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Los pitufos



Los Pitufos (en el original francés, Les Schtroumpfs) son unos personajes creados por el dibujante belga Peyo en la historieta La flauta de los seis pitufos (La Flûte à Six Schtroumpfs), de su serie Johan y Pirlouit, para el semanario Le Journal de Spirou el 23 de octubre de 1958.[1]​ Tal fue el éxito de estas criaturas azules de pequeño tamaño, equivalentes a gnomos o duendes benignos, que al año siguiente empezaron a protagonizar su propia serie de historietas, así como películas, series de dibujos animados y videojuegos.

El nombre original de los pitufos en francés es Schtroumpfs. Su nombre en español se le ocurrió a Miguel Agustí, redactor jefe de la revista Strong, donde fueron publicados por vez primera en castellano en 1969.[2]​ Durante más de un mes, estuvo buscando un nombre que pudiera conjugarse hasta que recordó el personaje de Patufet, figura emblemática del folclore catalán (y el nombre de una célebre revista infantil de preguerra en catalán).[2]​ De ahí derivó el nombre de Los Pitufos, que se mantendría en las siguientes versiones españolas[2]​ (menos en TBO, donde aparecieron brevemente a mediados de los 70 rebautizados como Los Tebeítos).

Los pitufos hicieron su aparición, como estrictos secundarios, en el episodio La Flûte à Six schtroumpfs, publicado en los números 1047 a 1086 del semanario Le Journal de Spirou, de la serie Johan y Pirluit. En este episodio, Pirlouit encuentra una flauta mágica que le roban más tarde y, ante la necesidad de hacerse con otra, el mago Homnibus envía a los dos amigos a una tierra desconocida, el País Maldito, en donde viven los Pitufos.

En La Guerre des Sept Fontaines (1959), Peyo volvió a introducir a los pitufos de forma prudencial, aunque anecdótica. Los pitufos tenían un gran éxito y con Los pitufos negros inauguraron en julio de ese año una colección de minirrelatos incluidos con "Le Journal de Spirou":[3]

En enero de 1960, La Flûte à Six Trous se editó en álbum con el título de "La Flûte à Six Schtroumpfs" ("La Flauta de los Seis Pitufos"), prueba de las tendencias del mercado.[4]​ Peyo creyó poder prescindir de ellos en el siguiente episodio de Johan y Pirlouit, L'Anneau des Castellac, iniciado en agosto de ese año,[5]​ pero el experimento no fue satisfactorio, ya que las ventas de los episodios "con pitufos" superaban a las de "sin pitufos", como le hizo notar el editor.

En el duodécimo episodio de Johan y Pirlouit, Le Pays Maudit (1964), los Pitufos están omnipresentes en la historia, de principio a fin. Se habían hecho tan populares que provocarían la desaparición casi total de "Johan et Pirlouit", ante la falta de tiempo de su creador para dedicarse a ella por entero.

Sin embargo, no fue hasta 1963, con la historieta Pitufofonía en do, que los pitufos empezaron a aparecer de forma serializada en "Spirou", además de en álbumes publicitarios.[6]

Las nuevas entregas de la serie dejaron entonces de aparecer en la revista "Spirou", pero en noviembre de 1989 se lanzó una nueva revista, Schtroumpf!, dirigida a los más pequeños.

Tras la muerte de Peyo en 1992, la serie continuó con su hijo Thierry Culliford a cargo de los guiones:

En España, sus historietas aparecieron traducidas al castellano en las revistas "Strong" (1969-1971), "TBO" (1974-1975), "Zipi y Zape", "Zipi y Zape Especial" y "Super Zipi y Zape" (1979-1980), "Pulgarcito" (1981-1982) o "Fuera Borda" (1984-1985).[7]​ En formato álbum han sido editados sucesivamente por Argos (1969-1971), Bruguera (1979-1983), Grijalbo (1983-1985), Ediciones B (1991-1992), Planeta-DeAgostini (2006-2007) y actualmente Norma.

En el año 2008, se organizaron diversos actos con motivo de su 50 aniversario, incluyendo una exposición retrospectiva en el Centro Belga de la BD con el título de L'Union fait la Schtroumpf.[1][8]

Los pitufos constituyen una comunidad secreta de pequeños seres azules que viven en setas u hongos en lo profundo del bosque, durante el Medioevo. No usan nombres propios para tratarse entre sí, y tienen todos el mismo tamaño, apariencia y vestimenta (unos pantalones y un gorro frigio blanco, que son rojos sólo para el Gran Pitufo o Papá Pitufo que los lidera), pero entre ellos sí que parecen distinguirse; a pesar de ello existe una serie de personajes recurrentes, que se distinguen por sus virtudes o defectos, por sus aficiones o por alguna otra peculiaridad, y son llamados por ella: tenemos así al Pitufo Gafotas (Pitufo Filósofo en Hispanoamérica), el Pitufo Bromista, el Pitufo Valiente, la Pitufina, el Pitufo Goloso, el Pitufo Gruñón, el Pitufo Manitas, el Pitufo Vanidoso, el Pitufo Poeta, el Pitufo Simple, el Pitufo Perezoso, el Pitufo Labrador, el Pitufo Deportista...

Su lengua entremezcla palabras humanas normales con la palabra "pitufo", usada tanto como nombre, como adjetivo (pitufado/a) o como verbo (pitufar), y que a los humanos suena siempre igual, pero que ellos parecen distinguir sin problemas; por ejemplo, en la historieta El País maldito (1964) un pitufo huye de su hogar para pedir ayuda a Johan y Pirlouit contra "un pitufo que pitufa pitufo", y se genera una discusión tratando de averiguar qué significaban estas palabras, que más tarde revelarían ser "un dragón que echa fuego".

En la mayoría de las historietas protagonizadas por ellos solos, sus enemigos recurrentes y encarnizados son el brujo Gargamel y su gato Azrael.

La banda sonora de la serie de televisión ha recurrido a menudo a notables piezas de música clásica como Scheherezade de Nikolái Rimski-Kórsakov o la Sinfonía n.º 8 (Inacabada) de Franz Schubert (ambientación de suspense, generalmente en presencia de Gargamel).

La obra de Peyo ha suscitado interpretaciones ideológicas dispares, más o menos fundamentadas.

Les Schtroumpfs noirs (1959), por ejemplo, ha sido tachada de racista.[9]

Se ha llegado a afirmar incluso que la misma sociedad pitufa, con su elogio del comunitarismo y el líder supremo, constituye una apología comunista . Según esta interpretación, Gargamel y Azrael serían una clara caricatura del judío y del capitalismo.[8][9]

En 2011 el francés Antoine Buéno publicó El pequeño libro azul: análisis crítico y político de la sociedad de los pitufos, donde recoge estas ideas.[10]

Lo que sí es indudablemente cierto es que Peyo reflejó su visión de lo que le rodeaba en Los pitufos, atreviéndose a retratar la división lingüística de su país en Schtroumpf vert et Vert Schtroumpf, ya en 1972.




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