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Lenguas utoaztecas



Las lenguas uto-aztecas o utonahuas (también llamadas yutoaztecas o yutonahuas) forman una familia de lenguas amerindias ampliamente difundida por América del Norte, con aproximadamente un millón y medio de hablantes. Algunos investigadores creen que tiene su origen histórico en algún lugar situado hacia el suroeste de los Estados Unidos o el noroeste de México, y debe su gran difusión a importantes migraciones de sus hablantes tanto hacia tierras mesoamericanas como hacia el norte.

Aunque la denominación tradicional uto-azteca ha sido criticada por varias razones (la palabra "uto" viene de "yūt(ā)", nombre de la nación Ute, y debería pronunciarse de forma que no se trastocara; "azteca" es un nombre equivocado para la lengua náhuatl), lo que ha generado la propuesta del nombre yuto-nahua, que sin embargo no ha obtenido aceptación general.

Existe constancia de la existencia de unas sesenta lenguas uto-aztecas,[2][3]​ de las que sobreviven actualmente algo más de veinte.

Con respecto a la clasificación interna dentro de la familia yuto-azteca se distinguen dos grandes divisiones, una septentrional (grupo yuto o shoshoneana) y otra meridional. La mayoría de las lenguas meridionales se hablan en Mesoamérica y norte de México, mientras que todas las lenguas septentrionales se hablan en Estados Unidos. Esta familia completa se compone de ocho grupos, de los que cuatro conforman la división septentrional y otros cuatro la división meridional. La antigua división nahua o aztecoide constituye un subgrupo de la división meridional.

Arbol UA, versión 2.png

El proyecto comparativo ASJP que se basa en distancia de Levenshtein de una lista de cognados clasifica automáticamente las lenguas en un árbol binario.[47]​ Para la familia utoazteca el árbol que proporciona (que no necesariamente se corresponde en todos los detalles con el árbol filogenético correcto) es el siguiente:

G. Númico

Tübatulabal

G. Tákico

Hopi

G. Tepimano

Tarahumara-Guarijío

G. Cahíta

G. Corachol

En particular el árbol anterior coloca aparte a la rama aztecoide (náhuatl-pochuteco).
















Hay algunas lenguas extintas de probablemente filiación utoazteca, cuya relación genética es más difícil de precisar debido a la escasez de datos. Dicha lista en orden alfabético sería la siguiente:[48]

Las lenguas macoyahui, conicari, tepehue, macoyahui y baciroa son probablemente cahítas. Comanito y mocorito, también cahítas, tal vez eran dialectos del tahue o del mayo. Esos dos grupos vivieron en la región montañosa alrededor del nacimiento del río Sinaloa. Chínipa, guasapar y probablemente témori eran tarahumaras, probablemente de la rama guarijío, siendo habladas en el nacimiento del río Mayo y el río Chínipas. Los témoris vivieron al sur de esta región. La lengua conchi (concho) era probablemente taracahíta y perteneció a un pueblo que vivió en los llanos de Chihuahua oriental, al este del ópata y el tarahumara. La lengua yumana o jumana (suma) de afiliación desconocida, era hablada en el norte del río Conchos junto al río Grande. Zoe, probablemente relacionada con el conamito, era hablada en una pequeña región cerca del actual Choix, Sinaloa.

Se han hecho intentos de relacionar las lenguas uto-aztecas, con otras familias de lenguas, como por ejemplo con las lenguas kiowa-tañoanas. Se ha propuesto incluso una macrofamilia azteco-tañoana, pero la evidencia en favor de esto es todavía débil y lejos de ser concluyente.

Algunas características y tendencias comunes de estas lenguas son:

Los sistemas fonológicos de las diversas lenguas difieren pero para el proto-utoazteca se ha reconstruido el siguiente sistema, respecto al cual la mayoría de lenguas no difieren demasiado:

En cuanto a las vocales el proto-utoazteca habría tenido cinco vocales breves y cinco vocales largas:

A continuación se reproduce una lista de cognados de lenguas utoaztecas pertenecientes a diferentes grupos que permiten reconocer los parentescos más cercanos y la evolución fonológica seguida por varias lenguas:

En cuanto a los numerales se tienen las siguientes formas reconstruidas para cada uno de los subgrupos utoaztecas principales:

La mayor parte de las transcripciones anteriores se basan en el alfabeto fonético americanista.

Convencionalmente se considera que la familia consta de dos divisiones principales: la división yuta situada al norte (Estados Unidos y frontera norte mexicana) y la división sonorense o mexicana situada más al sur (México y frontera sur estadounidense). El territorio de algunas pocas lenguas de hecho cae a los dos lados de la frontera mexicano-estadounidense.

El foco de expansión de la familia pudo haber estado situado en algún punto cercano a la actual frontera entre México y Estados Unidos. Se ha estimado que el proto-utoazteca o protolengua que dio lugar a la familia habría existido c. 2800 a. C. Hacia el 2000 a. C. la diferenciación dialectal debía ser suficientemente alta como para considerar que la variedad norte llamada proto-yuto era diferente de la variedad sur llamada proto-sonorense (aunque podría argumentarse que en realidad existían tres variedades proto-yuto, proto-pima y proto-sonorense meridional, protolengua que dio lugar al resto de subfamilias del sur). El proto-yuto habría existido hacia el 1400 a. C., el proto-pima habría evolucionado como rama más o menos distinguida dentro de la división sonorense rompiéndose su unidad hacia el siglo 1200 d. C. El proto-corachol podría situarse por la misma época que el proto-náhuatl, hacia el siglo V d. C., y el proto-taracahíta habría empezado a romper su unidad un poco antes.

La historia de las lenguas más septentrionales es menos conocidas que las lenguas del sur, muchas de las cuales quedaron integradas en el área lingüística mesoamericana y adquirieron algunos rasgos típicos de esa área por contacto prolongado con hablantes de otras lenguas del área. Se supone que los grupos nahuas hablantes del proto-náhuatl entraron en Mesoamérica c. 500 d. C. Las fases de la expansión de los pueblos nahuas es algo más conocida y puede ser contrastada en parte con evidencias arqueológicos e incluso para el período más tardío con los relatos tradicionales de tōltēcas y āztēcas, o mēxicas. Estos pueblos habrían entrado en el Valle de México hacia el 800 d. C., y habrían formado la élite dominante en el reino tolteca y más tarde del imperio azteca.



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