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Luis XII



Con Ana de Bretaña

Luis XII de Francia (Luis de Orleans) (Blois, 27 de junio de 1462-París, 1 de enero de 1515), rey de Francia, de 1498 a 1515, y que recibió el nombre de padre del pueblo en los Estados Generales de 1506. Hijo de Carlos I de Orleans y María de Cléveris.

Recibió la corona al fallecer su primo Carlos VIII. Se casó en tres ocasiones: con Juana de Valois, con Ana de Bretaña, y con María Tudor, a la que dejó viuda. Del segundo matrimonio tuvo dos hijas: la futura reina Claudia de Francia y Renata de Francia.

Era hijo de Carlos I de Orleans, el príncipe poeta, y de María de Cléveris y bisnieto de Carlos V de Francia. Al quedar huérfano de padre a los tres años, es adoptado por Luis XI, padre de su primera esposa Juana de Valois.

En 1484, descontento con la regencia de Ana de Francia, participa en la llamada Guerra loca y cae prisionero en la batalla de Saint-Aubin-du-Cormier, en julio de 1488. Indultado tras tres años de prisión, sigue a su primo el rey Carlos VIII a Italia, donde fracasará en sus planes de conquistar el ducado de Milán para su propio beneficio. Es lo que se conoce como Primera Guerra de Italia.

En 1476, Luis estaba obligado a casarse con la piadosa Juana de Francia (1464 - 1505), la hija de su primo segundo, Luis XI, quien tenía la mitad de la edad del Rey de Francia.

Al recibir la corona estaba casado (desde 1476) con su prima Juana de Valois, hija de Luis XI y Carlota de Saboya y hermana de Carlos VIII. Juana ha sido canonizada por la Iglesia Católica. El predecesor de Luis XII, Carlos VIII de Francia, murió sin hijos.

Consigue que el papa Alejandro VI Borgia, anule su primer matrimonio al dar al hijo de este, César Borgia el ducado de Valentinois, basándose en que el casamiento había sido impuesto por Luis XI. El matrimonio fue anulado a fin de permitir que se casara con la viuda de Carlos, la exreina consorte, Ana de Bretaña (1477-1514), que era la hija y heredera de Francisco II de Bretaña, en una estrategia destinada a integrar el ducado de Bretaña en la monarquía francesa.

La anulación, que se describe como "una de las más sórdidas demandas del mundo", no fue fácil. Para la anulación, Luis no se basó, como era de esperar, en la consanguinidad (la reserva general para la disolución de un matrimonio en esa época). A pesar de que podía haber presentado testigos que afirmaran que los dos estaban estrechamente relacionados debido a varios matrimonios que los unía, no había ninguna prueba documental, más que las opiniones de los cortesanos. Del mismo modo, Luis no podía argumentar que, para el momento del enlace, no tenía la edad legal de consentimiento (catorce) para casarse: nadie estaba seguro de cuando había nacido, algunos afirman que tenía doce años para el momento de la boda, y otros estiman que tenía entre once y trece. Como no había ninguna prueba real, sin embargo, se vio obligado a presentar otros argumentos. En consecuencia, Luis (para horror de su reina) afirmó que estaba físicamente mal formada, proporcionando una gran variedad de detalles precisos e íntimos; y que, por lo tanto, había sido incapaz de consumar el matrimonio. Juana, como era de esperar, luchó ferozmente contra esta acusación incierta, y presentó testigos que afirmaron haber escuchado a Luis contar: "he montado a mi mujer tres o cuatro veces durante la noche." Él también afirmó que su rendimiento sexual había sido inhibido por la brujería, Juana respondió preguntando cómo era capaz de saber eso, sin haber intentado hacer el amor con ella.

Si el Papado hubiese sido neutral, Juana probablemente hubiera ganado, porque el caso Luis era muy débil. Desafortunadamente para ella, el papa Alejandro VI, por motivos políticos, se pronunció en su contra y le concedió al Rey la anulación; sobre la base de que Luis no se casó libremente, sino que fue obligado a casarse por la insistencia de Luis XI el padre de Juana. Indignada, Juana se hizo a un lado de mala gana, diciendo que ella iba a rezar por su exmarido, y Luis se casó con la exreina igualmente reticente, Ana.

Ana se casaría con su sucesor, garantizando así a los reyes franceses de manera permanente la anexión de Bretaña. Hizo un pedido de anulación de su boda con Juana de Francia, hermana de Carlos, al Papa Alejandro VI para poder conseguir que la poderosa Bretaña continuase unida a Francia, casándose con Ana. Su esposa Juana era hermana de Carlos, segundo esposo de su segunda esposa Ana, en ese momento eran concuñados.

Se casó con Ana de Bretaña; viuda de su antecesor y primo, Carlos, este murió en 1498 en un torneo. Luis era Luis de Orléans, primo de Carlos, y heredero del trono, y se convirtió en rey bajo el nombre de Luis XII.

Cuando Carlos VIII murió en 1498, Ana contaba con 21 años y no tenía hijos. Legalmente, estaba obligada a casarse con el ahora nuevo rey, sin embargo Luis XII ya estaba casado, con Juana, hija de Luis XI y hermana de Carlos VIII. El 19 de agosto de 1498, en Étampes, accedió a casarse con Luis si obtenía la anulación de Juana en el plazo de un año. Si Ana había apostado a que dicha anulación nunca llegaría, perdió, ya que el primer matrimonio de Luis fue disuelto por el papa antes de finalizar el año.

Mientras tanto, en octubre de 1498, Ana regresó a sus dominios de Bretaña. Restauró a su fiel Philippe de Montauban en la Cancillería de Bretaña, nombró al príncipe de Orange como Teniente General Hereditario de la Bretaña, convocó a los Estados de Bretaña, y ordenó la producción de una moneda con su nombre. Aprovechó la oportunidad para visitar muchos lugares del ducado, que nunca había podido conocer de niña. Entró triunfante en las ciudades del ducado, donde sus vasallos la recibieron espléndidamente.

La ceremonia del tercer matrimonio de Ana, el 8 de enero de 1499 (que vestía de blanco, sentando un precedente para futuras novias), se celebró bajo condiciones radicalmente diferentes de las de la segunda. Ya no era una niña, pero era una reina viuda, y estaba decidida a asegurar el reconocimiento de sus derechos como duquesa soberana de ahora en adelante. A pesar de que su nuevo marido ejercía poderes del soberano de Bretaña, se le reconoció formalmente su derecho al título de "duquesa de Bretaña" y a tomar decisiones en nombre propio.El matrimonio era tirante al principio,pero luego se estrechó por un amor afectuoso

Como duquesa, Ana defendió ferozmente la independencia de su ducado. Arregló el matrimonio de su hija, Claudia, con Carlos de Habsburgo en 1501, para reforzar la alianza franco-española y asegurar el éxito de Francia en las guerras de Italia, sin embargo, Luis rompió el matrimonio cuando se hizo probable que Ana no daría a luz a un heredero varón. En cambio, Luis arregló un matrimonio entre Claudia y el heredero al trono de Francia, Francisco de Angulema. Ana, decidida a mantener la independencia bretona, se negó a consentir dicho matrimonio; el cual finalmente, tuvo lugar después de su muerte.

Tuvieron dos hijas, además de otros que fallecieron:

Luis XII también tuvo un hijo ilegítimo Michel de Bucy arzobispo de Bourges en 1505, que murió en 1511 y fue enterrado en la catedral de Bourges.

Por la ascendencia de su abuela consideraba tener derechos sobre el Ducado de Milán, conduciendo a Francia nuevamente a varias guerras en Italia. Aunque al principio obtuvo varias victorias, luego, sus numerosos enemigos, como el papa Julio II, Inglaterra, Fernando II de Aragón y Venecia, lo obligaron a abandonar sus pretensiones sobre Milán.

Las guerras en Italia habían hecho subir los precios y devaluar la moneda en Francia. Los campesinos que sólo tenían tierras se enriquecieron vendiendo sus productos mientras que los nobles, perdiendo valor su dinero en efectivo, tuvieron que vender sus tierras a muy bajo precio, ganando de nuevo fuerza en los estamentos la gran burguesía.

El 22 de septiembre de 1504, firma el tratado de Blois, que los Estados Generales de Tours anularán a petición suya en 1506. En ese momento acuerda el matrimonio de su hija Claudia con el que será más adelante Francisco I.

Las guerras que hubo durante el reinado de Luis XII se desarrollaron sobre todo en suelo italiano. Sin embargo, algunas de las batallas tuvieron lugar en el interior de las fronteras francesas. En 1512, Fernando II de Aragón ocupó del Reino de Navarra. En 1513, los Suizos asedian Dijon. En agosto del mismo año, los ingleses vencen en la Batalla de Guinegate. En tratados separados, entre los que está el polémico tratado de Dijon, Luis XII desmembra la Santa Liga.

Al enviudar, el cardenal Wolsey negoció un tratado de paz con Francia, y se vuelve a casar el 9 de octubre de 1514 en la catedral de Abbeville, Francia, con María Tudor, hermana del Rey Enrique VIII de Inglaterra, que entonces contaba sólo con dieciocho años; él tenía cincuenta y dos.

María fue descrita por el embajador de Venecia, como "Un paraíso: alta, delgada, de ojos grises, y dueña de una palidez extrema". Llevaba su sedosa cabellera rojiza-dorada suelta hasta la cintura.[1]

A pesar de dos matrimonios anteriores, el rey no tenía hijos vivos y con esta boda tenía la intención de concebir un heredero para su trono, y también, tal vez, establecer para sus descendientes una futura pretensión al trono inglés. Sus planes no se concretaron. No tuvieron hijos, ya que el matrimonio apenas duró 3 meses, muriendo el rey en París el 1 de enero de 1515 supuestamente por "sus esfuerzos en el dormitorio".[2]

Le sucedió en el trono su yerno y sobrino segundo Francisco I, casado con su hija Claudia de Francia.

María regresó a Inglaterra; no obstante, fue conocida generalmente por sus contemporáneos ingleses como la Reina de Francia.

Luis murió el 1 de enero de 1515, y fue enterrado en la Basílica de Saint Denis. Debido a la tradición de la ley sálica, que no permitía a las mujeres heredar el trono de Francia, fue sucedido por su sobrino segundo el hijo de su primo hermano, Francisco I (que también era su yerno), quien fundó su propia línea dinástica de reyes franceses.




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