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Limnología



La limnología (del Griego λίμνη, límnē, "lago" y λόγος, lógos, "estudio") es la rama de la ecología que estudia los ecosistemas acuáticos continentales (lagos, lagunas, ríos, charcas, marismas y estuarios), incluyendo el agua subterránea y cuerpos de agua intermitentes (o temporales), las interacciones entre los organismos acuáticos y su ambiente, y factores sociales, ecológicos y evolutivos que determinan su distribución y abundancia en dichos ecosistemas. El término "limnología" incluye aguas slobres y saladas continentales, por lo que no se debe asumir que es estrictamente el estudio de agua dulce[1][2]​.

Más que una rama de la ecología, es un campo multidisciplinario en donde suelen converger ramas como la biología, ecología, matemáticas, ingenierías (civiles, ambientales, etc.), acuicultores, químicos, físicos, arquitectos del paisaje, sociólogos, estadistas.

En un principio el término limnología se ceñía solo al estudio de lagos y masas de agua continentales, hasta 1922[3]​ en el que la Asociación Internacional de Limnología incluyó a las aguas epicontinentales.

Las masas de agua continentales son de gran importancia para el ser humano, ya que muchas son fuente de recursos básicos para la economía (agua potable, alimento, agua para industria, transporte, reservas a futuro, etc.) o desempeñan un papel (depuración de aguas, regulación microclimática). Esto además se tiene que compatibilizar con la convivencia de especies de flora y fauna que subsisten en el medio, o dependen de él. Por estas razones la limnología se ha convertido en una ciencia más importante, necesaria para la gestión y conservación de los medios acuáticos.

Su primer figura importante fue el suizo François-Alphonse Forel (1841-1912), quien acuñó el término "Limnología" y es considerado el padre de la limnología moderna. Concentró su estudio en el lago Lemán (Suiza). Considera que es una ciencia que integra distintas disciplinas. En 1892 publica su primer estudio sobre la geología del lago Lemán (características físico-químicas) y organismos que habitan en el lago. Einar Naumann (1891-1974), botánico sueco, estudió los lagos oligotróficos de Suecia (lagos muy profundos, pobres en nutrientes, aguas frías a muy bajo desarrollo del fitoplancton, aguas muy transparentes). August Thienemann (1882-1960), zoólogo alemán estudió los lagos mesotróficos y eutróficos de Europa Central. Menos profundos y más cálidos, con más nutrientes, transparencia menor.

Esa diferencia entre lagos oligotróficos del norte y lagos meso-eutróficos del sur lleva a la limnología regional (que hoy en día ya no tiene sentido debido a la alteración de los ecosistemas naturales que reciben gran cantidad de nutrientes y se transforman en eutróficos independientemente de su origen a problema muy grave que afecta a todo el mundo, no sólo a Europa).

En 1922 se funda la Sociedad Internacional de Limnología. A partir de esta fecha se celebran congresos anuales cuyas actas se publican.

En un principio Europa iba a la cabeza, pero tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos le supera en investigaciones, publicaciones y cantidad de limnólogos. En España tarda en asentarse la disciplina. Destacan dos personalidades en el campo de la hidrobiología (biología de aguas dulces): Celso Arévalo y Luis Pardo. Arévalo en la primera década del siglo XX funda el Laboratorio Nacional de Hidrobiología en Valencia. Se centra en el estudio de las lagunas. Pardo fue discípulo de Arévalo hacia los años 1920-1930 y publicó trabajos divulgativos sobre las aguas dulces.

En los años 1950 Ramón Margalef (ecología, limnología, oceanografía) estudia ecología acuática en general. También estudia hipótesis de ecología general. Es reconocido internacionalmente. A raíz de Margalef surgen muchos discípulos, estudiantes de la Universidad de Barcelona.

En 1981, un grupo de estudiosos del agua, formaron la Asociación Española de Hidrobiología, intentando agrupar a todos los interesados españoles en Limnología y los ecosistemas acuáticos. Sin embargo, un par de años después, cambió el nombre por el de Asociación Española de Limnología. Posteriormente, en 2006 cambió el nombre a Asociación Ibérica de Limnología, con el fin de reunir los interesados tanto españoles como portugueses e iberoamericanos en la Limnología.

El naturalista Stephen Alfred Forbes (1844-1930) se decantó por los lagos maravillado por la relación funcional que representaban. En 1887 publica The lake as a microcosm. En él describe el lago como un microcosmo, una unidad sistémica en equilibrio dinámico condicionado por los intereses de cada organismo en su lucha por la vida, gobernado por la selección natural.

Chancey Juday estudió los lagos de Wisconsin y el lago Mendota. Una de sus conclusiones alcanzadas es que existe un equilibrio dinámico basado en que la entrada de energía y materiales se equilibra con el gasto y la salida.

G.E. Hutchinson fue el responsable de la formación de grandes limnólogos y ecólogos estadounidenses. Tratado de limnología en 4 volúmenes centrados sobre todo en los lagos (geología, físico–química y biología).

Raymond Lindemen se centró en el estudio de un lago y defendió la teoría de Forbes del equilibrio dinámico.

En 1936 se constituye la Sociedad Americana de Limnología que luego se convierte en la Asociación para las Ciencias de la Limnología y Oceanografía (ASLO) por sus siglas en inglés). Se publica una revista de limnología y oceanografía.

A nivel Neotropical, en 2008 se publica el libro "Fundamentos de Limnología Neotropical"[4]​por Gabriel Roldán Pérez y John Jairo Ramírez Restrepo.

A nivel mundial el agua no se distribuye equitativamente en toda la superficie terrestre. Esto provoca distintas necesidades y presiones específicas en cada región y a nivel de cuenca, en particular en donde existen poblaciones humanas directa o indirectamente (si se colectan ciertos recursos y transportan a otro sitio, por ejemplo). Estudios en la disponibilidad y calidad de agua son importantes para poder modelar y pronosticar la situación hídrica y económica de una región en el tiempo. La integridad y salud de los ecosistemas contribuyen a la salud del suelo y el equilibrio ecológico que mantiene no sólo los recursos biológicos y su valor y derecho intrínseco, sino también la adecuada recarga hídrica, purificación del agua, usos recreativos, y otros recursos y servicios ecosistémicos de los cuales los humanos nos beneficiamos. Para poder mantener estos servicios y recursos ecosistémicos que mantienen nuestra economía y salud, es importante comprender las características específicas de cada cuenca, cada ecosistema, y muchas veces incluso cada especie biológica para poder formualr buenas prácticas de manejo y aprovechamiento sostenible.[5][1]

Una mejor comprensión de la ecología acuática contribuirá a una mejor toma de decisiones y conocimiento del valor real del agua.[5]

Las propiedades físicas de los ecosistemas acuáticos son determinadas por una combinación de calor, corrientes, olas, y otras condiciones estacionales locales.

Las propiedades químicas de los ecosistemas acuáticos son determinadas por la geología de la cuenca y procesos meteorológicos y terrestres naturales y humanos.

Una manera de clasificar lagos es por su estado trófico, lo que está muy relacionado con la química en cuanto a los nutrientes y de esta manera a la producción primaria llevada a cabo por organismos fotosintéticos.



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