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Las noches blancas



Noches blancas (en ruso, Бе́лые но́чи, Bélyie nóchi) es una novela corta del autor ruso Fiódor Dostoyevski publicada en 1848, al inicio de la carrera del autor.

En Rusia ocurre un fenómeno natural durante el solsticio de verano en las áreas de latitud alta (como es el caso de San Petersburgo), en el cual las puestas de sol son tardías y los amaneceres más tempranos. Como consecuencia de esto, la oscuridad nunca es completa. Este fenómeno natural es conocido popularmente con el nombre de Noches blancas, a las cuales Dostoyevski hace alusión en El Idiota, cuando Ippolit lo visita en su dacha. Ambas historias (la del narrador y la de Nástenka) ocurren durante esa época del año.

Además se muestra un instante fugaz, en el cual el protagonista a lo largo de estas noches cree haber encontrado por fin el alivio tan esperado a su soledad, lo cual después de la última noche se convierte en un triste amanecer con la culminación de su ilusión.

El narrador es equisciente o bien llamado narrador personaje. El cuento es narrado bajo su perspectiva y pensamientos. El narrador es él. Los pensamientos y emociones que vemos son nada más las de él, excepto cuando ella comienza a contar su historia. La narración está en primera persona del singular. El narrador le da la voz a ella y a que diga sus sentimientos y pensamientos.

Como en muchas de las obras del autor, la obra está narrada en primera persona por un narrador, sin nombre. El protagonista es el arquetipo del joven soñador y solitario e imagina constantemente su vejez solitaria. Durante uno de sus largos y cotidianos paseos por las calles de San Petersburgo se encuentra con una joven, Nástenka. Hasta entonces, éste nunca había hablado con mujeres y mucho menos se había enamorado, pero hay algo de ella que le hechiza. El relato está estructurado durante cuatro noches y una mañana.

El protagonista vive una solitaria vida en San Petersburgo, en un pequeño apartamento, con su matrona de edad avanzada y poco comunicativa. Diariamente pasea por San Petersburgo y cambia su hábito de paseo a la noche, imaginando la vida de la gente que ve a diario, así como la vida de los edificios que integran la ciudad. Posteriormente se encuentra a una mujer, a quien tímidamente decide acercarse; sin embargo en cuanto la joven nota la presencia del desconocido opta por alejarse del lugar, en este lapso un ebrio que deambula por las calles intenta atacarla, por lo que el protagonista sale en su defensa repeliendo al acosador y quedando en compañía de la joven, ambos empiezan a conversar y progresivamente surge una mutua simpatía. Al acompañarla a su casa, el protagonista le cuenta lo solo que se siente. Ante la inminente despedida, y dado el entusiasmo abrupto que la joven despierta en el protagonista, ambos acuerdan volver a encontrarse, por lo que se citan para hablar al siguiente día con una condición: que él no se enamore de ella.

En su segundo encuentro, Nástenka se presenta y los dos se hacen amigos al contarse las historias de sus vidas. El narrador da una grandilocuente charla sobre la soledad y la felicidad de haber encontrado compañía, lo cual lleva a Nástenka a comentar '...habla usted como si leyera de un libro'. Al final de su conmovedor discurso, Nástenka le asegura que será su amiga.

En la tercera parte, Nástenka le relata su vida al narrador. Vive con su abuela ciega, la cual la controla de manera muy estricta, teniéndola prendida con un cordel a su falda para que no se separe de ella, debido a las travesuras de su infancia. Como sobresueldo para la pequeña pensión de la que dispone, deciden alquilar la habitación de la planta de arriba. Cuando el primer inquilino murió, fue reemplazado por un joven distinguido pero pobre. El muchacho comenzó un silencioso cortejo prestándole libros. La noche antes de que este dejara Petersburgo para trabajar en Moscú, Nástenka se escapa de su abuela y le pide que se case con ella. Él rechaza su oferta, diciéndole que no tiene dinero para mantenerla, pero que volverá un año exacto después. Nástenka cuenta que hace exactamente un año de eso, pero que en ese tiempo no le ha escrito ni una simple carta.

El narrador se da cuenta de que está enamorado platónicamente de ella. Sin embargo, le ayuda a escribir una carta y oculta sus sentimientos hacia ella. Esperan por la respuesta de la carta, pero Nástenka pierde la esperanza. Se siente tan cómoda con el narrador que le cuenta que le quiere tanto como amigo porque no se ha enamorado de ella. El narrador, desesperado por su amor no correspondido se empieza a sentir alienado por ella también.

Tres días después, el prometido de Nástenka no ha aparecido, y finalmente ambos se revelan su amor, al decir Nástenka que ha perdido el amor por aquel. Hacen planes de boda, y ella le ofrece el alquiler de la habitación de arriba. Cuando se van a despedir, aparece el prometido: ella vuelve un segundo con el narrador, le besa en los labios, pero se marcha con el otro.

Al siguiente día recibe una carta de ella pidiéndole perdón, diciéndole que ella lo ama como amigo. Ella lo invita a formar parte de su vida, aun con su prometido presente. Él, aceptando su solitario destino, agradece sinceramente la oportunidad vivida de compartir con otra persona la felicidad efímera de unas "noches blancas". La obra, entonces, habla sobre amar libremente a otra persona, aun cuando el destino indique que no pueden estar juntos y deban separarse.



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