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Latona



En la mitología griega, Leto (en griego antiguo Λητώ Lêtố, en dórico Lato, ‘el olvido ’) es una hija de los titanes Ceo y Febe[1]​ y, en el panteón olímpico, madre con Zeus de los mellizos Apolo y Artemisa.[2]​ En la mitología romana su equivalente, como madre de Apolo y Diana, es Latona. Con su hermana Asteria, fue venerada como diosa de la noche y alternativamente de la luz del día.

En Creta, en la ciudad de Dreros, el arqueólogo griego Spyridon Marinatos excavó en 1935 un templo de hogar[3][4]​ del siglo VIII a. C. en el que halló tres estatuillas de culto de la tríada apolínea: Apolo, Artemisa y Leto.[5][6]​ La estatuilla de Leto fue realizada en el estilo orientalizante temprano de finales del siglo VIII a. C.[7]​ (o bien hacia el 650 a. C.),[3]​ usando la técnica del sphyrelaton: martillando láminas de bronce sobre un núcleo de madera que les daba forma.[3][4][6]​ Tiene 40[7]​ o 45 cm,[4]​ y posee un cuerpo y vestido de estilo geométrico que anticipa ya el estilo dedálico.[7]Walter Burkert señala en Religión griega que en Festos aparece relacionada con un rito de iniciación.

Leto era la diosa principal de la Licia anatolia. Su santuario, el Letoon cerca de Janto, unía la confederación licia de ciudades-estado. La gente de Cos también reclamaba a Leto como suya.

Una medida de una diosa Leto tan primordial puede reconocerse en su padre titán, cuyo nombre, «Ceo», lo vincula con la esfera del cielo de polo a polo; y su madre, cuyo nombre, «Febe», es precisamente el epíteto «pura» y «purificadora» de la luna llena.

Zeus había intentado violar a la hermana de Leto, Asteria, que se había escapado transformándose en codorniz, arrojándose al mar y convirtiéndose en la isla flotante Ortigia.[8]

Hera persiguió a Leto y logró que nadie la acogiera salvo la isla Ortigia, (Asteria) que estaba desierta. Trató Hera de impedir el nacimiento prohibiendo a su hija Ilitía, diosa de los partos, que la atendiera. Cuando ya tenía Leto un retraso de 9 días, conmovieron sus dolores a los dioses, que hicieron que naciera primero Artemisa para ayudar a su madre en el alumbramiento de Apolo.

La isla Ortigia quedó fijada al fondo con 4 columnas, y cambió su nombre por el de Delos, que significa brillante (por Apolo, dios de la luz). Pitón, hijo de Gea, persiguió a Leto para matarla, puesto que su destino era que moriría a causa del parto, pero no lo consiguió y cuatro días después de nacer, Apolo mató a la serpiente con sus flechas.

Perseguidos por Hera, Leto, Artemisa y Apolo llegaron a un estanque, y cuando iba la madre a dar de beber a sus hijos, unos campesinos, instigados por Hera, removieron el agua y la enturbiaron con el barro. Entonces Leto enfurecida los castigó convirtiéndolos en ranas.

Apolo y Artemisa fueron grandes protectores de su madre, y mataron al gigante Ticio por intentar violarla.

También la defendieron de las burlas de Níobe, esposa de Anfión, con el que había tenido 7 hijos varones y 7 mujeres, y se burlaba de Leto por su escasa descendencia. Níobe fue castigada a ver morir por las flechas de Apolo y Artemisa a todos sus hijos salvo Cloris.



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