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Las sergas de Esplandián



Las sergas de Esplandián ("Las proezas de Esplandián") es el quinto de la serie española de libros de caballerías iniciada con el Amadís de Gaula. Su autor fue Garci Rodríguez de Montalvo, quien también escribió el libro cuarto del Amadís. De conformidad con el tópico de la falsa traducción, Rodríguez de Montalvo indicó en el prólogo del Amadís que el manuscrito original de Las sergas, escrito en griego por el maestro Elisabat, "... por gran dicha paresció en una tumba de piedra, que debajo de la tierra de una ermita cerca de Constantinopla fue hallado, y traído por un húngaro mercader a estas partes de España, en letra y pergamino tan antiguo, que con mucho trabajo se pudo leer por aquellos que la lengua sabían".

El nombre de sergas, que no figura en el Diccionario de la Real Academia Española, se debe a una confusión con la palabra erga, que en griego significa hechos, hazañas. Según escribió Diego Clemencín en sus Notas al Quijote (cap. VI), "El raro y nunca visto nombre de Sergas fue artificio que discurrió Montalvo para acreditar el origen griego de la história de Esplandián. Porque en este idioma erga significa hechos, hazañas; y Montalvo, que probablemente no sabría mucho de griego, en lugar de escribir las Ergas puso las Sergas. Así se indicó en el cap. 18, donde contándose que el maestro Elisabad se encargó de escribir la história de Esplandián á ruego del Rei Lisuarte, se dice: pués así como ois fueron escritas estas Sergas llamadas de Esplandián, que quiere decir las proezas de Esplandián. Por lo cual D. Nicolás Antonio, al hablar de este libro en su Biblioteca antigua, le llamó no las Sergas sino las Ergas de Esplandián."

La primera edición conocida de Las sergas de Esplandián es la publicada en Sevilla en julio de 1510, pero indudablemente hubo al menos una anterior (quizá publicada en Sevilla en 1496), ya que su continuación Florisando (sexto libro de la serie amadisiana) apareció en abril de 1510.

La obra Las sergas de Esplandián relata en 184 capítulos las aventuras de este caballero, hijo primogénito de Amadís de Gaula y la princesa Oriana de la Gran Bretaña. Llevado en una embarcación volante -la fusta de la gran Serpiente- a la peña de la Doncella encantadora, se apodera allí de una espada encantada, llega después a la Montaña Defendida y en el castillo de la Peña Tajada mata a tres gigantes y libera a su abuelo materno el rey Lisuarte. Mata al gigante Bramato y libera a Gandalín y a Lasindo, y tiene otras aventuras. Además se enamora de la infanta Leonorina, hija del emperador de Constantinopla, con la que sostiene un casto idilio, y combate con su propio padre, Amadís, quien le desafía para probar su valor, sin que Esplandián, que resulta vencedor, conozca su identidad. Sin embargo, la mayor parte del libro está dedicada a relatar los incesantes combates del héroe con el rey Armato de Persia y los musulmanes, que forman una alianza para apoderarse de Constantinopla y la someten a un terrible asedio, que concluye con la victoria de los cristianos. Al final de la obra, Esplandián contrae matrimonio con Leonorina, y el emperador de Constantinopla abdica la corona en su favor.

Uno de los nombres de lugares ficticios incluido en la obra, el de la Isla de California, señorío de Calafia, reina de las Amazonas (que se enamora de Esplandián pero termina casada con su primo Talanque, hijo extramatrimonial de Galaor y Julianda) alcanzó notoriedad cuando los conquistadores españoles lo impusieron a lo que hoy es una vasta región de México y los Estados Unidos.

Mientras que en el Amadís de Gaula los enfrentamientos relatados se producían exclusivamente entre caballeros cristianos y europeos, Las sergas de Esplandián introdujo por primera vez en el ciclo amadisiano el tema de un gran enfrentamiento bélico entre cristianos y paganos (comprendiendo entre estos a los musulmanes), que se repitió incesantemente en casi todos los demás libros de la serie, tanto en los amadises españoles como en los italianos, alemanes y franceses, así como en muchos otros libros de caballerías españoles y portugueses.

A pesar de que generalmente se le ha considerado inferior al Amadís de Gaula, la obra de Rodríguez de Montalvo tuvo una gran popularidad, como lo demuestra el elevado número de ediciones conocidas: Sevilla (1510), Toledo (1521), Roma (1525), Sevilla (1526), Burgos (1526), Sevilla (1542 y 1549), Burgos (1587), Zaragoza (1587) y Alcalá de Henares (1588). Cervantes no la tenía en gran estima, ya que al ser examinada por el cura y el barbero en el escrutinio de la biblioteca de Don Quijote, el cura manifestó que no había "de valer al hijo la bondad del padre" y se la condenó a las llamas, de las que se había salvado el Amadís de Gaula.

Al final del libro (cap. CLXXXIV), el autor habla de una continuación, que contendría los hechos de Talanque, el hijo extramatrimonial de Galaor, y de Maneli el Mesurado (hijo extramatrimonial del rey Cildadán de Irlanda y de Solisa, tía materna de Talanque), y que supuestamente era "un libro muy gracioso y muy alto en toda orden de caballería, que escribió un muy gran sabio en todas las artes del mundo"; pero esos personajes no interesaron a los continuadores.

En español, el libro fue objeto de dos continuaciones distintas, cada una de las cuales inicia su acción donde la concluye Rodríguez de Montalvo: el Florisando de Ruy Páez de Ribera (1510), que relata los hechos del caballero de ese nombre, sobrino de Amadís de Gaula, y el Lisuarte de Grecia de Feliciano de Silva (1514), que relata las aventuras del primogénito de Esplandián. En italiano, la obra fue continuada por Mambrino Roseo en El segundo libro de las sergas de Esplandián (1564).



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