Tavo. El jueves 27 se entregó Jorge Eduardo Avendaño Tato y al día siguiente Johnny Rivera El Palomo. El 4 de julio, José Fernando Ospina El mago, John Jairo Betancur Icopor, Carlos Díaz La Garra y Alfonso León Puerta El Angelito,[3]​ mientras que los Hermanos Ochoa se entregaban en Palmira.

Tras llevar casi un año detenido en la Catedral, Escobar entra de nuevo en polémica al saberse que varias personalidades lo estaban visitando entre ellos René Higuita. En un momento dado se descubrió que La Catedral era una cárcel con habitaciones cómodas, salas de billar y pool, bar, cancha de fútbol, cascada natural, vista de los contornos de la prisión, cuadros y muebles importados, etc. En La Catedral se celebraban también orgías y fiestas para amigos y sicarios.

Los medios apodaron a la Catedral de "Cárcel de Máxima Seguridad" a "Cárcel de Máxima Comodidad". A su vez se descubre que la guardia principal de cárcel estaba bajo su nómina mientras que el ejército era el encargado de la seguridad a las afueras de la cárcel ignorando varias acciones de Escobar (aunque los soldados tampoco quedaban exentos de sobornos y extorsiones del capo).

Las excentricidades de Escobar no salen a la opinión pública hasta después de su fuga.[5]

Cuando Escobar incrementó a US$500 000 semanales la cuota que demandaba a sus cómplices del Cartel de Medellín, Fernando Galeano y Gerardo Moncada se negaron a pagarla. Entonces John Jairo Posada Tití y Mario Alberto Castaño Chopo descubren y roban una casa caleta con US$23 millones de los Galeano y Moncada, quienes tras quejarse, concretan una cita en la cárcel, a la cual acuden varias personas de la organización. Después de ser confrontado, Escobar decide matarlos dentro de la cárcel, también fueron asesinados William Moncada y Mario Galeano quienes se encontraban en Medellín. Se salvaron de morir Rafael Galeano y Diego Fernando Murillo. Esto desata el comienzo del final de Escobar ya que Mireya Galeano habla con el fiscal General de la Nación Gustavo de Greiff y él le informa al gobierno colombiano.[6][7][8][9][10]

Entonces el gobierno del presidente César Gaviria, al enterarse de la acción de Escobar y presionado por la fiscalía, ordena el traslado de Escobar a una "verdadera prisión", la cual entonces era una base militar. Escobar se enteró posteriormente del traslado por medio de Eduardo Mendoza, viceministro de Justicia, y del coronel Hernando Navas Rubio, director general de Prisiones del Instituto Penitenciario (IP, hoy INPEC), quienes, aunque no estaban en la tarea de darle la noticia, debían coordinar el operativo de traslado y a su vez iniciarían la militarización de la cárcel. Escobar decide resistirse al traslado, tomando de rehenes a los dos funcionarios secretamente, además de hacerles confesar sus verdaderos propósitos, y fraguando, junto con sus matones, su fuga de la cárcel. Escobar argumentó sentirse traicionado por el gobierno y que iba a ser extraditado o asesinado.

El 22 de julio de 1992, Escobar y sus hombres huyen de la prisión al patear uno de los muros trasero de la prisión, el cual estaba hecho de yeso, haciendo débil la estructura. El capo y sus secuaces huyen caminando, aprovechando la neblina que cubría la zona y el apagón de la llamada Hora Gaviria. Cuando la fuerza pública se dirigía a La Catedral para el traslado de Escobar, se les informa de su fuga y posteriormente rescatan a Mendoza y a Navas Rubio, este primero había llamado a la Presidencia horas antes y, como consecuencia por sus acciones, ambos son posteriormente relevados de su cargo además de quitarle relevancia a los rehenes de Escobar.

Posteriormente el Bloque de búsqueda es reactivado en su tarea de localizar a Escobar, y con ayuda de Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), daría de baja a Escobar en un tejado de una casa en Medellín el 2 de diciembre de 1993.

La Catedral ha sido deteriorada debido a saqueadores quienes alcanzaron a robar varios elementos de lujo que poseía Escobar mientras otros buscaban caletas escondidas sin éxito. El abandono también ha deteriorado la antigua prisión de la cual subsisten unos pocos muros y las canchas de fútbol. Hoy en día a pesar del deterioro, La Catedral es visitada por turistas que visitan el municipio de Envigado.

La comunidad Benedictina Fraternidad Monástica Santa Gertrudis, que recibió este predio en comodato por parte del municipio de Envigado.[11]



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