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Lechuga



La Lactuca sativa, conocida comúnmente como lechuga, es una planta herbácea propia de las regiones semitempladas que se cultiva como alimento. Debido a las muchas variedades que existen y a su cultivo cada vez mayor en invernaderos, se puede consumir durante todo el año.

Es una planta con raíz pivotante y ramificada de unos 25 cm. El crecimiento se desarrolla en la roseta; las hojas se disponen alrededor de un tronco central, corto y cilíndrico que gradualmente se va alargando para producir las inflorescencias, formadas por capítulos de color amarillo (parecidos al diente de león) reunidos en corimbos. Según las variedades los bordes de las hojas pueden ser lisos, ondulados o aserrados. Las semillas están provistas de un vilano plumoso.

Son hierbas anuales, con savia lechosa; tallos erectos, solitarios o pocos, glabros, 0.3–1 m de alto. Hojas basales o caulinares, roseta basal densa, ovadas u orbiculares, enteras o runcinado-pinnatífidas. Capitulescencias de densas panículas corimbosas; capítulos ligulados, erectos; filarias cilíndricas, con varias series de brácteas caliculadas, imbricadas, las series exteriores más cortas; receptáculos planos y desnudos; flósculos 10–20, perfectos, 5-dentados, amarillos. Aquenios angulados, fusiformes, rostrados, lenticular-oblongos; vilano de numerosas cerdas finas y blancas.[1]

El uso medicinal de las lechugas es viejo, como lo demuestra su presencia en la Capitulare de villis vel curtis imperii, una orden emitida por Carlomagno que reclama a sus campos para que cultiven una serie de hierbas y condimentos incluyendo "lectucas" identificadas actualmente como Lactuca serriola y Lactuca virosa, predecesoras de la Lactuca sativa.

Entre las variedades de lechuga destacan:

También:

Algunas de las enfermedades que son comunes a los miembros del género Lactuca son las siguientes:

Se trata de una de las plagas que causa mayor daño al cultivo, pues es transmisora del virus del bronceado del tomate (TSWV). La importancia de estos daños directos (ocasionados por las picaduras y las hendiduras de puestas) depende del nivel poblacional del insecto (aumentando desde mediada la primavera hasta bien entrado el otoño).

Normalmente el principal daño que ocasiona no es el directo sino el indirecto transmitiendo el virus. La presencia de este virus en las plantas empieza por provocar grandes necrosis foliares, y rápidamente estas acaban muriendo.

Forman galerías en las hojas y si el ataque de la plaga es muy fuerte la planta queda debilitada.

Produce una melaza que deteriora las hojas, dando lugar a un debilitamiento general de la planta.

Se trata de una plaga sistemática, siendo su incidencia variable según las condiciones climáticas. El ataque suele ocurrir cuando el cultivo está próximo a la recolección. Aunque si la planta es joven, y el ataque es considerable, puede arrasar el cultivo, además de ser entrada de alguna virosis que lo haga inviable. Los pulgones colonizan las plantas desde las hojas exteriores y avanzando hasta el interior, excepto la especie Narsonovia ribisnigri, cuya difusión es centrífuga, es decir, su colonización comienza en las hojas interiores, multiplicándose progresivamente y trasladándose después a las partes interiores.

La lechuga soporta peor las temperaturas elevadas que las bajas. Como temperatura máxima tendría los 30 °C y como mínima puede soportar hasta –6 °C. No es bueno que la temperatura del suelo baje de 6-8 °C. Exige que haya diferencia de temperaturas entre el día y la noche. Cuando soporta temperaturas bajas durante algún tiempo, sus hojas toman una coloración rojiza que se puede confundir con alguna carencia.

La humedad relativa conveniente es del 60 al 80 %, aunque en determinados momentos agradece menos del 60 %. El principal problema que presenta en invernadero es el exceso de humedad ambiental, por lo que se recomienda cultivarla en el exterior, siempre que las condiciones climatológicas lo permitan.

Prefiere suelos ligeros, arenoso-limosos y con buen drenaje. El pH óptimo se sitúa entre 6,7 y 7,4. Vegeta bien en suelos humíferos, pero si son excesivamente ácidos será necesario encalar.

En ningún caso admite la sequía, aunque es conveniente que la costra del suelo esté seca para evitar en todo lo posible la aparición de podredumbres de cuello.

Los mejores sistemas de riego son por goteo (cuando se cultiva en invernadero) y las cintas de exudación (cuando el cultivo se realiza en el exterior). Existen también otros sistemas, como el riego por gravedad y por aspersión, pero están en recesión.

Esta planta es muy exigente en potasio y al consumir más potasio va a absorber más magnesio, por lo que es necesario equilibrar esta posible carencia al abonar el cultivo.[2]​ También es muy exigente en molibdeno durante la primera etapa del desarrollo.

La lechuga tiene muy poco valor nutritivo, con un alto contenido de agua (90-95 %). Es rica en antioxidantes, como las vitaminas A, C, E, B1, B2, B3, B9 y K; minerales: fósforo, hierro, calcio, potasio y aminoácidos. Las hojas exteriores más verdes son las que tienen mayor contenido en vitamina C y hierro.

Es muy común usar las hojas de lechuga como base para servir ensaladas. En efecto, en los países del Medio Oriente se acostumbra a consumir el tabule dentro de hojas de lechuga formando un paquete.

Igualmente, la lechuga americana es empleada en la elaboración de hamburguesas.

La lechuga presenta muy baja tasa de producción de etileno pero alta sensibilidad a esta fitohormona,[3]​ por lo cual conviene conservarla en un ambiente libre de etileno. Sus condiciones óptimas de conservación son: temperatura de 0 °C y humedad relativa de 98 a 100 %.[3]​ En condiciones de conservación óptimas, tiene una vida útil en postcosecha de 2 a 3 semanas aproximadamente.[3]

Las lechugas han sido y son utilizadas en infusión como un ansiolítico moderado que facilita el dormir. Sin embargo en la remota Antigüedad —especialmente en Egipto— se rendía culto a las deidades consideradas patrocinadoras de la libido ofrendándoles plantas de lechuga. Este culto parecía paradójico hasta que en el 2006 se descubrió que una dosis moderada de los alcaloides presentes en la lechuga tiene efectos ligeramente afrodisíacos, mientras que una elevada actúa a la inversa, como ansiolítico.[4]

En aquellos países en que la higiene de las aguas de regadío es deficiente, o incluso se riega los cultivos con aguas servidas, la lechuga representa una importante fuente de infección de enfermedades gastrointestinales como la fiebre tifoidea, el cólera y salmonelosis, por lo que es muy recomendable consumirlas bien lavadas con agua potable y desinfectadas con una solución microbicida.lechugas mar

Lactuca sativa fue descrito por Carlos Linneo y publicado en Species Plantarum 2: 795. 1753.[1]

Lactuca: nombre genérico que procede del latín lac, -tis (leche). Tal etimología refiere al líquido lechoso (o sea, de apariencia "láctea") que es la savia que exudan los tallos de esta planta al ser cortados.

sativa. epíteto que hace referencia a su carácter de especie cultivada.



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