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Lengua construida



Una lengua construida, también llamada idioma artificial o conlang, es un idioma que ha sido total o parcialmente construido, planeado o diseñado por seres humanos a partir del estudio de las lenguas naturales —los lenguajes de programación son lenguajes formales y no son considerados lenguas construidas porque no son idiomas;[2]​ tampoco se considera lengua construida la evolución histórica y, por lo tanto, no planeada conscientemente de cualquier lengua natural—.

Las motivaciones que impulsan el surgimiento de estas lenguas no naturales son básicamente dos:

El término español ideolengua fue propuesto por Alex Condori en 2000 para traducir el término conlang (Constructed Language), aunque ha tenido muy escasa extensión en la red desde entonces. Es un término desconocido en el campo de la interlingüística.

La mayor parte de las lenguas construidas pueden dividirse en tres grupos:

Una clasificación más detallada incluye varios factores, tales como su intención de uso, su propósito de creación y el origen del vocabulario y la gramática.[cita requerida]

Las lenguas construidas pueden dividirse en dos grandes grupos según su intención de uso: lenguas auxiliares y lenguas artísticas. Las primeras buscan ser un medio de comunicación real entre seres humanos, mientras que las segundas son habladas por personajes ficticios surgidos de la imaginación u obra del autor de la lengua, sin pretender que sean habladas por personas reales.[6]

Estos propósitos pueden subdividirse:

Inventar una lengua puede tener propósitos utilitarios o creativos. Entre los propósitos utilitarios se encuentran el propósito de la comunicación universal, la exploración de formas de comunicación, lenguajes secretos, la ambientación de un escenario de ficción, etc. Entre los propósitos creativos, aquellos inmersos dentro de una creación mayor (por ejemplo, las lenguas de la Tierra Media como el quenya, de J. R. R. Tolkien) o aquellos que existen per se.

Otro buen número de lenguas ficcionales las crearon lingüistas aficionados, lo cual ha servido tanto de entretenimiento como una manera de comprender ciertos aspectos de la teoría lingüística.

Si bien las lenguas auxiliares suelen tener un propósito utilitario y los idiomas ficticios acostumbran tener un propósito creativo, esta relación dista de ser unívoca, pues una lengua auxiliar puede provenir de la intención creativa del autor.

Una diferencia entre el idioma klingon, creado por Marc Okrand para el universo de Star Trek, y el sindarin, creado por J. R. R. Tolkien para el universo de la Tierra Media, es que el primero tiene un propósito utilitario, ya que los productores querían una lengua original y diferente para los klingons, mientras que Tolkien inventó sus lenguas, características de la Tierra Media, para ambientar sus lenguajes, tal como lo describe en su carta El vicio secreto. Esto no demerita la posible calidad artística de la obra de Okrand ni minimiza la creatividad que desarrolló en su creación.

En Eurovisión, se ha llegado a usar tres veces un idioma artificial. Dos veces, los usó Bélgica (en 2003 y 2008) aunque de distinto «idioma», nunca teniendo un vocabulario desarrollado y sólo usado en la canción, poniendo en duda algún significado concreto o traducción a algún idioma. Lo mismo sucedió con los Países Bajos en 2006.

Las lenguas auxiliares parten de un problema, el cual puede resolverse mediante un idioma diseñado para ese propósito, mientras que los idiomas ficticios surgen de la inquietud de su creador.

Las lenguas artificiales suelen dividirse en dos tipos, según el origen de su vocabulario o su gramática: lenguas a priori y lenguas a posteriori. Una lengua a priori es aquella cuya gramática y/o vocabulario se crean o se inventan sin referencia a lengua natural alguna. Una lengua a posteriori es aquella cuya gramática y vocabulario se derivan de una o varias lenguas existentes.[cita requerida]

El lojban es una lengua con gramática y vocabulario a priori, pues si bien sus morfemas básicos proceden de elementos comunes o combinados de los cinco idiomas más hablados (chino, inglés, español, hindi y árabe), estos son reconstruidos según las normas fonéticas y gramaticales que se prescriben. Esto, junto con el hecho de que su gramática busca parecerse a la lógica simbólica, es completamente apriorístico.

La lengua universal de Sotos Ochando también es un idioma a priori, y lo mismo diversos intentos de lenguas filosóficas, como los de John Wilkins (Essay towards a Real Character, and a Philosophical Language, 1668) y de George Dalgarno (Ars Signorum, 1661).

Algunas lenguas auxiliares internacionales se han construido "a priori". Es el caso de solresol, creado en 1862 por el francés François Sudre, y de kotava, creado en 1978 por Staren Fetcey.[7]

Las lenguas a posteriori se pueden clasificar en esquemáticas y naturalistas. Esquemáticas son las que toman los elementos básicos de la lengua desde las lenguas naturales y son regularizados según un esquema predeterminado. Son naturalistas cuando tratan de no ser muy diferentes a las lenguas naturales, sobre todo en su vocabulario, sino algo similar para facilitar su entendimiento rápido, aun sacrificando en parte la regularidad.

El proceso de selección de vocabulario puede ser más o menos sistemático. La interlingua de IALA utiliza un proceso sistemático de selección basado en cuatro lenguas básicas y dos lenguas de control. Es adoptada toda palabra común a por lo menos tres de los idiomas básicos: español, francés, inglés e italiano y si sólo es común a dos de estos idiomas, toma el alemán y el ruso como control para decidir qué palabra adoptar.

El esperanto es también una lengua a posteriori a pesar de no tener un sistema mecánico para seleccionar el vocabulario y de que contiene varios elementos inventados o a priori.

El perciscan es un idioma creado en 2013 que tiene el objetivo de servir como medio de comunicación entre los países de lenguas romances sin necesidad de usar el inglés.

Entre las lenguas ficcionales y ficticias, existen también dos tipos de lenguas a posteriori.

Del primer grupo es ejemplo Tolkien, quien definió una familia de lenguas partiendo de una lengua madre (a priori) y derivando lenguas hijas utilizando procesos de derivación similares a los naturales. Estas lenguas derivadas son por ello a posteriori. Este proceso de derivación se ha aplicado a lenguas existentes para crear «idiomas del futuro» o lenguas ficcionales, como el brithenig, que sería la lengua que hablarían en el oeste de Inglaterra si el latín hubiese sobrevivido hasta nuestros días.

Ejemplo del otro tipo de lenguas ficcionales a posteriori es el recurso utilizado en La Guerra de las Galaxias, que consiste en usar elementos de gramática y vocabulario de lenguas indígenas poco conocidas, para después combinarlos en formas poco reconocibles.

Un tipo especial de lenguas a posteriori son las lenguas controladas, que son adaptaciones de idiomas naturales buscando una gramática simple y un vocabulario reducido para permitir que más personas, que no sean hablantes nativos del idioma base, puedan con poco estudio leer o escuchar textos en la lengua controlada, como por ejemplo el inglés básico. Otro ejemplo es el Anglo Rom una lengua recientemente inventada cuyo vocabulario se construye partiendo de las raíces del latín y que se rige por solo 19 reglas.

Las lenguas naturales suelen clasificarse según criterios filogenéticos y tipológicos. El primero de estos, el filogenético, no se aplica generalmente a las lenguas artificiales, por tratarse de creaciones humanas deliberadas y no derivar estas lenguas de ningún ancestro o protolengua común, pero en ocasiones las lenguas artificiales se crean muy deliberadamente como evoluciones de un ancestro construido, y en ese caso sí que podría aplicarse el criterio filogenético o método comparativo. El segundo, el criterio tipológico, por el contrario, siempre es perfectamente aplicable a todas las lenguas artificiales. En ese sentido las lenguas construidas son prácticamente tan variadas como las lenguas naturales, aunque en muchas de ellas han predominado los rasgos tipológicos de las lenguas europeas e indoeuropeas, como sucede en el esperanto, el volapük, el latino sine flexione, etc. Otras lenguas construidas de éxito como el klingon uno de cuyos creadores, Marc Okrand, trabajó sobre el idioma mutsun lengua indígena de California de la familia uti, parece tener características reminiscentes de esa lengua indígena.



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